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William Friedkin, Gene Hackman y Fernando Rey, durante el rodaje de 'French Connection: Contra el imperio de la droga'Cedida por Fernando Casado Campolongo

Historias de película

La confusión que convirtió a Fernando Rey en una estrella internacional

El actor gallego interpretó en French Connection a un villano para el que el director había elegido a Paco Rabal

Cuando en el invierno de 1970 volvió de Estados Unidos, sus amigos actores le preguntaban a Fernando Rey cómo le había ido rodando por aquellos lares: «Bien, bien. Es una peliculita», restaba importancia el actor gallego. Evidentemente sabía que no se trataba de una «operación bistec», que era como denominaba a esos filmes menores que hacía porque le pagaban bien, pero en ningún caso llegó a intuir lo que se le venía encima. El 10 de abril de 1972, el intérprete español asistió en directo a la gala de los Oscar en la que esa «peliculita» fue reconocida con cinco premios (película, director, actor principal, guion adaptado y montaje). Ese filme se tituló French Connection, hoy es un clásico del cine y convirtió a Rey en una estrella internacional. Su talento interpretativo tuvo mucho que ver en ello. Pero también la suerte y la casualidad.

Cuando el actor español hablaba de «peliculita» se refería al pequeño presupuesto con el que contó el director William Friedkin para llevarla a buen puerto. La había ofrecido dos veces a todas los estudios de Hollywood y la respuesta siempre había sido un rotundo no. Al final, la 20th Century Fox le dijo que si se apañaba con 1,8 millones de dólares. Fue temerario y respondió que sí.

Con Gene Hackman

Para el personaje principal, el detective Jimmy Popeye Doyle de la policía de Nueva York, quería a Jackie Gleason. Pero el estudio dijo no. Planteó que lo interpretase un periodista, Jimmy Breslin, pero no coló. Un día antes del rodaje, Gene Hackman fue ofrecido por medio de su agente. O se decía que sí o no se podía empezar y la película se suspendería.

Hackman acabó logrando el Oscar por ese papel. Y si Fernando Rey no fue siquiera nominado por su composición de Alain Charnier solo se explica porque entonces los premios no eran tan abiertos a los extranjeros como lo son en las últimas décadas.

Rey no era la primera opción

Al igual que Hackman, Rey no era la primera opción. Según ha contado el propio William Friedkin, él pidió a su director de casting al «actor ese» de Belle de Jour, de Luis Buñuel. Le dijeron que el deseo había sido concedido y que fuese a recogerlo al aeropuerto JFK tal y día a tal hora. Pero el que apareció no fue el intérprete en el que había pensado para interpretar a un «rudo corso». Era un señor espigado, con distinguida perilla, elegantemente trajeado y «que parecía un duque». Friedkin había pedido a Paco Rabal y le habían mandado a Fernando Rey.

Le explicaron que Rabal no hablaba inglés y que Fernando Rey sí lo dominaba. El actor coruñés, un ejemplo de superación, aprendió el idioma de Shakespeare con cintas de casete, y lo había practicado en varias coproducciones internacionales rodadas con anterioridad a French Connection.

Un villano elegante

Friedkin pasó por el aro, pero evidentemente el enfoque del personaje tenía que ser otro. Según el relato de Fernando Casado, hijo del actor español, fue su padre el que propuso al director componer un villano elegante. La sugerencia fue aceptada y el personaje cobró así una nueva dimensión.

French Connection incluye una de las mejores persecuciones de la historia del cine: acaba en el metro, con un icónico movimiento de mano con el que Alain Charnier dice adiós a Popeye desde el interior de un vagón. La película estaba basada en la historia real de dos policías y uno de ellos contó a Fernando Rey que un villano le había hecho un gesto de despedida durante una huida: «Ya lo tengo», reaccionó el actor español, que decidió replicar ese movimiento a su estilo.

Unos meses después de la muerte de Fernando Rey, la gala de los Oscar incluyó al actor español en su vídeo dedicado a los actores fallecidos. La imagen que millones de espectadores vieron en sus casas fue la de Charnier diciendo adiós a Popeye en el metro de Nueva York.