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Entrevista

Marta González de Vega, la guionista más taquillera de España: «Las películas de Santiago Segura son un oasis»

Protagoniza De caperucita a loba, la cinta que adapta su libro y obra de teatro, y ha escrito, con Santiago Segura, las películas españolas más taquilleras de los últimos años

A buen seguro –y a buen Segura–, Marta González de Vega (Santa Cruz de Tenerife, 1977) puede que sea una de las personas que más risas ha provocado a los españoles como espectadores. Las primeras, las que guardaban los más de 500 monólogos que escribió para El Club de la Comedia. Las más recientes, como protagonista en el cine de su propio libro y de su propia función de teatro: De caperucita a loba. Y entre unas y otras, las que ha escrito estos últimos años junto a Santiago Segura en las películas de más éxito del cine español.

La película española más taquillera de 2020 fue Padre no hay más que uno 2. La cinta española que más dinero recaudó en 2021 fue A todo tren. Destino Asturias. Y el año pasado, Padre no hay más que uno 3 fue la película española que más gente llevó al cine en todo 2022 y A todo tren 2. Sí, les ha pasado otra vez, la cuarta. Todas ellas son películas de Santiago Segura, pero también de Marta González de Vega, la guionista y actriz que ha escrito con él las comedias familiares que han llevado a los españoles a las salas de cine en los años más difíciles para la industria. Juntos han escrito también el próximo éxito de taquilla del cine español: Vacaciones de verano. Marta González de Vega, al igual que José Mota en su entrevista con El Debate, cree que a Santiago Segura no se le ha reconocido su labor como merece.

De Caperucita a loba (en solo seis tíos) es un libro, una obra de teatro y ahora también una película que puede verse en los cines. Ya solo le falta el videojuego…

–Es lo único que me falta (risas). Además, hasta hemos hecho la canción original para la película, porque lo único que me faltaba es poner el mensaje en tres minutos. Y he intentado condensar todo el mensaje. Así que sí, es verdad que solo queda el videojuego.

–Ya en serio, ¿qué dificultades ha encontrado con el salto de su obra al cine? ¿Cuál era su mayor temor?

–Es complicado porque no quieres perder nada de un formato a otro hasta que te das cuenta de que lo interesante de hacer distintos formatos es que la gente pueda encontrar distintas cosas en cada uno y que no hay que agobiarse, que no se van a quemar los libros ni voy a dejar de hacer la obra de teatro. Lo interesante es que cada persona si ve la película y le gusta, vaya al teatro o al libro y viceversa. Y la posibilidad que me ha dado la vida de ofrecer las tres cosas al tiempo me parecía súper bonito: estoy todos los sábados en el Teatro Fígaro (en Madrid), con la película en cartel y los libros en las librerías.

Marta González de Vega, en su visita a la redacción de El DebateThorun Piñeiro

–¿De qué se siente más orgullosa en este último tiempo?

–Llevo una etapa muy bonita. El libro lo publiqué en 2015 y el espectáculo lo estrené en 2016. Llevo siete temporadas y es justo el tiempo que llevo también escribiendo con Santiago Segura toda la saga de Padre no hay más que uno y A todo tren en el cine. Los últimos siete años de mi vida han sido especialmente bonitos profesionalmente. Y también es cuando conocí a José Mota y empecé a trabajar con él. Ahí se ha condensado una parte muy importante de mi carrera.

–En De Caperucita a loba, la película que usted protagoniza, se rodea de José Mota, Santiago Segura, Berto Romero, David Guapo, Antonio Resines, Javier Veiga… Aunque sus papeles sean más o pequeños, están muy bien todos...

–Sí, sí. Y estoy feliz y súper agradecida porque el elenco de la película es lo mejor de España, que yo me he rodeado de lo mejor. Y encima no solo son los mejores actores y cómicos de España, sino los mejores amigos. Es como estar juntos.

–¿Qué es lo más gracioso que le ha pasado en relación con la película o la obra?

–Me ha pasado una anécdota muy divertida porque la gente me pregunta si está basado en hechos reales. Son todo chistes y parodias de la vida real. Pero hay una conversación con Berto Romero que es idéntica a una que me pasó en la realidad, porque a veces la realidad supera a la ficción. Y cuando fui con José Mota a presentar la película a Tenerife, que es mi tierra, se presentó el autor y reivindicó que no se parecía nada a Berto Romero. Fue muy gracioso.

–¿Esa era su preocupación?

–Esa era su preocupación (risas). Que él es más guapo que Berto Romero. Le dije ‘perdona, Berto Romero es un pibón’.

–José Mota nos contaba aquí mismo que a Santiago Segura no se le ha reconocido la valentía de estrenar en plena pandemia Padre no hay más que uno 2, que usted escribió con Santiago Segura...

–No, no se le ha reconocido y creo que Santiago te diría lo mismo, porque el mayor reconocimiento que puede haber para para un cineasta es que el público vaya. Entonces, como no puede ir más gente, gracias a Dios, ese es el máximo reconocimiento y yo estoy segura que en el futuro habrá otros reconocimientos más institucionales a la figura de Santiago. Seguro, porque literalmente es verdad que en plena pandemia salvó el cine español. Además, con muchísimo mérito, porque era Con padre no hay más que uno 2, que iba a ser un pelotazo, porque lo que había sido la uno y lo arriesgó todo. Le echó mucho valor y se merece mucho lo que ha pasado con estas sagas.

–¿Cómo es esa parte de sentarse con Santiago Segura a escribir, a pensar, a debatir?

–Muy fluida. Nos conocimos en unos Premios Platino, en 2016, que yo escribía la gala y él la presentaba, y hubo mucha química a la hora de escribir. Gracias a Dios, confía mucho en mí, me da muchísima libertad. Nos separamos, luego nos volvemos a juntar, intercambiamos opiniones, lo veo en casa, estoy mil horas… Disfruto un montón.

–Al escribir los guiones de estas comedias familiares, ¿se pone a pensar como si fuera Santiago? ¿Piensa qué le puede gustar o qué cree que puede funcionar?

–No, solo pienso en lo que a mí me gustaría. Y suele coincidir. Es muy raro que no coincidamos. La clave del éxito para enganchar a niños y adultos, lo que yo hago al menos, es escribir lo que a mí me gustaría en comedia, lo que a mí me divertiría, y confiar en que eso conecte con todo el mundo. El humor es el instinto más básico que existe. Somos todos iguales, mucho más allá de géneros, clases sociales y edades. Con las películas de Padre no hay más que uno, nuestra idea era escribir películas para todos los públicos, pero no lo que se suele entender por todos los públicos, que es que cualquiera puede verla, sino que cualquiera la disfrute. Antes de empezar a escribir la saga de Padre no hay más que uno, conectar con la mente de los niños me parecía lo más difícil. Me he dado cuenta de que hay que escribir como para ti. Los niños son mucho más inteligentes de lo que podemos pensar. Si intentas hacer el ejercicio de qué le va a gustar al niño, es probable que no aciertes. Pienso: ‘¿qué me gusta a mí? ¿Qué le gusta a mi niño interior?’. Ahí somos todos iguales.

–Debe de sentir un orgullo tremendo al ver estos años la lista de las películas más taquilleras y decir 'esta la he escrito, o coescrito, yo. Y esta, también'...

–La verdad es que sí. Es flipante y te hace sentir un agradecimiento increíble porque ya son millones de personas que han ido, una a una, al cine y han pagado una entrada y se han trasladado al cine, que a mí eso me parece brutal en estos tiempos. Hay que abogar mucho porque la gente haga eso porque la liturgia de ver la comedia en cine no tiene nada que ver con verla en casa. Oír las risas a tu alrededor multiplica la experiencia por diez. O por 100. Es muy importante para la comedia que una sala esté llena.

Marta González de Vega, durante un momento de la entrevistaThorun Piñeiro

–¿Veremos más películas de Padre no hay más que uno?

–Pues no lo sé. Mira, desde la uno nunca nos planteamos que fuera la uno. Nosotros dijimos 'Padre, no hay más que uno y ya'. Pero claro, luego cuando la gente responde así, que es una cosa que nunca puedes imaginar que va a pasar, pues dices 'bueno, habrá que hacer la dos'. 'Y la tres'.

–Usted escribió más de 500 monólogos para El Club de la Comedia

–Sí, estuve seis años y muchas horas diarias...

–El oficio de guionista es muy generoso porque el reconocimiento, el aplauso, la risa de modo especial en el caso de los monólogos, se los lleva la persona que expresa lo que ustedes han escrito…

–En los orígenes de El Club de la Comedia en España no había referentes de stand up comedy. Entonces se pensó que, para que el programa tuviera éxito y lo viera la gente, había que poner caras conocidas, pero esas caras conocidas no escribían. Ahora la mayoría de los monologuistas escriben sus textos. Siempre estoy defendiendo la visibilidad del guionista y estoy muy con el sindicato de guionistas en eso, porque me parece un gran error que la gente no sea consciente de quién escribe las cosas. Yo siempre pongo un ejemplo: si Shakespeare hubiera vivido en nuestros días, seguramente hubiera sido guionista. ¿Y quién sabría quién sería? Como espectadora, a mí me interesa mucho más, para ver la siguiente película de un creador, quién la ha escrito que quién la ha dirigido o quién la interpreta. Soy muy luchadora de la visibilidad del guionista. Y soy las dos cosas. Soy guionista y actriz, pero honestamente creo que es muy importante culturalmente que la gente conozca cada vez más a los guionistas.

Marta González de Vega protagoniza De caperucita a loba, ahora en las salas de cineThorun Piñeiro

–¿Cómo se puede solucionar esa invisibilidad de los guionistas, más allá del orden en los títulos de crédito de una película o una serie?

–Es imperdonable que en las fichas técnicas de las páginas de internet no aparezca el guion. O que en cualquier nota de prensa no esté el guionista. El otro día tuiteaba un guionista muy conocido, compañero mío, que había salido la nota de prensa de una serie y venía el nombre de 14 actores, del director, del director de foto y no aparecía el nombre de los creadores. Y eso que en las series está cambiando mucho.

–Cuando ve una comedia o un monólogo, ¿lo disfruta como espectadora o lo ve de forma profesional, en modo guionista?

–Hubo una época, cuando dejé de escribir en El Club de la Comedia, que no podía ver monólogos porque mera como trabajar. Era como no puedo soportar un monólogo más. Ahora ya vuelvo a disfrutarlos. Pero es verdad que tienes ahí la deformación profesional. Pero fíjate que yo soy más espectadora de drama que de comedia, porque la comedia me gusta hacerla a mí, hacerla de la realidad, pero no tanto consumirlas como si me dieran ya todo hecho. A mí me gusta hacerla.

–¿Funcionan mejor en un guion las cosas que ve en el día a día?

–Sí, creo que una de las cosas que más funciona en humor es la identificación. Y de hecho, la stand up comedy, que es donde yo me crié, se basa en eso y creo que también tiene mucho que ver con con el éxito de las películas de Padre no hay más que uno porque todo el mundo ve reflejada su vida. Y es un poco lo que pasa también con De Caperucita a loba. Yo confiaba en que todas las miserias y las cosas patéticas que me pasaban, a mí y a mis amigas, le pasara a más gente. Y, efectivamente, es así.

–Imagino que habrá mucha gente que le habrá dicho a la salida del teatro que ve reflejada en lo que usted cuenta en De caperucita a loba en solo seis tíos…

–Totalmente. Me ha pasado de todo y lo cuento porque es gracioso. Han venido a verme chicas y chicos que me dicen 'ay, me he reído mucho, pero no me he sentido identificado porque a mí todo eso no me ha pasado, porque llevo 20 años casado y me casé con mi primera novia o con mi primer novio'. Y luego volver tres temporadas después y que me dijeran ‘me separé el año pasado y, en un año en el mercado, me ha pasado todo lo que cuentas y más’ .

–¿Cómo ve el futuro más cercano de la industria del cine en España? Entiendo que es difícil ahora levantar proyectos…

–Veo el cine complicado. Soy muy consciente de que lo que nos pasa con las películas de Santiago es un oasis en medio del desierto. Ahora el cine es muy cruel porque si la primera semana no has metido a gente al cine, empiezan a quitarte de las salas y el boca a oreja no es como en el teatro. Yo puedo esperar siete años a que vengan, a que se lo cuenten unos a otros. Pero en el cine, no. El cine es cruel. Salen los súper blockbusters americanos con 800 copias el primer fin de semana. A lo mejor el público no es tan consciente de eso. Es imposible competir en igualdad. Ya está muy direccionado, salvo honrosas excepciones, lo que va a triunfar.