Fundado en 1910

Entrevista

Antonio Jiménez: «A Sánchez le prepararía unos espaguetis a la 'puttanesca' con mucha guindilla»

«Le haría algún plato que le calmase y le bajara de ese pedestal en el que está elevado», explica el director y presentador de El Cascabel en TRECE y colaborador de El Debate

Cercano, natural y afable en el trato, la única distancia que marca con su interlocutor Antonio Jiménez, director y presentador de El Cascabel en TRECE y colaborador de El Debate, procede de su extraordinaria estatura. De la física, porque Antonio Jiménez también es un hombre de talla grande en lo personal y en lo profesional, como demuestra cada noche de lunes a jueves en El Cascabel y como viene demostrando desde hace muchos años en esa televisión con la que dice estar casado y en esa radio a la que define como su «novia». Cuando uno sale a su encuentro y estrecha su mano infinita percibe, como en toda la charla posterior, que en realidad es Antonio Jiménez quien lo recibe en su casa. Igual que ocurre cada noche en El Cascabel.

Contar la verdad es cosa de catastrofistas. Es el título de uno de los últimos artículos que ha publicado en El Debate. ¿Es difícil contar la verdad en la televisión ahora mismo?

–Depende de en qué televisión. Yo, sinceramente, en TRECE creo que podemos contarla abiertamente y de hecho lo hacemos. Siempre digo que la verdad está asociada a la honestidad y si el periodista se comporta de manera honesta, sabe que tiene que contar siempre la verdad por encima de cualquier otra consideración. Incluso por encima de sus principios, en este caso su ideología. En El Cascabel, como en el resto de programación de TRECE, buscamos precisamente es eso desde que partimos, desde la honestidad para llegar siempre a la verdad, que es de lo que se trata en este oficio.

–¿Se pasan más rápido dos horas y media de programa con un gobierno como el que tenemos ahora?

–Creo que a veces se hace largo y pesado porque inevitablemente tienes que acudir a lugares comunes. Es un gobierno que te lo pone fácil en el sentido de que no es difícil criticarlo dado que hace méritos para ello. Sobre todo si partimos de los principios morales y éticos que pueden inspirar a una televisión como TRECE. Es difícil buscar algún ápice de positividad en lo que hace el Gobierno, pero también es entretenido en la mayoría de las veces.

–Jose Luis Pérez, su compañero en TRECE, nos contó aquí que el insulto procuraba responderlo con datos y con argumentos. ¿Cómo lo intenta responder Antonio Jiménez?

–Al insulto no hay que responder con otro insulto. Eso sería caer en la vulgaridad más extrema y es algo que en TRECE rehuimos por encima de cualquier cosa. Lo mejor es hacerlo siempre, efectivamente, con datos y con hechos. Hay un lema que seguimos todos los periodistas y es que los los hechos son sagrados y las opiniones son libres, aunque también injustas muchas veces.

–En una vida hay muchas vidas. ¿Es esta la mejor vida profesional de Antonio Jiménez?

–Pues mira, no sé. Siempre he sostenido que estaba estuviera casado con la televisión, pero es verdad que la radio ha sido mi novia, mi amante, mi forma de entender la comunicación audiovisual. Y siempre me ha gustado mucho más la radio que la televisión. Quizá porque la radio es más sencilla, hay menos artificio. La televisión te obliga a veces a adoptar posiciones que no se corresponden con la naturalidad, lo que no quiere decir que sea todo impostado. Pero sí me gusta más la agilidad, la sencillez y la naturalidad que la radio te permite y no la televisión, donde está mucho más encorsetado. Es una etapa muy agradable y muy positiva desde el punto de vista personal y profesional, pero creo que también he disfrutado mucho de otras.

El Cascabel, como su programa en su anterior cadena, tiene también algo de radio para la televisión...

–Yo lo estuve haciendo. Fíjate en mi anterior vida profesional. Precisamente en la anterior etapa de televisión hubo un momento en el que estuvimos haciendo un programa de radio que se emitía por por televisión. Creo que cada medio tiene su singularidad y su especialidad y no podemos suplantar la realidad. La televisión es imagen y la radio es el sonido y la ilusión que provoca o la imaginación que suscita. ¿Es posible buscar fórmulas que valgan para los dos medios? Sí. De hecho, El Cascabel es un programa de radio que se hace en televisión. Al fin y al cabo, los debates de televisión son muy estáticos y como tales pueden perfectamente ser asimilados por la radio. En el fondo no deja de ser radio televisada.

–Ya han pasado unos cuantos años desde ese cambio de etapa. Con la distancia que marca el tiempo, ¿cómo recuerda aquellos días?

–Fueron unos días y momentos difíciles. Yo dejaba una televisión en la que habíamos hecho un trabajo extraordinario. Motivos económicos son los que suscitan todo y hacen que estas cosas lleven a una nueva etapa. Es duro porque dejas gente con la que has trabajado, con la que has conseguido unas metas inimaginables cuando empezábamos aquel programa de El gato (al agua), un referente desde el punto de vista político y de debate en España, con seguidores acérrimos y con una fidelidad extraordinaria.

–¿Cómo es el trato de la gente con usted por la calle?

–Es lo más agradecido que uno pueda tener en esto. Es de las cosas que me animan. La mayoría de la gente que te saluda no es para abroncar o para criticarte. Eso los hay también pero, seguramente por respeto y educación, cosa que agradezco, no se atreven a dar ese paso y normalmente a los que lo hacen es para felicitarte y decirte que están encantados de que haya un programa de estas características que tiene mucho que ver con lo que ellos piensan y opinan.

–¿Qué es lo más gracioso que le han dicho por la calle?

–Lo que más sorprende a la gente es mi estatura. Me pude dedicar al baloncesto, pero fui un desastre y no tuve ninguna oportunidad. Pero lo intenté, que conste. Lo que más agradecen las personas que pueden reconocerte es la naturalidad y la espontaneidad. Que seas como eres en la vida. Procuro ser igual, tanto en el trabajo como en la vida cotidiana, en mis relaciones con la gente.

Antonio Jiménez dirige y presenta El Cascabel de lunes a jueves en TRECEJorge Ruiz

–¿Qué le gusta ver en la televisión?

–Cine. Y acontecimientos y directos. Por supuesto, los programas informativos. El fútbol lo veo muchísimo.

–¿Cuáles son sus películas favoritas?

–Suelo ver películas de suspense. La última que he visto que me ha encantado: El último refugio (High Sierra). Es una película de Raoul Walsh. La vi en TRECE, en el programa Classics. Creo que nunca se ha hecho mejor cine. El cine negro. Yo no sé si ahora es políticamente incorrecto decirlo, pero ese cine en blanco y negro, de suspense, de gánster, es magnífico. Es de lo mejor que se ha hecho siempre. Disfruto con ese tipo de películas, alguna comedia también, pero fundamentalmente suspense.

–Acaba de hablar de lo políticamente correcto. ¿Cómo se gestiona el exceso de corrección política cuando se está al frente de un programa de televisión?

–Mal, porque tienes que morderte la lengua muchas veces. Hay veces que te pide el cuerpo decir alguna barbaridad en orden y línea con lo que tú has escuchado. Antes decíamos que al insulto no hay que responder nunca con un insulto. El cuerpo no es que te pida insultar, pero sí decir algo contundente, más fuerte, que sea de mayor calado. Y a veces te cuesta no descalificar a alguien. Hay políticos de los que forman parte del Gobierno con los que es difícil contenerse.

–¿Quién es para usted el mejor colaborador de la televisión?

–Fíjate, creo que la gente con la que nosotros trabajamos ahora mismo es de un gran nivel: el director de El Debate, Bieito Rubido; Paco Rosell, gente como José Francisco Serrano Ojeda, Ignacio Sánchez Cámara... Son necesarios porque realmente sus opiniones tienen un peso y un fuste que hacen falta.

Antonio Jiménez es colaborador de El DebateJorge Ruiz

–¿Cómo es el proceso de escritura de sus columnas en El Debate?

–Siempre recuerdo los viernes por la mañana una frase que acuñó precisamente uno de los grandes colaboradores que tiene El Debate. Alfonso Ussía escribió hace ya tiempo sobre el temblor diario que sentía cada vez que se ponía delante de la máquina. Antes no había ordenadores ni nada para poder sacar adelante su artículo. En su caso, con más razón porque todos los días tenía que hacer un artículo. Es muy duro eso. Y tiene un mérito extraordinario. Por eso admiro mucho a todos los columnistas y especialmente a los que a diario tienen que cumplir con la sagrada escritura, el sagrado cometido. Los viernes es el día en que madrugo incluso más y me pongo ahí con mi temblor diario. A veces sale con una agilidad tremenda y fluye con mucha mucha tranquilidad y otras veces cuesta.

–¿Qué portada de periódico le gustaría avanzar al final de su programa?

–Que Sánchez convoca elecciones a la vista de que es imposible que este país siga en manos de Frankenstein. Me gustaría, por ejemplo, que convoque elecciones para España en mayo. Va a ser un año muy duro, muy complicado. Desde el punto de vista económico va a ser tremendo. Pero es que además, cuando estás en manos de un gobierno que no termina de entender que, sin el apoyo fundamental del principal partido de la oposición para sacar adelante las dos grandes retos económicos que tenemos por delante, va a ser peor. Las consecuencias de todo ello las pagará el que venga después. Y yo creo que no está la situación como para que estemos 12 meses todavía esperando a unas elecciones. Así que sería una buena portada: Sánchez desiste y adelanta las elecciones generales en España.

–Y ahí, ¿qué cree que pasaría?

–Si nos atenemos a lo que están sugiriendo las encuestas, es probable que haya un cambio notable desde el punto de vista político y que sea el centro derecha el que gobierne España. Que se sustituya un gobierno social comunista por un gobierno de centro derecha. Inevitablemente tendrá que hacerse esa coalición con el Partido Popular y VOX.

–De todas las cosas que ha hecho o dejado de hacer Sánchez en estos últimos años, ¿cuál cree que ha sido la peor?

–Que haya introducido ese discurso del odio tan dañino para la sociedad y que vuelve otra vez a enfrentarnos a través de esta ley de memoria, por ejemplo. Las leyes ideológicas como la eutanasia y la ley trans que ahora pretende sacar adelante y que confronta y enfrenta a la sociedad. Desde el punto de vista ideológico, este gobierno ha sido bastante perjudicial para la convivencia. Ha tratado de buscar el relativismo moral, la cultura de ponderar la cultura de la muerte frente al derecho a la vida... Es necesario que el gobierno que lo sustituya sea muy contundente y desde el minuto uno derogue aquellas leyes que han dividido a los españoles. Y desde el punto de vista económico, pues ya estamos viendo los palos de ciego que está dando. España no ha recuperado el nivel de de su PIB respecto a lo que tenía antes de la puñetera pandemia. Estamos por debajo de lo que estábamos creciendo en 2019. Desde el punto de vista de los impuestos, el hachazo fiscal es constante. Nunca han sido tanto los impuestos con un gobierno como con este. En el tema del paro, por ejemplo, se ha demostrado que hay mucho maquillaje y te intentan vender que la reforma laboral ha sido muy eficaz y que aquí hay menos precariedad que nunca. Lo mejor sería que los ciudadanos pudieran decidir en las urnas qué quieren para España.

Antonio Jiménez, en un momento de la entrevista en El DebateJorge Ruiz

–¿Qué opinión le merece Isabel Díaz Ayuso?

–Isabel Díaz Ayuso es uno de los grandes valores que tiene el Partido Popular. Su proyección es notable y es una política que realmente ha sabido conectar con la ciudadanía, no solamente con los madrileños, sino con el resto de España. Es una persona que ahora mismo está siendo muy valorada y a pesar de todos los ataques que se le dirigen desde la izquierda. Esta forma de intentar gastarla con los sindicatos médicos es una forma de intentar socavar su estabilidad política mediante la utilización partidista de los sindicatos. Y yo creo que eso no es honesto por parte de la oposición. Pueden criticarle otras cosas, pero ahí se ve que hay un interés muy de parte. Y yo creo que Isabel hace bien, tiene personalidad propia, tiene vida propia y a mí me parece muy bien que utilice ese descaro político, entre comillas, para ejercer la oposición de Sánchez, que no se ha portado bien con Madrid y que ella considera que debe reprochárselo siempre que pueda públicamente.

–No quiero terminar la entrevista sin dejar de hablar de cocina, gastronomía y de su amistad con Carlos Herrera, así que junto todo y le pregunto: ¿cómo son sus encuentros gastronómicos?

–Pues eso es un cóctel magnífico y siempre muy sugerente y muy agradecido. A mí me gusta mucho porque soy cocinillas, igual que Carlos, y me relaja mucho la cocina. No soy de grandes recetas. No lo intento, también es cierto. Me gusta la cocina sencilla, hacer mucho guiso de cuchara. Carlos es un gran cocinillas. Es un tío al que se le da bien. También tiene mucha afición y es el que siempre ha cocinado en su casa. Compartimos una cualidad que es la del amor por la cocina sencilla y por el entretenimiento que nos suscita el estar ahí, entre fogones, mientras compartimos una charla o una copa.

–¿Qué plato prepararía a Pedro Sánchez?

–¿A Sánchez? Unos espaguetis a la puttanesca con mucha guindilla (risas). No sé qué plato le haría a Sánchez, pero si hay que hacérselo, se lo haremos. Espero que alguno que le calme y le baje de ese pedestal en el que está elevado y le rebaje un poco su soberbia y su ego.