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Entrevista

Hernán Zin, director del documental '13 días' en Netflix: «Quería hacer justicia con los padres de Julen»

El Debate conversa con el director de la serie documental sobre Julen, el niño de dos años que en 2019 cayó a un pozo en Totalán (Málaga), y los 13 días de angustiosa lucha por rescatarlo

La primera persona que aparece en el documental 13 días, uno de los contenidos más vistos del momento en Netflix, es Victoria García, la madre del pequeño Julen, que recuerda, mirando a cámara, los instantes previos a la caída de su hijo de dos años a un pozo de 71 metros de profundidad en Totalán (Málaga) el 13 de enero de 2019. Justo después conocemos el primer testimonio de José Roselló, el padre del niño. «Cuando llegué y me encontré lo que había, me volví loco».

Cuatro años después, Victoria y José acaban de comenzar su relato, por separado, y tienen que parar. La madre, para tomar aire; el padre, para beber agua porque no puede seguir hablando al recordar la caída de Julen al pozo. Es solo el principio de su angustia y su dolor por la pérdida de su segundo hijo –el año anterior había fallecido Oliver, su primogénito, a causa de un infarto, con solo tres años– y el comienzo también de 13 días, la serie documental de tres episodios dirigida por Hernán Zin, el argentino afincado en Madrid que refleja como nadie el dolor, la tragedia y los dramas humanos. Los que provocan la guerra o la pobreza, pero también, como en 13 días, el infortunio. En su entrevista con El Debate, como en su excelente documental, Hernán Zin tiene muy presentes a los padres de Julen.

–Cuesta conciliar el sueño después de ver 13 días y recordar la tragedia de Julen. ¿A usted también le costaba dormir mientras dirigía el documental?

–Para hacer muy bien el trabajo de documentalista hay que tener mucha empatía y ponerse en la piel del otro. Fui el primero en ponerme en el lugar de los padres y en el lugar de tantos voluntarios para que el público pudiera hacerlo también.

–¿Cómo le vino la idea de 13 días?

–Me pareció una historia muy interesante que valía la pena contar por dos motivos. En primer lugar, porque los padres tuvieron un hijo, una hija, el tercero, que es un ejemplo de superación, de resiliencia. Me parece que hay que tener mucho valor para superar algo así y para animarse a tener otro hijo. El otro motivo es que cientos de voluntarios se fueron a esa montaña en medio del frío, porque en Málaga hace frío en invierno, sin pedir nada a cambio, a meterse a excavar. Creo que fue una situación tan extrema que refleja lo mejor de la condición humana. Y ahí todo el mundo fue a sumar, a cooperar sin ego. Y claro, me pareció una historia fascinante.

–¿Qué tenía claro desde el principio que quería hacer y no quería hacer con 13 días?

–Es una buena pregunta (hace una pausa para pensar). Quería hacer justicia con los padres, porque el caso fue bastante maltratado, sobre todo en las redes sociales. Me parecía que había que poner las cosas como fueron y la serie lo hace. Día a día y de forma muy meticulosa, te va contando lo que pasó. Quería poner en valor el esfuerzo de tantos ciudadanos que se lanzaron ahí y también las instituciones públicas porque, como extranjero, el español es muy crítico y está bien ser crítico, pero a veces no valora a la administración pública, cómo trabajan la policía, las fuerzas de seguridad. Hay una profesionalidad enorme y ahí se demostró.

Hernán Zin ha recibido dos nominaciones a los Goya: por Nacido en Gaza y por MemoriaAlfonso Úcar

–Muestra a los padres de forma individual para luego unirlos con ese emotivo final del tercer episodio. ¿Quería reflejar que se trata de dos dramas y no uno?

–Es una buena pregunta. Cuando te entrevistas con una persona que sufre un trauma tan grande, lo último que quieres es retraumatizarlo. Al contrario, quieres que te lo cuente y que ese lo ayude un poco a sanar. Son entrevistas muy íntimas en las que no hago preguntas. Solo digo ‘cuéntame lo que me quieras contar’. Para mí lo lógico era estar solo con el padre, solo con la madre, para crear esa complicidad y ese espacio de protección a la víctima. Hay que tener mucha delicadeza. No estamos para forzar a nadie, ni para buscar el morbo.

–¿Qué le han dicho los padres de Julen después de ver el documental?

–Para mí era muy importante que vieran la serie antes de salir a Netflix, y estaban conformes, lo cual a mí me enorgullece. Me gusta que la gente que participa y que en mis películas o en mis libros sienta que he sido honesto y que he puesto frente a un espejo fidedigno sin que mi ego se meta de por medio, sin que ningún afán de de llamar la atención de la gente gratuitamente se meta en el medio. De hecho, la serie, casi sin promoción, está en los primeros puestos de Netflix. Porque tiene verdad. El público es muy inteligente, más inteligente de lo que pensamos y valora cuando hay honestidad y verdad.

–¿En qué le ha cambiado 13 días como persona?

–He trabajado en más de 80 países. En 35 películas. He cubierto 20 conflictos armados. Cada uno me transforma de una manera. Tardo tiempo en digerirlo, en entender qué me aporta. Es un trabajo muy egoísta. Es lo que me dijo un día Savater, el egoísmo inteligente. Lo hago porque quiero aprender de los demás. Ves lo mejor de la condición humana y quieres inspirarte. 13 días me genera mucha admiración. He encontrado héroes desde los operarios de las grúas que se fueron ahí y se tiraban hasta que se desmayaban. La sociedad tiene un problema: admira a quien no tiene que admirar. Con 13 días quería dar la vuelta a la tortilla. Hay que admirar a los maestros, a los profesores, a los médicos, a los enfermeros... no a los futbolistas ni a los cantantes. Admiro a la gente de a pie que en un momento tan duro saca lo mejor de sí.

–Impresiona el manejo de los silencios en 13 días...

–El manejo del silencio en la narración, en el arte del espacio vacío, es fundamental. Ese momento en el que sientes al otro, donde hay una conexión. Yo los silencios los valoro muchísimo y creo que tienen que estar en todas las películas. Hay que dar silencio y respiro a nuestras historias para digerirlas, sobre todo cuando son temas humanos.

Hernán Zin, en un momento de su entrevista en El DebateAlfonso Úcar

–Hábleme de cada episodio de 13 días por separado. ¿Qué destacaría de cada uno?

–El primer episodio fue el más fácil de hacer. Tenía muy claro el concepto del camaleón como símbolo. Esa montaña es de una dureza extrema. Por eso hay camaleones, porque no se puede cultivar. Tenía claro que ese era el arranque. El segundo acto fue el más difícil porque se vuelve muy técnico todo. Me daba miedo que la gente se quedara a medio camino, quería que llegara al final, porque el tercero también es muy emotivo. También ahí manejo mucho los silencios cuando todos se callan en ese momento de respeto por la víctima. El segundo episodio fue el que más me costó montar. No sabía cómo hacer para que eso fluyera y no fuera un tratado de ingeniería. Pero creo que se consiguió moviendo elementos y mezclándolos con la parte humana.

–¿Qué recuerda de la grabación del final del tercer capítulo en la playa?

–El mar está en todas mis películas y en todos mis libros. A mí el mar me salvó la vida. Hacer deporte en el mar. El mar te hace sentir lo pequeño que eres y te alejas de la costa y ves todos los problemas en perspectiva. Me da mucha paz. Lo tenía clarísimo: ese mar, cómo abría el horizonte, salíamos de un pozo y nos metíamos en un horizonte abierto de posibilidades de paz.

Hernán Zin, director de la serie documental 13 díasAlfonso Úcar

13 días también habla de los medios de comunicación, de la cobertura del caso Julen y de las redes sociales.

–Yo no estuve en España en aquel momento y entonces no seguí la cobertura informativa. Así que mi mirada fue muy fresca. Vi que algunos medios abusaron del tema porque levantaba audiencia. Los todólogos son un cáncer que nos hace muy mal a los periodistas, nos sacan trabajo y en la mesa redonda pueden opinar de Somalia, del precio del tomate y las elecciones. La gente no debería opinar de todo. Los todólogos en la época de Julen se cubrieron de gloria. Decían estupideces. Y eso es algo que el periodismo de espectáculo abusa y que tenemos que repensar también como sociedad. Y las redes sociales ya sabemos lo que son. El anonimato hace que salga lo peor de la condición humana. Había más de 50 grupos en Facebook de 'muerte a Julen' y cosas así que uno dice 'qué horror'. Es una parte de la población muy pequeña, pero fue muy desagradable. Por eso creo que la serie les hace justicia frente a los todólogos, frente a los que buscan el morbo y frente a quienes en las redes sociales dijeron auténticas barbaridades y se rieron de una desgracia tan terrible. El 99% de la gente no es así. Esos podemos estar tranquilos.

–¿Qué tenemos los españoles que no tienen los 80 países a los que ha viajado?

–Vivo en España desde hace 28 años y creo que es el mejor país del mundo para vivir. Creo que los propios españoles muchas veces no valoran lo que tienen. Es un país con una seguridad extraordinaria. Carreteras, clima, comida para vivir... Es unos mejores países y por eso decido quedarme en Madrid y estoy cada día más enamorado de esta ciudad. Creo que la gestión de la ciudad, de la Comunidad, es espectacular. Sobre todo porque está ayudando a los emprendedores, que era el gran déficit que tenía España, que no alentaba al creativo, al emprendedor. De alguna manera lo maltrataban. Eso está cambiando. Al menos en Madrid se ve un cambio y es lo que le faltaba para ser el lugar perfecto. Llevo 22 años haciendo películas por mi cuenta. Digo que nos dé una mano, que se nos aliente más. No hablo de subvenciones, todo lo contrario. Digo facilitando el acceso a la comunicación y a la financiación, creer en el potencial de la gente. No subvencionar, sino alentar.

–¿Cuáles son sus siguientes proyectos?

–Acabo de lanzar podcast. Tenía uno de tecnología que iba muy bien, pero quería hablar de todo lo que aprendí en la guerra, de todas esas lecciones que me dio tanta gente como en 13 días. Es una herramienta que puede servir a quienes escuchan el podcast para lidiar con sus problemas cotidianos con mucha ansiedad. Se llama Lecciones de una vida en guerra. Esas lecciones nos pueden servir a todos para vivir mejor. Creo que es un podcast muy distinto y se van a reír mucho y ojalá los ayude a vivir mejor.

–¿Cómo ve el desarrollo del género documental en España? ¿Cree que va a seguir su auge?

–Mira, yo hice mi documental para TVE en el 96 en Calcuta y he pasado por toda la época del documental: la buena, las malas, cuando había dinero en TVE, cuando había dinero en Canal Plus, cuando no lo había... Ahora empieza a caer .Los que amamos esto lo seguiremos haciendo pase lo que pase. Seguiré haciendo esto. Me gusta, es lo que amo. Es un oficio, es una vocación, ni siquiera es un trabajo. Y en contexto han sido años buenos, pero cuando vengan los malos seguiremos. Porque creo en la importancia, en los valores que transmite, en la libertad narrativa que tiene y en que a mí me hace mejor persona hacerlo mejor.

–Me gustaría terminar con un recuerdo a Julen, a sus padres y a sus hermanos...

–La gente como los padres de Julen que ha sufrido un trauma tan grande y se anima a meterse ahí de vuelta y a compartirlo con la sociedad, tiene mucho valor. De los padres de Julián y de toda la familia destaco su generosidad. Les digo que muchas gracias por haber confiado. Han sido muy generosos y no tengo más que palabras gratitud.