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Jennifer Connelly y Tom Cruise, en una escena de Top Gun: Maverick, ya en los cines

Jennifer Connelly y Tom Cruise, en una escena de Top Gun: Maverick, ya en los cinesParamount

Crítica de cine

'Top Gun: Maverick': Tom Cruise despega con éxito rumbo a la nostalgia

Tom Cruise retoma, 36 años después, su papel de Maverick en Top Gun. Su secuela invita a la nostalgia... y a la envidia

Me voy a permitir despegar esta crítica de Top Gun: Maverick con un absurdo combate personal con Tom Cruise. Si Maverick, su icónico personaje, hace lo que le viene en gana, por qué no lo voy a hacer yo también después de ver la película. Si su ego extiende cheques que su cuerpo no puede pagar, por qué no los voy a extender yo también. Así que voy a enumerar todas las cosas en las que soy mejor que tú, Tom. La primera, que soy más alto. La segunda… Pues ya no hay segunda. Ni tercera. La lista termina ahí. Podría argüir que soy más joven, pero no lo soy. Simplemente nací después. El (asquerosamente) joven eres tú, Tom.

Top Gun es de 1986. Top Gun: Maverick, de 2022. Entre una y otra han volado 36 años. Sí, 36. Tom Cruise tenía 23 años en la primera y ahora está a punto de cumplir 60. Sí, 60. No importa. Maverick, Tom, puede pilotar un caza con tanta soltura que solo le falta controlar el avión con una mano y apoyar el otro brazo en la ventanilla. Maverick, Tom, es capaz de arreglar una aeronave. Y de marcar músculo jugando al fútbol americano en la playa entre los músculos que marcan compañeros de reparto que han nacido mucho después que él.

¿Que si uno siente nostalgia al ver Top Gun: Maverick? Claro. Pero, al menos en mi caso, también envidia. Maverick, Tom, sí que es un superhéroe. Y cuando empiezo a asimilar que solo le puedo ganar en altura, va y asciende a toda velocidad para hacerme pequeño.

Por si fuera poco, en la muy tardía secuela del clásico ochentero, Maverick tiene como superior a Jon Hamm, el imponente actor que dio vida al atormentado Don Draper de Mad Men. A este no le gano ni en altura. Y la chica de Maverick es ahora Jennifer Connelly. Aunque también haya pasado de los 50, es la chica de Maverick, no la mujer, porque se ve que Jennifer Connelly, como Jon Hamm, ha estado bebiendo agua del mismo manantial de la eterna juventud que Tom Cruise en los últimos 36 años.

Es triste que Kelly McGillis, por quien sí ha pasado el tiempo, no aparezca en Top Gun: Maverick. Y que Val Kilmer, Iceman, lo haga durante tan poco tiempo y en tan difíciles circunstancias de salud por las secuelas de su cáncer de garganta. Su encuentro con Maverick, mediado el metraje, está bien resuelto y vuela directo a la emoción. Ahí hace diana el filme de Joseph Kosinski.

'Top Gun: Maverick', más de dos horas que se pasan en un vuelo

Top Gun: Maverick, que se extiende más allá de las dos horas y cuarto que se pasan en un vuelo, se maneja con igual destreza por el aire, con sus espectaculares escenas supersónicas, que por la tierra. Como espectador sospecho que tomo el rumbo inverso al de la mayoría: me interesa más lo que pasa ahí, en el suelo y despacio, que por el cielo y a toda velocidad. Es sobre suelo firme donde mejor se asienta la desconfianza de Rooster (aquí Miles Teller no está a la altura de su magnífica composición en la impecable Whiplash), el hijo del recordado Goose de Top Gun, con Maverick. Y es también en el suelo donde Jennifer Connelly abraza, con su melena al viento, a Tom Cruise.

Si hubieran de pasar otros 36 años para otra película de Top Gun, tengo claras dos cosas. Una, que si Maverick logra salvarse en Top Gun: Maverick –habrá que verla para comprobarlo–, Tom Cruise podría perfectamente volver a pilotar un caza con 96 años previa operación de cataratas. Y dos, que si hay que aguardar tanto tiempo, no estaría mal esperar entre los brazos de Jennifer Connelly con su pelo al viento rozando la cara.

Acabo de caer en un detalle: que Jennifer Connelly no va a leer esto y mi mujer seguro que sí, así que soy yo el que va a salir volando en cuanto lo lea. Maverick, si estás por ahí arriba, ¿te importaría salvarme? Tom, llámame cobarde pero, ahora que lo pienso, la verdad es que tampoco me pareces tan bajito…

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