Fundado en 1910

Los Fabelman se estrena en los cines españoles este viernes 10 de febreroUniversal Pictures

Crítica de cine

Los Fabelman: Spielberg nos emociona mostrando su propia adolescencia

La autobiografía de Spielberg, con siete nominaciones, es una de las favoritas a los Oscar

Triunfadora de los Globos de Oro en las categorías de mejor película y mejor director, y con siete nominaciones a los Oscar –incluida las de película y dirección– la última cinta de Steven Spielberg es una magnífica obra madura que revisa su propia adolescencia. Spielberg y el guionista Tony Kushner crean unos personajes de ficción que son los alter ego de la familia del cineasta de Ohio. Así, el propio Spielberg se reconoce en Sammy Fabelman; sus hermanas Anne, Sue y Nancy toman forma en Natalie, Reggie y Lisa, y los señores Spielberg se convierten en los Fabelman, interpretados por Michelle Williams y Paul Dano. Mateo Zoryan y Gabriel LaBelle interpretan al niño y adolescente Sammy.

La película, a pesar de sus dos horas y treinta minutos de duración, se centra fundamentalmente en dos asuntos, que representan dos amores: el nacimiento de la vocación cinematográfica de Spielberg, y el deterioro del matrimonio de sus padres. Ambas tramas se van imbricando armoniosamente en retrato autobiográfico desinhibido y sincero. Spielberg se enfrenta a sus fantasmas y a su propio relato vital en un proyecto que empezó a gestarse durante el rodaje de Múnich (2005) y que tomó forma durante la pandemia de 2020.

En primer lugar, Los Fabelman es un arrebatado acto de amor por el cine, y las escenas iniciales en las que Sammy se fascina asistiendo a la proyección comercial de El mayor espectáculo del mundo (C.B. De Mille, 1952) suponen un homenaje apasionado al séptimo arte. Ese entusiasmo inicial de Sammy va evolucionando con el tiempo: incorpora su curiosidad por técnicas y medios cada vez mejores, así como va introduciendo su descubrimiento de la función de la música y la magia del montaje. La pasión que ha puesto Spielberg al rodar esas escenas se nota en cómo logra contagiar al espectador el creciente entusiasmo de Sammy por el cine.

Harina de otro costal es el segundo amor, el de Spielberg-Sammy por sus progenitores, relatado paradójicamente a través del progresivo distanciamiento entre los padres de Sammy. Mitzi Fabelman está enamorada de Bennie (Seth Rogen), el mejor amigo de su marido Burt. Y su hijo descubre este idilio infiel precisamente gracias a su cámara de cine, que capta incluso lo que Sammy jamás querría filmar. Este secreto descubierto desgarra por dentro a nuestro protagonista y le distancia de sus progenitores. De su madre Mitzi por su infidelidad, de su padre Burt por hipotecar la vida familiar a su trabajo. Spielberg no oculta su evidente reproche, pero es un reproche amoroso: el espectador no experimenta antipatía por ninguno de sus padres. Conseguir esto es realmente difícil. Es un logro de guion y de puesta en escena que demuestran una indiscutible madurez como cineasta.

La puesta en escena es primorosa, mimada, en un equilibrio perfecto que hace que la película no caiga nunca ni en lo ñoño, ni en el melodrama, ni en la sordidez. Es curioso que algunas de las mejores películas recientes sean de carácter autobiográfico, como Belfast o Armageddon Time. Desde luego, como homenaje al cine esta película está a años luz por encima de Babylon. No digo que esta sea la mejor película de Spielberg, pero desde luego es de lo mejor que hemos visto en los últimos años.