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Fray Marcos, tras conocer la decisión del juradoLa 1

‘MasterChef’

No hubo milagro: adiós al cura de 'MasterChef'

Fray Marcos hace historia en el programa: se marcha con el pin de la inmunidad en la solapa

Siento agradecimiento. Le doy las gracias a todo este maravilloso equipo. Que Dios les bendiga. A ustedes tres me los llevo, los espero en la misa. Y a ellos», dijo Fray Marcos señalando a la galería, a sus excompañeros. Ex porque justo unos segundos antes acababa de ser eliminado. Cayó con el pin de la inmunidad en su solapa, algo inédito en MasterChef.

«Hay gente que llega a tu vida como un huracán. Y hay gente que llega como una suave brisa. Así llega Dios a través de los demás. Y todo es bendición. Recuerdo que al principio les resultaba odioso que bendijera tanto… Nunca se cansen de bendecir. Porque bendecir es decir bien, y a esta sociedad le hace falta bendecir siempre. Siempre. Que Dios les bendiga», dijo antes de irse. Así acabó su impactante paso por el talent culinario de La 1.

Para empezar, votación

El episodio comenzó con los concursantes votando. Al contrario que en las elecciones generales, el ganador perdía. Nos explicamos: el que sumase más papeletas se llevaba el delantal negro y –sobre el papel– iba directamente a eliminación: la italiana Claudia y la sevillana Ana fueron las castigadas en las urnas. Al margen del resultado, Ana denunció que Claudia se había puesto un vestido de ella sin permiso y que había entrado a cuartos ajenos de la misma manera. Por su parte, la segunda lanzó una acusación genérica: alguien había sacado su diario de su mochila y había arrugado una página. «No sé si esto es MasterChef o el Cluedo», reflexionó de forma acertada –no siempre se va equivocar– Luca.

Todos los aspirantes que resisten en el programa se fueron juntos a la Gruta de las Maravillas, en Aracena (Huelva), un recinto espectacular para la prueba de exteriores. Ana y Claudia coincidieron en el mismo equipo, y en principio saltaron chispas, pero el cocinado las relajó. En su escuadra, la roja, iba también Luca, al que vimos cortar higos, rallar naranjas y batir: no pareció demasiada tarea. El mejor momento de esta muchacho de origen italiano fue cuando se miró en el cristal del horno, para comprobar si estaba guapo y bien peinado. También tuvo tiempo para hacer algún bailecillo y para cantar. Llevaba los cordones desatados, de repente echó una carrera y se cayó. Se cayó de aquella manera, un tanto sospechosa. Le pusieron un vendaje aparatoso, como si se hubiese partido la tibia y el peroné. Pero al rato estaba de vuelta en las cocinas, lo que desencadenó entre sus detractores de las redes sociales –que son legión– acusaciones de cuentista. Se puso el traje de faena –es un decir– y a punto estuvo de causar un incendio flambeando unas torrijas. Jordi Cruz apenas le regañó por ello. Para el benjamín del concurso, Masterchef está siendo un cortar y cantar.

La prueba de eliminación comenzó con un feo incidente. Los jueces, a los que se le llena la boca con lo del desperdicio cero, tiraron una tarta de boda. En teoría, fue sin querer pero de la repetición se dedujo que podría haber sido provocada.

Ese reto final consistió en elaborar tartas nupciales. Fray Marcos renunció a entregar el pin de la inmunidad y Claudia tuvo la potestad de restar tiempo de cocinado a uno de los delantales negros. En principio no iba a ser Pilu, pero discutió con ella y la castigó. La elegida se echó a llorar. «Ahora, por fin, sabemos cuál es la verdadera cara de Pilu», soltó Claudia, que se ha revelado como una intrigante. La selección italiana de MasterChef promete más emociones fuertes.

Demasiado dulce y demasiado mazacote le quedó el postre a Fray Marcos, que confesó estar decaído de ánimo por las constantes peleas en la casa y porque echa de menos su «comunidad». Se daba por segura su eliminación, hasta que Frances presentó una propuesta infantil. Hubo dudas entonces, pero finalmente no hubo milagro. El eliminado fue el sacerdote venezolano. Se fue, claro, entre bendiciones. Las suyas y las de sus compañeros.