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Friends se emitió por primera vez en España el 27 de noviembre de 1997

David Schwimmer, Courteney Cox, Jennifer Aniston, Matthew Perry, Matt LeBlanc y Lisa Kudrow, protagonistas de FriendsGTRES

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¿Por qué, 25 años después, seguimos enamorados de 'Friends' ?

La serie se emitió por primera vez en España el 27 de noviembre de 1997

Para los españoles, Friends tiene 25 años. Los que han transcurrido desde el 27 de noviembre de 1997, jueves, cuando Canal+ ofreció, en abierto, el primer episodio de Friends en España. La edad real de la serie es de 28 años porque el primer capítulo de Friends se emitió en Estados Unidos el 22 de septiembre de 1994. En cualquier caso, la sensación de vértigo por el paso de tiempo no debe de diferir mucho de los 28 años para un estadounidense de los 25 para un español que comenzara a verla en noviembre de 1997.

Veinticinco años son muchos, sí. Pero, a diferencia de otros aniversarios, la impresión al darnos cuenta de lo rápido que pasa la película –en este caso, la serie– no solo carece de nostalgia o incluso melancolía sino que va acompañada de una sonrisa. Diferente a las que dibujaba Joey (Matt LeBlanc) cuando intentaba ligar con su eficaz frase «¿cómo va eso?», pero una sonrisa. De admiración. De reconocimiento. Y, sobre todo, de agradecimiento por la cantidad de buenos momentos que nos ha dado. Friends va más allá de ser una (excelente) serie para alegrarnos el día. Friends nos ha alegrado –nos alegra– la vida.

Con Friends me ocurre algo que no me pasa con ninguna otra serie. Tal vez con ninguna otra cosa. Durante 22 minutos (o 44, 66, 88…), me creo que el tiempo no ha pasado. Que Chandler consigue quitar la razón a Heráclito y que, 25 años después, me baño dos veces (o tres o cuatro) en el mismo río y soy el mismo hombre.

El tiempo ha pasado, como a todos nosotros, por Courteney Cox, Jennifer Aniston, Lisa Kudrow, David Schwimmer, Matthew Perry y Matt LeBlanc, pero no por Monica, Rachel, Phoebe, Ross, Chandler ni Joey. Y durante 22 minutos (o 44, 66, 88…) me creo que por mí tampoco. Quizá, dada su inocencia, solo me entenderían Joey y Phoebe. Y seguro, no quizá, Chandler aprovecharía para reírse de mí. Tampoco es para menos, la verdad.

El caso es que, en esa deformada percepción temporal –por una vez, a nuestro favor– encuentro una razón más para reencontrarme con Friends. Una razón subjetiva y personal –ojalá, también transferible– que conecta con el carácter moderno de una serie que, como sus personajes y situaciones, ha envejecido bien. Mejor aún: no ha envejecido. Lo habría hecho si en algún momento desde 2004, cuando se emitieron sus últimos capítulos, Friends hubiese tenido más temporadas.

10 temporadas, 236 episodios y un capítulo favorito de 'Friends'

Esto lo pienso y lo escribo ahora, pero reconozco que durante mucho tiempo he deseado que Friends tuviese continuidad como serie y no en forma de película como se ha rumoreado en alguna ocasión. Es más, en el fondo no he dejado de desear que Friends volviese con nuevos episodios. Es solo que cada vez veo más claro que la mejor forma de que Friends se mantenga sin arrugas en nuestro recuerdo es que el contador se quede en esos 236 divertidos episodios que nos regaló. La cantidad y la calidad son lo suficientemente amplias como para volver a las 10 temporadas de Friends, paladear de nuevo los capítulos que recordamos con facilidad y redescubrir situaciones, personajes y detalles que no teníamos tan fijados en la memoria.

Probablemente, en un segundo visionado de la serie (y en un tercero, un cuarto, un quinto…), además de ser capaces de reproducir cada vez más diálogos con exactitud, nos demos cuenta de que Joey es todavía más sensible de lo que pensábamos. O que Ross nos hace reír tanto o más que Chandler. O que ya no tengamos tan claro de qué lado estamos en las discusiones entre Rachel y Ross a raíz de su famoso descanso. Bueno, aquí quizá haya exagerado: es difícil que alguien cambie de opinión sobre si un descanso en una relación de pareja permite acostarse con otras personas. Rachel, descuida: sigues teniendo mi apoyo.

Un cuarto de siglo después de su estreno en España y 18 años después de su adiós, Friends sigue siendo moderna y especial. Tiene que serlo a la fuerza una serie por la que Netflix pagó 100 millones de dólares por mantener sus derechos en 2019 y por la que Warner desembolsó 425 millones de dólares para HBO. Una locura para una serie íntimamente unida a Nueva York que, sin embargo, se grabó casi íntegramente en unos estudios de Los Ángeles –Friends viajó a Londres para el final de la cuarta temporada y el inicio de la quinta, y también a Las Vegas–.

Personajes muy bien definidos, acertadas interpretaciones, diálogos mordaces, guiones originales y elaborados con precisión, situaciones divertidas… Quien haya visto Friends sabe cuáles son los puntos fuertes de la serie. Débiles también los tendrá, pero como fans incondicionales que somos, mejor no los buscamos. ¿Dedicamos mejor ese tiempo y ese espacio a hablar de nuestros capítulos favoritos de Friends?

El mío es el episodio 12 de la cuarta temporada. El de la famosa ronda relámpago donde está en juego el apartamento de las chicas. No lo creo, pero tampoco descarto que en la siguiente revisión de Friends vaya a elegir otro capítulo preferido con la tranquilidad que da saber que Monica, Rachel, Phoebe, Ross, Joey y Chandler van a estar igual. Dejadme pensar que todos nosotros, también.

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