Pesadilla en la cocina
El restaurante al que Chicote ha cambiado la vida: de ser «como Frankenstein» a agotar sus reservas
La Bámbola, el local malagueño protagonista de una de las últimas entregas de Pesadilla en la cocina, está arrasando gracias a los cambios propuestos por el equipo de Alberto Chicote. José y María Jesús, dueños del restaurante, han notado un cambio integral en su negocio. «A raíz del programa hemos pegado un boom espectacular», reconoce José a 20 minutos. «Los fines de semana viene gente de toda la provincia y provincias limítrofes, incluso ha venido gente de Barcelona. Los sábados y los domingos está completamente lleno, es lo nunca visto», cuenta José, sorprendido porque no dejan de llegarles reservas. «Muchos restaurantes estarán acostumbrados a eso, pero ya te digo que nosotros, no».
A La Bámbola le iba tan mal que llegó a tener días en los que no hizo caja. María Jesús era camarera y acabó en la cocina tras verse obligados a despedir al personal. «Yo me eslomo y los demás no nos eslomamos», se quejaba en su momento la propietaria. Tanto el local como la comida disgustaron a Chicote. «Está hecho de retales. En vez de Bámbola, le habría llamado Frankenstein», declaró en su día el reconocido cocinero al entrar en el restaurante. Ahora, gracias a la llamada de auxilio a Chicote de la hija de ambos dueños, la actual decoración realizada por el programa ha ayudado, según cuenta José, a cambiar la imagen de La Bámbola. La anterior carta del restaurante era excesivamente variada. Entrantes, ensaladas, pescados, carnes, hamburguesas, camperos, perritos, patatas, pizzas y pastas eran las diferentes categorías que se ofrecían. Quien mucho abarca, poco aprieta y esta carta no gustó mucho a Chicote, quien les propuso una nueva carta.
No obstante, con la reapertura del local tras la grabación, los dueños del restaurante tuvieron que reajustar esta carta que les dejó Chicote. «Me dejó una carta con unos platos muy elaborados, pero yo al mes tuve que quitarla», cuenta José a 20 minutos. «Puse una carta con platos míos y dejé algunos platos de Chicote. Las setas con miel las dejé en la carta, porque tenían mucho éxito. Todas las paellas las mantengo, el bonito encebollado también, la ensalada de bacalao...». Sobre la experiencia durante el programa, José asegura que ha sido la salvación para su restaurante. Sin embargo, reconocen que fue una experiencia muy dura. «Esa semana lo pasamos mal. Es como si estás en casa un domingo y llegan 30 personas con camiones y camiones de material, y lo único que te dicen es: 'échate a un lado'. Los rodajes empezaban a las ocho de la mañana y acababan a las dos de la madrugada», relata José.