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Sánchez y Évole, durante la entrevistaLa Sexta

Lo de Évole

Manual de victimismo de Sánchez: «Deshumanizan al adversario con eso del malvado sanchismo»

El presidente del Gobierno culpa a «la derecha política, económica y mediática» del fomento del «antisanchismo», un «globo» que quiere pinchar con una gira mediática que el martes continuará en un programa que este domingo criticó

Del autor de Manual de resistencia llega Manual de victimismo. Tal fue la impresión que quedó tras la entrevista de Pedro Sánchez con Jordi Évole, nueva escala en la gira audiovisual del presidente del Gobierno, que este martes estará en El Hormiguero, uno de esos programas a los que criticó –sin llegar a citarlo– este domingo.

Fue una entrevista muy en la línea de la que concedió al mismo periodista allá por 2016, justo cuando había sido descabalgado de la secretaría general del PSOE. Entonces arremetió contra los poderes económicos y ciertos periodistas, contra los «responsables empresariales que han influido a través de los medios de comunicación, o que lo han intentado, en las decisiones de las distintas organizaciones políticas…». Este domingo insistió en que, «sin duda alguna», existen «poderes económicos» que no le quieren en el poder. ¿Quiénes son? «Como dicen en las novelas policíacas, siga la pista del dinero. Del dinero de los sobresueldos y del dinero de aquellos que siempre han pensado y han creído que este país es el suyo», respondió. En 2016 señaló a César Alierta, algunos bancos y El País, pero ahora, alegando que es presidente del Gobierno, se negó a concretar.

Alta participación y victoria

Sánchez comenzó pronosticando una alta participación en las próximas elecciones: «Entre el 73 y el 76%. No subestimemos el poder de la política y el poder del voto». «Creo que voy a ganar las elecciones en votos y en escaños, pero tendré que sumar, en este caso con Yolanda», añadió.

«¿Usted puede garantizar la integridad del sistema electoral español?», planteó Évole. «Absolutamente (…) Esto todo obedece a la misma estrategia, una estrategia trumpista. ¿El trumpismo al final qué es? Es, uno, la deshumanización del adversario político, es lo que han hecho durante estos últimos cinco años con ese malvado sanchismo. Dos, es al cuestionamiento de los resultados electorales cuando a ti no te gustan. Y, tres, es el incumplimiento de la legalidad».

«Que te vote Txapote»

Es un hombre dolido por esos ataques de lo que él llama la derecha y ultraderecha, especialmente por una socorrida frase: «La maldad de utilizar la figura de un asesino como Txapote, con esto de 'Que te vote Txapote', y banalizar con ello y frivolizar el sufrimiento de muchísimas víctimas, tal y como ha dicho en muchísimas ocasiones Consuelo Ordóñez». «Es tratar de situarme a mí y al PSOE en unas coordenadas que no obedecen a nuestra historia». También ha padecido por los ataques a su esposa: «Mi mujer ha sufrido ataques injustos. Ella no es política, y no cuenta con los elementos con los que se cuentan desde la política para defenderse. Se han utilizado técnicas muy semejantes a las que se han utilizado con la pareja de Obama o con la pareja de Macron. Decir que es un transexual o decir cualquier otra de las barbaridades que se han venido diciendo, no por la transexualidad sino por la forma de atacar personalmente a mi mujer».

Recordó sus peores momentos al frente del Gobierno. «He llorado de rabia y de frustración durante los momentos de la pandemia». Reveló que su mujer y sus padres pasaron la enfermedad, y que su suegro llegó a estar en la UCI. Él se despertaba envuelto en sudores, pero no tenía COVID: «Lo que tenía era un nivel de estrés que no había sufrido a lo largo de mi vida».

Autocrítica, pero poca

Évole le recordó que en los últimos años no ha dado entrevistas a Ana Rosa Quintana, Vicente Vallés, Carlos Herrera, ABC, El Mundo y La Razón, por lo que le planteó si no se había olvidado de la gente que no le vota. «No he parado de trabajar, no he tenido cuatro años normales», se excusó, pero el presentador le recordó que sí tuvo tiempo para atender a medios afines. Solo hubo dos momentos de autocrítica del líder socialista a lo largo de la entrevista. El primero fue el relativo al no haber frenado el antisanchismo inculcado, según él, por esos y otros medios. «Algo habrá hecho mal usted», afirmó Évole. «Sí, no haber prestado atención al factor corrosivo y al veneno que iban metiendo en la sociedad con esto del sanchismo».

El otro fallo que admitió es uno atribuible –en primera instancia– a Irene Montero y Unidas Podemos: «el error técnico» en la Ley del sí es sí, que considera «el mayor error» de la legislatura. En todo caso, dijo que el cese de Montero nunca estuvo sobre la mesa porque, en tiempos de pandemia y de guerra, «siempre he antepuesto la estabilidad».

Contra los medios conservadores

Évole entró en valoraciones. Consideró excesivas las críticas de «la prensa conservadora» y lo acusó de falta de contundencia para contrarrestar ese relato y de falta de naturalidad: «Yo no soy perfecto, nunca he aspirado a serlo», replicó.

«La derecha política, económica y mediática» obsesiona al presidente. «Yo simplemente le pido que haga el siguiente ejercicio mañana. Usted se levanta por la mañana y se hace un paseo por las distintas emisoras de radio. Posteriormente, enciende los telediarios, ve los programas matinales de las teles y, ya para acabar el día, echa un vistazo a algunos de los programas de entretenimiento que hay en esas cadenas de televisión. Y verá la desproporción que existe entre las visiones conservadoras o ultraconservadores que se da en los debates públicos respecto a las progresistas». «Eso nada tiene que ver con la realidad sociológica de nuestro país», lamentó. Évole le preguntó si, cuando aludía genéricamente a los programas de entretenimiento, se refería en concreto a El Hormiguero: «No voy, como presidente del Gobierno, a señalar a ningún programa».

Jorge Javier y Ana Rosa

«Me parece que Jorge Javier es un monstruo de la televisión. Me parece una lástima, un error, que no continúe presente en las pantallas», dijo sobre el adiós de Sálvame. El presentador catalán «es una persona progresista, comprometida», con la que tuvo una conversación telefónica cuando anunció su marcha de Mediaset.

Por contra, ya hace «mucho tiempo» que no conversa por teléfono con Ana Rosa Quintana. «Espero ir pronto a su programa», dijo de ella. «Creo que tengo que estar en todos los programas para pinchar esta burbuja de mentiras, de manipulación y de maldades». La presentadora le ha contestado este lunes.

No miente, rectifica

Con sus propias palabras –escuchadas en varios vídeos– se le recordó que dijo que no iba a pactar con Bildu y que los secesionistas catalanes cumplirían sus penas de forma íntegra. «¿Tiene un problema de credibilidad?», preguntó Évole: «¿Mentir qué significa? Mentir significa decir algo a sabiendas que no es verdad con el propósito de engañar. Mentir es el 11 de marzo y ETA. Rectificar o reconocer errores, como nosotros hemos cometido, es una cosa bien distinta», apuntó. «¿Que yo he cambiado mi posición sobre, por ejemplo, la política que teníamos que seguir en Cataluña? Eso es evidente, lo he reconocido. Lo he hecho por una causa mejor, que es la convivencia». En una entrevista en la que se habló muchísimo del pasado y apenas del futuro, no hubo tiempo para preguntar si habrá referéndum en Cataluña en caso de que vuelva a ser presidente.

«Cuando se dice que yo he gobernado con Bildu no es cierto. Con Bildu me separa una distancia abismal. Creo que Bildu tiene que recorrer un camino que aún no ha recorrido. Gobernar significa tener ministros o ministras de ese partido político». Évole le recordó que tardó tres días en criticar que ese partido incluyese terroristas en sus listas. En todo caso, insistió en un argumento que ha reiterado en los últimos días, que lo que «lo importante no es con quién, sino para qué», es decir, que lo importante son las medidas aprobadas y no el partido que las vota.

El giro en la política con Marruecos también fue objeto de conversación. «Yo defiendo el interés general de mi país. España continúa siendo el principal donante al pueblo saharahui. Y constato una realidad. La realidad es que, en cincuenta años que ha habido este conflicto, no ha habido ningún avance y que, por tanto, si la comunidad internacional está diciendo que tenemos que encontrar otras vías para resolver este conflicto, y siempre que tiene que ser una solución acordada, España tiene que estar en esa posición constructiva». Se mencionó la tragedia en la valla de Melilla que dejó 37 muertos y 77 desaparecidos: «Un hecho lamentable y dramático que tenemos que hacer todo lo posible para que no vuelva a suceder».