Historias de película
Gregory Peck, el actor que mejor defendió la inocencia y se sintió culpable por la muerte de su hijo
Este lunes se cumplen 20 años de la muerte del actor, ganador del Oscar por su magistral interpretación de Atticus Finch en Matar a un ruiseñor
El día ha sido largo y la noche aún más, pero Atticus Finch, que lleva en brazos a su hija Scout del coche a la casa, aún tiene fuerzas para compartir una de sus magistrales lecciones de vida con su otro hijo, Jem. «Hijo, hay muchas cosas feas en este mundo. Me gustaría poder evitar que las vieras, pero no es posible», explica el bueno, el buenazo, de Atticus al niño mientras carga con un peso mucho mayor que el de Scout: el de los prejuicios raciales.
Gregory Peck, el mejor Atticus Finch que podía tener la novela de Harper Lee Matar a un ruiseñor –y eso que no fue la primera opción ni la segunda–, también vio cosas feas en este mundo, pero ninguna tan fea como la que dejó destrozados a él y a su primera esposa (la segunda fue Veronique Passani), la finlandesa Greta Kukkonen: el suicidio del primero de los cinco hijos de Gregory Peck. En 1975, con 31 años, Jonathan Peck optó por seguir el mismo camino, el peor de todos los posibles, que la mujer de la que estaba enamorado, y se pegó un tiro en la sien.
El día de la tragedia, Gregory Peck se encontraba en Francia. El actor tenía entonces 59 años y siempre pensó que, de haber estado en Los Ángeles, su hijo no lo habría hecho. Así que, paradojas de esta vida con cosas feas, el hombre que mejor defendió en el cine la justicia y la inocencia, la de su cliente en lo legal y la de sus hijos en lo moral, se sintió en vida injustamente culpable.
Su abuela le inculcó el amor al cine
Eldred Gregory Peck nació en La Jolla, San Diego (Estados Unidos), en 1916. Su padre era católico y su madre se convirtió al catolicismo después de casarse, pero fue su abuela quien lo crio después de la separación de sus padres y también la persona que le inculcó el amor a las películas. La abuela llevaba todas las semanas al nieto al cine. Con 10 años, aún Eldred y no Gregory, ingresó en una academia militar. Después murió su abuela y se fue a vivir con su padre a San Diego.
Gregory Peck iba para médico pero, ya en la universidad, vio que su vocación era ser actor. De teatro, no de cine. Y así iba a ser hasta que, con 27 años, el orden se vio alterado, ya para siempre, con su participación en Días de gloria y Las llaves del reino, por la que recibió la primera de sus cinco nominaciones al Oscar. Todas al mejor actor, porque Gregory Peck se sintió protagonista desde el principio. Y las cuatro primeras, en apenas cinco años: Las llaves del reino, El despertar, La barrera invisible y Almas en la hoguera. Atticus Finch fue el papel que le dio su único y más que merecido Oscar.
Al año siguiente de su debut en el cine, Gregory Peck ya estaba trabajando con Alfred Hitchcock en Recuerda (1945). Un año después vendrían El despertar y Duelo al sol. Y al otro, El proceso Paradine, de nuevo a las órdenes de Hitchcock. Y así hasta ir sumando títulos como Las nieves del Kilimanjaro, El mundo en sus manos, Vacaciones en Roma, Moby Dick, Mi desconfiada esposa, Horizontes de grandeza, Los cañones de Navarone, El cabo del terror (mucho tiempo aparecería también en El cabo del miedo, el remake de Scorsese con Robert De Niro), La conquista del Oeste y muchas otras. Eso solo antes de ganar el Oscar al mejor actor por Matar a un ruiseñor. Aún habrían de venir más títulos para alimentar su filmografía, desde Arabesco hasta La Profecía pero para entonces Gregory Peck ya había lucido sus mejores trajes y su mejor sonrisa.
Gregory Peck murió a los 87 años. El 12 junio de 2003, hace ahora 20 años. Solo dos días después, el American Film Institute dio a conocer una relación con los 50 mejores héroes y los 50 mejores villanos de la historia del cine. Entre los primeros puestos de la primera lista figuraban Indiana Jones, James Bond, el Rick Blaine de Casablanca, Rocky Balboa, George Bailey (Qué bello es vivir), Clarice Starling (El silencio de los corderos) y otros 43 nombres que estaban por debajo de un hombre con un traje que no era de superhéroe, un sombrero en lugar de capa y la palabra como arma de defensa porque ese juicio lo ganó Atticus Finch.