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Imanol Arias, en su polémica entrevistaTeleBilbao

La semana de la tele

Imanol baja el volumen

El actor nunca había chillado tanto como lo hizo en TeleBilbao esta misma semana. Después dio marcha atrás

Muchos años atrás, una revista satírica publicó una viñeta en la que se aludía a una serie protagonizada por Imanol Arias. Decía más o menos así: «Televisores inteligentes que bajan el volumen cuando gritan los de Brigada Central».

Pues bien, Imanol nunca había chillado tanto como lo hizo en TeleBilbao esta misma semana. Metió una rajada descomunal contra RTVE, sus trabajadores y el PSOE, al que acusó de censurar la que un día fue la serie favorita de millones de españoles. Pero como si él hubiese mudado en Resines, y Cuéntame fuese Los Serrano, a las pocas horas se despertó y dijo que aquello había sido un mal sueño de una noche de (casi) verano. Que había mentido. Vamos, que bajó el volumen hasta el mínimo. El problema es que ahora es demasiado tarde, que cantaba uno de la ceja: siempre nos quedará la duda de qué parte de verdad hay en la mentira del que dio –y da– vida a Antonio Alcántara. Cuéntame qué te pasó por la cabeza, Imanol, para rajar de esa manera.

Haga lo que haga, ocurra lo que ocurra en la serie de ahora en adelante (en su corto adelante), Imanol Arias ya ha escrito su final en Cuéntame cómo pasó. Y, por cierto, ha resultado ser bastante más sonado que el que los guionistas le depararon, con esa muerte por coronavirus copiada de El Padrino.

Hace un año, con ocasión precisamente de ese óbito futuro, TVE planteó en su web una encuesta para elegir las diez mejores frases de la larga trayectoria televisiva y vital de Antonio Alcántara. Ahora las releemos y pensamos que la mitad de ellas, algunas con variantes y otras tal cual, serían apropiadas para titular este artículo. Pasen y lean:

–¡Me cago en la cuna que me arrolló!

–¡Me cago en la leche, Merche!

–¡Eres un tontolaba!

–Cállese, Doña Herminia.

–Cogitatus, Carlos, mucho cogigatus.

Imanol es, desde estas declaraciones, culpable por la Ley del Audiovisual Progresista con el agravante de que se ha rebelado además contra el Gobierno bonito. Le harán cumplir una penitencia que aún desconocemos. Eso es seguro, y de ahí el comunicado de la productora de Cuéntame y su rectificación intentando paliar la pena con un arrepentimiento inmediato.

En todo caso, no estamos ante su final. Porque si alguien sabe resurgir después de ser culpable es El Lute. Y, hagan memoria, Imanol fue El Lute. Así que lo recomendamos que respire hondo y a otra cosa mariposa. Por un tiempo. Por ejemplo, que se lo lleve Jesús Calleja a ver planeta cara a su próxima temporada o aún mejor, que lo paseo por ese León que comparten como tierra natal para un episodio extra de Volando voy, ahora en cartelera en Cuatro.

El protagonismo de este resumen televisivo se lo ha ganado Imanol, que ha dejado como actores secundarios de esta pieza periodística a Rafa Castaño, Paz Padilla y Marta Peñate.

Mis disculpas de entrada a Rafa Castaño por haberlo incluido en tan peculiar triunvirato, precisamente a él, el «yo soy Espartaco» que está amenazando al emperador de Pasapalabra, Orestes. El burgalés ya estaba en modo vacaciones desde hace semanas, pensando que Antena 3 lo dejaría tranquilo hasta después del veranito, colocando rivales de transición uno tras otro, cuando de repente le han calzado a su vera al sevillano Castaño. Es el equivalente a tener la maleta echa para irte de vacaciones al Caribe y que tu jefe te llame para enviarte a currar en Ucrania.

Decíamos que lo de Imanol ha eclipsado también a Paz Padilla, cuyo sorprendente regreso a Telecinco anunciaba Mediaset en medio de la tormenta Antonio Alcántara. Su reencuentro televisivo con la autoproclamada Princesa del Pueblo va a tener audiencia de final de Champions.

Para rematar la semanita («¡vaya semanita!», que diría el vasco) me entero de que Marta Peñate, una gritona insoportable y desquiciada a la que hubo que sufrir en Gran Hermano y La isla de las tentaciones, una de esas personas adultas que te hacen valorar las virtudes del silencio más que un niño de cuatro años, se ha convertido en la estrella de Supervivientes. De esto último, poco que decir. Bueno, algo sí: «Apaga y vámonos, Merche, apaga y vámonos».