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Pablo Motos y Pedro Sánchez, este martes en El HormigueroAntena 3

El Hormiguero

Sánchez en 'El Hormiguero': como Pedro por su casa ante un Pablo Motos cohibido

El presidente del Gobierno coleccionó ovaciones de un público adepto a su causa ante un Pablo Motos cohibido que fue de más a mucho menos

Pedro Sánchez fue a ese «programa nocturno» que tanto ha criticado en las últimas semanas y salió más que airoso. Lo esperaba, y no precisamente a porta gayola, Pablo Motos, que aunque tenía preparadas en el guion cuestiones incisivas apenas repreguntó ni tampoco supo rebatir la catarata de datos del líder socialista. Al valenciano se le vio cohibido en el cuerpo a cuerpo, y permitió demasiadas interrupciones presidenciales. Fue perdiendo fuelle a medida que avanzó la entrevista y hacia el final incluso permitió largos monólogos de Pedro Sánchez, tal y como había hecho el Gran Wyoming en La Sexta. Siguiendo con el símil taurino, el presidente se le fue sin torear.

No se vio distendido a Motos casi en ningún momento, y la prueba es que apenas soltó sus habituales cuñas chistosas (una de las pocas fue decir «de presentador a presentador», en relación a los Aló, presidente de Sánchez en Ferraz). El valenciano ha contado en alguna ocasión que es muy crítico consigo mismo, y que en el coche de vuelta a casa y en la cama le sigue dando vueltas a las entrevistas cuando no le salen bien. Este martes es uno de esos días.

Por el contrario, a Sánchez se le vio cómodo desde el principio. Cuando Motos le recordó que llevaba siete años sin ir por el plató, contestó que es por que estaba esperando a que llegase el programa 1.879, pues 1879 es el año del nacimiento del PSOE. En cuanto a su argumentario, una vez más volvió a jugar la carta del miedo a Vox, del que solo se apiadó cuando las hormigas, ya al final del programa, le plantearon cómo se tomaría que una de sus hijas tuviese un novio votante del partido de Abascal: «El amor es libre», contestó sonriente.

Elecciones veraniegas

Sin apenas preámbulos, Motos fue al grano. Le preguntó de entrada si convocar elecciones en un día con temperaturas de 40 grados de media y con millones de españoles desplazados por motivos vacacionales le parecía una gran idea. «Retrocedimos mucho en las municipales por una hipermovilización del PP y de Vox, y porque hubo una fragmentación a la izquierda del PSOE. Vi claro que España necesitaba unas elecciones para clarificar la situación», argumentó. El presentador le planteó que si las hubiese convocado en septiembre quizá antes de ir a las urnas le hubiesen surgido críticos en sus filas. Negó la mayor: «El PSOE está unido en torno a la acción del Gobierno», afirmó, causando seguramente la risa de algunos barones en sus casas.

Uno de los tertulianos de El Hormiguero, Juan del Val, dijo en su día en el programa que convocar elecciones el 23 de julio era «un fraude». Sánchez replicó con tono grave: «Esta acusación es grave».

En toco caso, recordó que Feijóo llamó años atrás a las urnas en Galicia en julio «con pandemia y confinados», y Motos no le supo precisar que así fue, pero que aquellos comicios se convocaron en la primera quincena (día 12) y no en la segunda (23), y, sobre todo, que habrían sido antes de no ser precisamente por la situación sanitaria.

Las tertulias de 'El Hormiguero'

Sánchez quiso diferenciar entre «la opinión pública» y la «opinión publicada». La primera, a su juicio, se divide al 50% entre «conservadores» y «progresistas». Pero insistió en que hay desproporción en las tertulias entre opiniones de derechas y de izquierdas, pues hay más voces del primer tipo que del segundo, según su peculiar recuento. Con la excusa de que es el presidente del Gobierno, no precisó a qué tertulias se refería y se quedó tan ancho. Motos enumeró parte de los medios «muy favorables» a Sánchez «como la SER, El País, TVE, Pública, Diario.es o Info Libre». «Es su opinión, no la mía. Yo no señalo a ningún medio de comunicación ni a ningún periodista», regateó el líder socialista.

El comodín de que es presidente del Gobierno lo empleó también cuando el presentador preguntó a qué programa se refería cuando dijo «veremos en programas de máxima audiencia insultar sin derecho a réplica». El valenciano, que evidentemente sabe que estaba hablando de El Hormiguero, le recordó que espacios televisivos de máxima audiencia con tertulia solo están el que él dirige y Supervivientes, donde ahora que no está Jorge Javier no cabe la política (esta última frase es una precisión del cronista). Añadió después que los medios eran los mismos en las anteriores elecciones, cuando ganó. Fue en esta primera parte cuando Motos replicó más a Sánchez, y llegó a decirle que en el caso de las tertulias de El Hormiguero «hay descompensación, pero hacia la izquierda», lo que se corroboró cuando emitió un vídeo en el que se escuchó decir a sus tertulianos Rubén Amón y Juan del Val que votaron al PSOE y a Miguel Lago que lo hizo por Podemos.

En todo caso, Sánchez siguió con su mantra de que los medios conservadores son muy malos con él y le atacan con falsedades varias: «El sanchismo, ese monstruo de siete cabezas que se han inventado algunos, solo hace maldades», ironizó. «En las últimas 24 horas, medios de comunicación han dicho que soy trumpista, me han equiparado con el líder del Grupo Wagner, y el líder de la oposición ha venido a decir que soy el causante de la muerte de un trabajador ayer por la ola de calor», enumeró, siguiendo la táctica victimista que había empleado en de Lo de Évole. Solo que esta vez la combinó más con ataques contundentes a la oposición y a los presuntos cruzados mediáticos que no le dejan presidir tranquilo.

Sus mentiras

Sánchez defendió en el programa de Alsina y en el de Évole que él no miente, sino que rectifica. En El Hormiguero se reafirmó. Tanto lo repite que quizá acabe convertido en un estribillo a lo Shakira, en plan «los presidentes no mienten, los presidentes rectifican».

«¿Qué es una mentira? Mentir es decir algo que sabemos que no es cierto con la intención de engañar. ¿Adolfo Suárez mintió cuando dijo que no iba a legalizar el PCE y luego lo legalizó? ¿Mintió Felipe González cuando dijo que ‘de entrada no’ y después hizo un referéndum para entrar en la OTAN? Eso no es mentir. Es rectificar, y es rectificar bien», argumentó el presidente del Gobierno, y Motos perdió la ocasión de precisarle que para eliminar el delito de sedición e indultar a Jorqueras y compañía no hubo referéndum alguno. Como si fuese un capítulo de Epi y Blas, una vez que nos explicó qué es una mentira, nos aclaró lo que sí lo es: mentir, niños, es lo que hizo el PP en 11-M. Motos convino con Sánchez en que aquello «fue horrible y asqueroso», mientras el público aplaudía por primera vez al presidente.

Una de las positivas rectificaciones presidenciales fue con el problemón catalán. «He rectificado, pero hoy hay una mayor tranquilidad en la política catalana», presumió. «La supresión del delito de sedición no hay quien la entienda», le afeó Motos. El líder socialista alegó que la Constitución da «un botón político» que es el «artículo 155» en caso de que sus ahora socios vuelvan a las andadas de 2017. De la malversación, al igual que de Bildu, directamente no se habló.

La siguiente pregunta fue directa: ¿habrá una consulta en Cataluña si sigue siendo presidente después de las elecciones?: «Yo no sé que han puesto otros partidos en sus programas. Sé que en estos cinco años no se ha celebrado ningún referéndum de autodeterminación, y con el PP se hicieron dos», dio un rodeo primero. Finalmente, Motos se dio por respondido con esta frase: «Constitucionalmente no es posible y políticamente es contrario a lo que he venido defendiendo en estos cuatro años, que es la unidad». Hay que tomar nota de esta frase, con la esperanza de que haya en ella más verdad que en otras que soltó en el mismo programa en anteriores visitas.

Ley Montero

La Ley del solo sí es sí mereció otro apartado. «Toda. Esa responsabilidad la asumo en primera persona», dijo sobre el estropicio que ha liberado y rebajado penas de delincuentes sexuales. Añadió que «lo importante es que se ha resuelto un error». Motos recordó que esa rectificación tardó seis meses y que ya había informes previos que alertaron de que la ley iba a provocar efectos indeseados. No contestó, y esquivó el asunto recordando cómo han crecido las partidas destinadas a la «violencia de género». El presentador le preguntó si ese incremento ha tenido resultados en cuanto a disminución de ese tipo de delitos: «Hay mayor concienciación», fue lo único que pudo contestar Sánchez.

Es un tema en el que se le notaba incómodo, pero hábil como es con la oratoria supo salir empleando el comodín del PP. Recordó las palabras de Feijóo aludiendo al «divorcio duro» de un dirigente de Vox y lanzó un «la violencia de género no se justifica nunca» que le valió la segunda ovación de la noche por parte del público del plató.

Tres ovaciones más

Pronto llegaron un par de ovaciones más. Una fue por soltar una exageración de esas que funcionan en los mítines y que Motos no le precisó: «El Partido Popular propone un pacto bastante peculiar. Que es que siempre gobierne el Partido Popular». Y la siguiente se produjo cuando lanzó un pronóstico cara al 23 de julio: «Voy a ganar las elecciones. Voy a tener más votos, voy a tener más escaños». Motos estuvo ahí rápido y le preguntó si era una previsión de Tezanos, pero Sánchez ni contestó porque estaba disfrutando de esta nueva ovación. Dada la entusiasta respuesta del público que mereció esa arriesgada (por contraria a las encuestas) y mitinera afirmación, concluimos que el público estaba formado en buena cuota por afiliados o al menos por muy simpatizantes del PSOE.

En el esprint final, Motos se empecinó con la idea de que para parar a los extremos ideológicos hubiese acuerdos entre PP y PSOE. Hacerle este planteamiento al creador del famoso «no es no» es una pérdida de tiempo. Y, además de perder el tiempo, se acabó llevando un pequeño tirón de orejas, una corrección como de profesor universitario a alumno díscolo, una cornadita de un Sánchez ya definitivamente crecido: «Yo no compararía a Yolanda Díaz con Santiago Abascal. Sé de su compromiso democrático, sé de su buena fe al frente del Ministerio de Trabajo», enumeró sobre su socia. Era muy distinto su feeling con Pablo Iglesias: «Tenía una relación correcta, es una persona de fuertes convicciones pero que no son las mías».

«El feminismo va contra el machismo» fue la frase que le valió, ya en los minutos finales, la quinta ovación de la noche, cuando Motos abogó por un feminismo que no fuese de confrontación, al contrario del empleado por Montero y su secuaz Pam. «Son públicas y notorias las diferencias que he tenido con la ministra Montero en esas cuestiones, pero yo he antepuesto siempre la estabilidad institucional», alegó para justificar que no hubiese cesado a la ministra de Igualdad. «Hemos aprobado 200 leyes y han sido 200 batallas parlamentarias», presumió. Los decreto-ley, que han alcanzado con Sánchez cifras de Libro Guinness de los récords, no los enumeró. Y Motos tampoco se los recordó: no era su día.