Cuando se hacen listas sobre las mejores películas bélicas, ningún filme puede destronar del primer puesto a Salvar al soldado Ryan. Esto es por su retrato cercano de la experiencia de una guerra. Steven Spielberg narra las peripecias de un pelotón liderado por el general Miller (interpretado por Tom Hanks) en busca del soldado Ryan (interpretado por Matt Damon). No se trata de cualquier combatiente, debido a que sus tres hermanos habían caído en combate y era preciso ponerlo a salvo. El guionista Robert Rodat se basó en el caso de los hermanos Niland, granjeros neoyorquinos que combatieron en la Segunda Guerra Mundial: dos murieron, uno fue dado por muerto y el restante, Frederick, fue repatriado por el Departamento de Guerra. Tiempo después se supo que Edward, el Niland que se creía muerto, había sido apresado por el ejército japonés en un campo de concentración en Birmania. Por otra parte, la película empieza con el desembarco del ejército de los Estados Unidos en la playa de Omaha, iniciando la batalla de Normandía. Aquel 6 de junio de 1944, hoy denominado el Día D, fue el principio de la liberación de los territorios de Europa Occidental que estaban bajo la ocupación de los nazis. El Día D ya había sido el eje de películas como The Longest Day, protagonizada por John Wayne, pero nunca antes con tanto nivel de crudeza y realismo. Spielberg supo sumergir al espectador en el caos desatado en aquella playa, con disparos, explosiones, sangre, muerte y lucha. Spielberg y Hanks volverían a explorar la Segunda Guerra Mundial en las series Band of Brothers y The Pacific. Sin embargo, Salvar al soldado Ryan continúa siendo insuperable. Un paradigma de las películas de guerra.