Fundado en 1910

Brad Pitt y Morgan Freeman protagonizaron Seven en 1995

Historias de película

Los 7 pecados capitales del rodaje de 'Seven'

David Fincher, que este domingo cumple 60 años, dirigió uno de los grandes thrillers del cine moderno

No haber visto Seven se puede considerar un pecado capital. Y haberla visto una sola vez, un pecado a secas porque se trata de una de las mejores películas de los años 90 y uno de los títulos imprescindibles dentro del género del thriller psicológico.

Gula

El cuerpo de la primera víctima de Seven, el relacionado con el pecado capital de la gula, es en realidad el de Andrew Kevin Walker, guionista del filme.

Avaricia

Por interpretar al detective Mills, Brad Pitt recibió 7 millones de dólares (a millón de dólares por pecado capital). El número 7, por cierto, también es icónico en varios momentos de Seven. La llamada que anuncia a Mills el primer asesinato se produce exactamente a los 7 minutos de metraje. Y justo a 7 minutos del final es cuando Somerset (Morgan Freeman) advierte a Mills (Brad Pitt) con la frase «Él ganará».

Pereza

Guillermo del Toro era una de los candidatos de la productora para dirigir Seven, pero el realizador se autodescartó porque no quería verse involucrado en una historia con una oscura visión del mundo.

Lujuria

El término lujuria quizá sea excesivo para definir la relación entre dos de los protagonistas de Seven pero, de entre los pecados capitales, es el que más se ajusta a la realidad. Brad Pitt y Gwyneth Paltrow no solo eran pareja en la ficción, sino que también lo fueron en la vida real durante varios años. Gwyneth Paltrow era la primera opción para encarnar el papel de Tracy, pero la actriz desistió inicialmente formar parte del proyecto. El director David Fincher pidió a Brad Pitt que la convenciera. Y eso es lo que hizo.

Soberbia

Lo más parecido a la soberbia en el rodaje de Seven tal fue hacer que lloviera. Una de las señas de identidad que ayudan a crear esa atmósfera especial y desasosegadora de Seven es la lluvia, que está presente en todos los días que reproduce el filme salvo en el último. La razón principal es que llovió realmente en el primer día de rodaje de Brad Pitt y, por motivos de raccord (continuidad entre los planos) y de agenda (Brad Pitt tenía que rodar sus escenas rápidamente para incorporarse al rodaje de 12 monos), se decidió simular la lluvia en buena parte del metraje.

Envidia

La que sintieron los actores y actrices que rechazaron participar en el proyecto después de ver el éxito de la película. Por ejemplo, Denzel Washington, que no quiso aceptar el papel que finalmente interpretaría Brad Pitt porque la película le parecía oscura. Sylvester Stallone también se arrepentiría de rechazar ese mismo personaje. Y Al Pacino de no encarnar a Somerset (Morgan Freeman) para poder protagonizar City Hall, la sombra de la corrupción.

Ira

La que sintió Brad Pitt al romperse el brazo durante la secuencia de la persecución de Mills al asesino bajo la lluvia. De ahí que el actor aparezca con el brazo escayolado, un detalle que tuvo que incluirse en el guion. E ira también es lo que debieron de sentir David Fincher, Brad Pitt y Morgan Freeman cuando vieron que el productor Arnold Kopelson había cambiado el final de la película. Los tres pidieron que se volviese al final que aparecía originalmente en el guion (el que conocemos) o no harían la película. Y así fue. Cambiar el final sí que habría sido un pecado capital…