Entrevista
Rafa Castaño, ganador del bote de Pasapalabra: «Espero volver a ser un tipo corriente»
Acaba de ganar 2.272.000 euros –en realidad, algo menos de un millón y medio de euros después de pagar a Hacienda–, los que ponía en juego este jueves el bote más alto de la historia de Pasapalabra, y el sevillano Rafa Castaño (1990) ya está pensando en trabajar. No ahora, pero sí dentro de unos meses. Quizá para entonces haya recuperado, aunque sea solo en parte, la normalidad que desea. Es lo único que ha perdido este ganador.
El Debate conversa con él apenas unas horas después de su hazaña. De esos 25 aciertos del tirón en el rosco que ni siquiera dejaron empezar el suyo a Orestes. Rafa demuestra en la charla su profundo respeto y empatía por su oponente, igual que mostró al llevarse el bote. También su chispa y su sencillez. En el fondo, esa normalidad que busca Rafa a partir de ahora, no es tan difícil de recuperar. La lleva dentro.
–¿Qué día se grabó el programa que vimos anoche en el que usted ganó el bote?
–No sabría decirte la fecha exacta. Fue hace dos o tres semanas, creo que era un lunes.
–¿Y qué es más difícil: completar el rosco que le hizo ganar el bote o mantener el secreto en estas semanas?
–Te diría que fifty-fifty (Risas). Estoy acostumbrado a que la gente quiera saberlo antes, pero para mis padres y para mi hermano ha sido más difícil, sobre todo desde que Antena 3 anunció que iba a caer el bote. Mucha gente quería sacarles la información y yo les dije que tuvieran una respuesta tipo: que no lo sabían porque yo no se lo había dicho.
–¿Cómo lleva que todo el mundo le reconozca y le pare por la calle?
–Espero volver a ser un tipo corriente, con la librería o lo que sea. Llevo años concursando en la tele, pero quizás el pico este que ha tenido Pasapalabra me cuesta llevarlo. Tengo que ser realista. Salía en el programa más visto de la tele y es normal que la gente te reconozca, que te pare. Lo intento llevar con la mayor discreción posible. Como sabéis, no tengo redes sociales, no hablo de mi vida. Yo salgo por la tele y contesto las preguntas. Se reduce a eso.
–Después de completar el rosco se vio que le costó asimilar lo que había conseguido cuando todos esperaban una explosión de júbilo. ¿Fue por su forma de ser? ¿Por ser comedido?
–Yo también me he sorprendido al verme. En mi casa pensaba 'supongo que pegaré botes de alegría', pero no. Lo que se me pasaba por la cabeza todo el rato era que tenía al lado a Orestes, que era una persona que se lo merecía igual que yo. No quería ser efusivo ni mostrar euforia. Creo que tenía que ser lo más elegante posible. Oreste también lo fue y era lo que tocaba. Paradójicamente no era el momento de celebrarlo, así que lo he celebrado más cuando se lo he contado a a mi familia, no a mis amigos.
–Con la inercia, ¿sigue estudiando después de conseguir el bote? ¿Cómo era su trabajo de estudio para preparar el rosco y cuántas horas podía dedicar?
–No sigo estudiando palabras raras. Siempre he sido una persona que le gusta leer y aprender. Me he podido permitir leer o ver películas simplemente como un fin, no como un medio para intentar llevarte el bote, que es algo que a mí nunca me ha gustado. La primera fase era ver muchísimos roscos para familiarizarse de nuevo con los ritmos del formato. Para saber qué suelen preguntar, no porque se vayan a repetir las palabras, que es muy inusual, sino para ver los campos semánticos que se repiten. Y después de ese trabajo de base, empezar a hacer tu lista de palabras. Cuando tú firmas las bases del concurso, Pasapalabra te dice que usa fuentes como el Diccionario de la Real Academia, el María Moliner, la Enciclopedia Larousse... Usé aplicaciones que te ayudan a memorizar muchos conceptos. Han sido 70.000 o 75.000 las palabras que he estudiado. Ha sido un estudio constante, y la última semana, que parecía que habían abierto un poquito más el rosco y lo veíamos un poquito más cerca, recuerdo que me dolía la cabeza y luego dormía 12 horas porque no podía levantarme. Fue un esfuerzo mayor.
–¿Habla a menudo con Orestes? ¿Le ha hecho usted algún regalo?
–Mi relación con Orestes siempre ha sido buena fuera de los platós. No hablamos mucho, pero nos llevamos bien. Ahora creo que es momento de dejarlo tranquilo porque está todo muy reciente y no ha sido una buena noticia para él. Le escribiré dentro de un tiempo para saber cómo está. Y respecto a si le voy a regalar algo, recordemos que se ha llevado 215.000 euros, el pobrecito tampoco se ha ido con las manos vacías (risas). Pero si subo a Burgos me tomaré una cerveza con él.
–¿Qué va a hacer con el dinero que ha ganado, además de regalar la equipación del Betis a su sobrino como vimos ayer? Usted quería vivir tranquilo...
–La equipación está muy cara (risas). Sinceramente no lo sé. Pienso comprar muchos libros. Ya sé que es muy prosaico, pero es que no tengo gustos caros. No he pensado en comprarme un pisazo ni un gran coche porque no lo necesito. Pienso sobre todo en ir a la librería, comprarme tres libros, tumbarme y leérmelos. Y luego comer bien y viajar. E invertirlo, porque tengo la suerte de haber ganado mucho dinero siendo relativamente joven.
–¿Va a seguir probando suerte en otros concursos? Cuál sería el siguiente en el que le gustaría participar? Con el talento que tiene para adivinar las canciones a la primera, ¿se ve como jurado de un programa musical?
–No, para nada. Llevo muchos años saliendo en concursos de cultura y el hecho de haberme llevado el bote y haber tenido tanta exposición quizás ha hecho que mi relación con la televisión cambie. Ahora mismo no contemplo ir a ningún otro concurso. Quiero empezar a dejar de ser tan conocido como ahora.
–¿Qué consejo le daría a cualquiera que se quisiera presentar a Pasapalabra?
–Lo primero es que vea muchos programas de Pasapalabra, que se familiarice mucho con el concurso y que sea consciente de que si se quiere llevar el bote o al menos hacer un buen papel, va a tener que dedicarle muchísimas horas. Esto no es ya un concurso en el que voy a ver qué tal se me da. Si quieres que se te dé bien, tiene que echarle muchas horas. Así que tranquilidad y buenos alimentos, como dice mi padre: paciencia con el estudio y confianza en que uno puede hacerlo bien.
–Estudió Periodismo y llegó a ejercer. ¿Por qué eligió Periodismo?
–Elegí Periodismo porque me gustaba escribir y pensaba que en Periodismo podría escribir mucho. Y al final también es una carrera que cuyo plan de estudio creo más orientado a la a la investigación en comunicación que a la profesión de periodista. Creo que la profesión de periodista, al final, como un oficio, se aprende, sobre todo ejerciendo de periodista. Apenas he trabajado de periodista y creo que no estudiaría de nuevo Periodismo. Estudié en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla y allí había una videoteca y una biblioteca bastante nutridas y eso me permitió ampliar mi cultura general.
–¿Tenía alguna letra más antipática y alguna inicial favorita en el rosco?
–Favorita no hay ninguna. Quizás la 'U' es una de esas letras que tiene muy poquitas palabras en el diccionario y luego al final tampoco hay tanta enciclopedia. Pero aun así nos han pillado a veces porque los guionistas de Pasapalabra tienen una capacidad impresionante para rebuscar entre el conocimiento mundial. Y quizá la 'Y' era una letra bastante puñetera porque es una de las que contienen la letra, pero no empiezan por ella y hay muchos nombres que la contienen.
–¿Le ha felicitado algún famoso de su equipo?
–De esta etapa no, pero de la etapa anterior me sorprendió que una vez vinieron de invitados Los Secretos y uno de ellos, que estaba en mi equipo, me dijo: 'oye, tú vas a ganar. Es un placer conocerte'. Fue un poco raro que se intercambiaran los papeles. Que el invitado, que es el famoso, te diga eso. Pero no me ha llegado ninguna felicitación concreta.
–¿Cuáles son sus planes más inmediatos? ¿Su prioridad es recuperar el anonimato?
–Sí, esa es la prioridad dentro de que será una recuperación limitada. Entiendo que me ha visto mucha gente y esto tardará tiempo en olvidarse. Quizás, cuando hayan pasado unos meses, buscar algún trabajo que me guste. No dejar de trabajar porque esto me permite trabajar en lo que yo quiera. Y si puede ser un teletrabajo de pocas horas, maravilloso.