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Miguel Ríos y Mercedes Milá, después de la entrevistaMovistar+

'Milá vs. Milá'

El instrumento que Miguel Ríos está aprendiendo a tocar a los 77

El músico granadino cerró la segunda temporada del programa de Mercedes Milá en #0

Han pasado 60 años que Miguel Ríos se fue de Granada a los 17 años camino de Madrid mientras su madre lloraba en al andén del tren. El andaluz, el séptimo de nueve hermanos, es hoy un mito viviente del rock español que se niega a vivir de rentas. Así se lo contó a su amiga Mercedes Milá en el último programa de la segunda temporada de Milá vs. Milá (#0).

«Pensé de verdad que lo podría haber dejado. Es acojonante, pero lo podría haber dejado si no tuviese facultades, si sintiera vergüenza», confesó a la catalana. Se refería a su gira de despedida, Bye Bye Ríos, realizada en 2010 y que fue un cierre en falso de su carrera, que ha continuado. Se siente en plenitud y por eso sigue. Eso sí, ya no le mueve la causa de antaño. «Hubo un tiempo en que la motivación profunda era gustar», confesó. Gustar a las mujeres, aclaremos.

Hablaron de adioses, como ese bye bye con marcha atrás, pero también de los inicios. Como cuando en 1964 rodó su primera película, Dos chicas locas, locas, dirigida por Pedro Lazaga, junto a las gemelas Pili y Mili. «Hacía cine porque veía a Elvis, que era también un pésimo actor. Era mi ayatolá», contó Ríos.

Rememoraron su primera detención, por la Brigada Especial de Estupefacientes. Estuvo 27 días preso por «fumarse un canuto» a finales de los años 70. «El vía crucis no es el talego. El vía crucis es la Dirección General de Seguridad. Estaba la policía más viciosa del planeta. Era gente que estaban acostumbrada a torturar sin mover un músculo. El terror que sentías nada más bajar las escaleras. Ese edificio debe ser el más siniestro… Yo cuando he ido ya en democracia a lo que es hoy día la Comunidad de Madrid me dan unos escalofríos…». Se sorprende Ríos al verse en unas imágenes antiguas en las que fuma (tabaco) en un plató. Lo dejó porque un médico le informó de que tenía un enfisema y seguiría creciendo si no abandonaba el vicio.

Sabido es que los viejos rockeros nunca mueren, pero en el caso de Miguel Ríos también podríamos añadir que nunca dejan de aprender. «Estás estudiando…», planteó Mila, y el granadino, que tenía 77 años en el momento de la entrevista [el pasado 7 de junio cumplió 78], recogió el guante. Sí, está estudiando guitarra: «Empecé en la pandemia con clases online. Y después ya presenciales». «Me he echado dos bolos benéficos, que hacemos con un combo que hemos hecho, que se llama Doctor Ríos, porque soy doctor honoris causa de la Universidad de Granada [en 2016]. Estamos tocando cinco o seis canciones. De las mías, toco El himno de la alegría», detalló a continuación. «Lo que más me gusta es ensayar y coger la guitarra…», añadió.

No es nostálgico Ríos. «Ahora se hace mejor rock que nunca. La gente toca mejor ahora. Lo que ha cambiado es el vehículo por el que esa corriente llega a la gente. Ahora no hay prescriptores, o no tienen la misma fuerza», argumentó, antes de recomendar el grupo de su hija Lúa, Gold Lake.