Crítica de cine 'Ant-Man y la Avispa: Quantumania': vuelve la vieja Marvel y sin tintes reivindicativos
El multiverso se está descontrolando y cada vez estamos más cerca de la Dinastía de Kang y la Secret Wars, los dos eventos finales de esta alucinante saga
No estamos listos para lo que viene en el futuro. Aquí podría acabar esta crítica y que cada uno sacase sus propias conclusiones a partir de esta frase, hablar del número de escenas postcréditos y vernos en la siguiente entrega, pero no va a ser así. Seguramente algún curioso del cine o un marvelita quiera que profundice e indague más, así que para ellos van estas líneas multiversales. Además, esta nueva entrega de Ant-Man y la Avispa se merece ensalzar su seña de identidad que la diferencia de todas las polémicas entregas de la Fase 4.
Como decía, no estamos listos para lo que se viene en el futuro porque Marvel Studios ha vuelto, y no de cualquier forma. Es evidente que tenemos una nueva entrega de Ant-Man y la Avispa, la mejor con diferencia de las tres, ya lo verán a continuación, pero lo más importante es que al fin Disney ha dado manga ancha a la Casa de las Ideas. En Ant-Man y la Avispa: Quantumania no hay ni un solo tinte político, reivindicativo, racial o sexual metido con calzador que no cuadre con el filme.
Es una entrega, como se suele decir en términos futbolísticos, «cortita y al pie», en dos horas y cuatro minutos se aprecia claramente un planteamiento, nudo y desenlace brillantes en cuanto a reparto de tiempos. Este gran éxito se debe a que Ant-Man y la Avispa: Quantumania llama la atención del espectador constantemente. Los momentos valle (espacios donde solamente hay diálogo) son mínimos. Esa constante llamada de atención al público hace que se suceda cada parte de forma dinámica.
El espectador, sobre todo de Marvel, estaba cansado de ver momentos únicos de diálogo donde se aprovechaba vilmente para meter alguna reivindicación política que no viene a cuento en estas producciones porque ante todo son superhéroes que se enfrentan a villanos. Películas como Doce años de esclavitud o Un sueño posible están hechas a medida para denunciar o contar una situación crítica. Los largometrajes de Marvel no, principalmente porque es ciencia ficción y no termina de llegar al espectador.
Esta última entrega además guarda pequeños easter-eggs que a más de uno le recordarán escenas de las películas de Star Wars. No matizaré cuáles porque son secuencias que son prácticamente historia del cine. Lo dejo a criterio de cada uno. Estos tintes espaciales han traído una desventaja bastante notable que hacía mucho tiempo que no se veía en una entrega de Marvel Studios, el CGI (la técnica de imágenes generadas por ordenador). Este fallo ha sido muy criticado durante toda la fase 4, en especial con las series de Disney+ (She-Hulk y Ms. Marvel).
Ant-Man y la Avispa: Quantumania ha querido mejorar este aspecto y para ello el cielo del Reino Cuántico se asimila a los efectos de Guardianes de la Galaxia, con colores vívidos, espirales luminiscentes... El problema de estas tonalidades es que hay puntos que no terminan de funcionar porque permanecen estáticos. Si utilizasen un movimiento similar al de las nubes, no llamaría tanto la atención y el contraste no jugaría de manera tan negativa.
El villano de la entrega, Kang el Conquistador, se lleva prácticamente el show. Las actuaciones de Ant-Man/Scott Lang (Paul Rudd), la Avispa (Evangeline Lilly), Cassie Lang (Kathryn Newton), Hank Pym (Michael Douglas) y Janet Van Dyne (Michelle Pfeiffer) superan las dos entregas anteriores, pero la interpretación de Jonathan Majors (Kang) para interpretar al mayor viajero del tiempo es digna de admiración. Según transcurre la entrega se va descubriendo el potencial de este actor, sobre todo al final...
Por cierto, sobre las escenas postcréditos, Ant-Man y la Avispa: Quantumania tiene dos secuencias. No revelaré nada de ellas. Solamente diré que ambas tienen contenido muy importante para el futuro de la franquicia. El multiverso se está descontrolando y cada vez estamos más cerca de la Dinastía de Kang y la Secret Wars, los dos eventos finales de esta alucinante saga.