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Viajaba junto a su hija Estefanía, quien se enteró dos días más tarde de la muerte de su madre

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Grace Kelly: una vida de película, una boda de princesa y una razón poco conocida de su accidente

El 14 de septiembre de 1982, la princesa abandonó su residencia favorita de Roc Angel acompañada de su hija Estefanía

Pocas princesas viven felices para siempre y pocas historias terminan como se imaginan. Sin duda, este fue el caso de la actriz Grace Kelly, que se casaría con la realeza europea poco antes de encontrarse con su muerte prematura en una carretera montañosa de Mónaco.

Detrás de su majestuosa fachada había una realidad imperfecta (pero nunca aburrida) que eventualmente haría añicos la existencia de cuento de hadas que el mundo creía conocer. De hecho, el director de cine Alfred Hitchcock había visto destellos del lado oscuro de la hermosa protagonista de Hollywood y una vez la describió como un «volcán cubierto de nieve, lleno de fuego bajo el hielo».

Nunca fue suficiente

Nacida el 12 de noviembre de 1929 de Jack Kelly, un rico contratista de construcción de Filadelfia (y excampeón olímpico) y su esposa Margaret, Grace Patricia Kelly se vio constantemente obligada a competir por la atención de su padre entre sus otros tres hermanos. Era un hombre hecho a sí mismo, exudaba una confianza extrema y nunca dejaba de dominar a nadie a su alrededor... incluidos sus hijos.

Incluso su eventual victoria en los Oscar no pareció atraer del todo su atención. Cuando se le preguntó la mañana después de la gala en la que su hija se llevó a casa la estatuilla por su papel en La angustia de vivir, Jack Kelly respondió: «Pensé que sería Peggy –en referencia a su hija mayor, su favorita. Cualquier cosa que Grace pueda hacer, Peggy siempre puede hacerlo mejor. Simplemente, no me creo que Grace ganase. De mis cuatro hijos, ella es la última que esperaría que me mantuviera en mi vejez».

Para pagar sus estudios de interpretación se ganaba la vida como modeloGTRES

A Europa y Nueva York

Cuando era adolescente, Grace asistía a una escuela monástica cercana dirigida por las Hermanas de la Asunción. A la edad de 14 años, la tímida niña se trasladaría a la Academia Stevens en Chestnut Hill, Pensilvania, donde uno de sus instructores recordaría: «realmente no estaba interesada en el rendimiento escolar, le dio prioridad al teatro y a los niños».

Una vez graduada y, antes de ir a la universidad de Arte Dramático de Nueva York, la joven Grace eligió viajar por Europa. Sus escépticos padres –que tuvieron que mover algunos hilos para que entrase en la prestigiosa escuela que contó Katherine Hepburn, Spencer Tracy y Kirk Douglas entre sus alumnos– acordaron pagar solo la matrícula de un año. Para pagar sus propios gastos, la laboriosa Grace encontró trabajo como modelo de moda e, incluso, fue seleccionada como chica de portada para varias publicaciones. Al mismo tiempo comenzó una relación con uno de sus profesores, algo que sus progenitores desaprobaban no por la diferencia de edad existente entre ellos o porque estuviera casado, sino porque era judío.

Las habilidades interpretativas de Grace comenzaron a hacerse notar cuando actuó en muchas presentaciones en vivo y en televisión, incluido su debut en Broadway como la hija de Raymond Massey en El padre. Esto la llevó a protagonizar junto a Gary Cooper la exitosa Solos ante el peligro. La película también supuso el idilio de ambos, aunque, más tarde se enamoraría de Clark Gable –a quien conoció en Mogambo–, Ray Milland, Jean-Pierre Aumont, Bing Corsby y William Holden.

Cannes y el príncipe

Grace Kelly asistió al Festival de Cine de Cannes en mayo de 1955 y fue Pierre Galante, editor de revistas de moda de la actriz Olivia de Havilland, quien improvisó la reunión con el príncipe Rainiero III de Mónaco, de 31 años.

El príncipe quiso conocer a la actriz y se presentó en el hotel en el que se hospedaba. Ella volvió a Estados Unidos para rodar The Swan, pero Rainiero estaba decidido a conquistarla. En 1954, con tan solo 25 años, la joven ganó un Oscar a la mejor actriz principal por La angustia de vivir. Por esa época la actriz y el príncipe ya se estaban conociendo, él la visitaba a Estados Unidos cada vez que podía y se escribían de manera constante.

Hizo realidad el cuento de hadas al casarse con el Príncipe RainieroGTRES

La última película en la que participó antes de que se casara con Rainiero fue Alta sociedad, en la cual uso el anillo de pedida de 10,47 quilates que le regaló. Acordaron que el día que se dijeran «sí, quiero» esta debería dejar su trabajo, aunque fuera una de sus pasiones, porque no era compatible con el papel de ser la princesa de Mónaco. En 1956 se comprometieron y, tras el que fue denominado como «el evento del siglo», su boda, se dedicó en cuerpo y alma a sus hijos y a Mónaco.

Aquel día de septiembre

El 13 de septiembre de 1982, mientras conducía su propio coche de camino a Roc Agel, tuvo un fatal accidente tras sufrir un ataque cardiaco que acabó con su vida al día siguiente. Estefanía, Carolina y Alberto se quedaban huérfanos, al igual que el pueblo monegasco, quien adoraba a la Princesa tanto como sus propios hijos. Rainiero se convirtió en el «viudo de Europa» y nunca superó la pérdida.

La imagen de Rainiero en el funeral de la Princesa junto a dos de sus hijos dio la vuelta al mundoGTRES

La residencia en el municipio de Peille, en el monte Agel, fue el nido de amor de Grace y Rainiero III de Mónaco. Lamentablemente, también está ligada a la historia trágica de la familia. Grace y Estefanía fueron trasladadas de inmediato al hospital de Mónaco para recibir tratamiento por sus heridas. A la otrora actriz se le realizó una cirugía pulmonar para detener la hemorragia interna que tenía, además de las múltiples fracturas de clavícula y costillas.

Pese a que las solucionaron, nada pudieron hacer por ella, debido a la hemorragia cerebral irreversible que le provocó el accidente. La casa real intentó encubrir el alcance de sus heridas, pero finalmente a las diez de la noche del 14 de septiembre de 1982, falleció.

Días después, casi 100 millones de personas siguieron su funeral a través de televisión. La imagen de Rainiero roto de dolor junto a sus hijos Carolina y Alberto apoyándole en estos duros momentos dio la vuelta al mundo. La gran ausente fue Estefanía, aún ingresada por las heridas sufridas. No le informaron de la muerte de su madre hasta dos días después del desgraciado accidente.