‘El Hormiguero’
El extraño trabajo que Santiago Segura tuvo antes del cine
El actor y director reveló el defecto interpretativo que comparte con su hija Sirena
Le llaman el «Georgie Dann del cine», reveló Santiago Segura, que este lunes se sentó en la silla de El Hormiguero para despedir la temporada. La excusa es el inminente estreno de
Vacaciones de verano, que pertenece al género que más ha trabajo en los últimos tiempos: «Es una comedia familiar con niños».
Va de esto: a los personajes que interpretan Leo Harlem y el propio Segura los echan del trabajo tras 30 años y el cuñado de su compañero (Antonio Resines) les ofrece hacer de animadores de niños en un hotel de lujo. Hasta con 20 niños ha trabajado en el rodaje, entre los que hay una pequeña que debuta: Daniela, para la que ejerció de padre durante el rodaje. Hablando de la familia, es su séptima película con su hija Sirena: «Tiene dificultad, como yo mismo, con las frases largas. Como su padre es el guionista y el director, dice: ‘Papá, no tan largas, que tiene tres líneas’. Es maravillosa, pero me da pena porque está creciendo. Son tan graciosos así de pequeñitos… Calma ya tiene quince años y es todo distinto».
En la película su mujer es Patricia Conde, por lo que algunos tuiteros la califican de ciencia-ficción, bromeó Segura. Y luce de nuevo peluca: tiene siete guardadas en su productora, cuya sede es debajo de su casa.
En diciembre lo volveremos a ver en las pantallas. Será en la película La Navidad en sus manos: «No la dirijo yo, hago de Papá Noel», avanzó.
Es el rey de la taquilla en España, y lo volverá a ser en verano y en Navidad. Pero antes del cine, antes de Torrente, trabajo como «chivato», o, por decirlo suavemente, como «cliente sorpresa de la SEAT». Me mandaban a los concesionarios para intentar comprar el nuevo modelo que había salido. Me explicaban, yo tomaba como unas notas. Hacía como un cuestionario. Si el tío me había vendido bien la cosa le daba 5.000 pesetas. ‘Hola, soy el cliente sorpresa de la SEAT. Ha hecho un gran intento de venta’, y le daba 5.000 pesetas. Si el tío no lo había hecho bien, o me había tratado así mal, simplemente lo reportaba a la compañía”. «Duré muy poco», recordó.
Pero después llegó Torrente y lo cambió todo. Hace 25 años de aquello. Hay un participante de aquella película que reclama una nueva cinta: «Cañita Brava llama todas las semanas, y es algo que me emociona mucho. Cuelga enseguida, eso es lo bueno…», contó. El cantante coruñés, por si acaso, hace deporte y está en forma: «Estoy preparado para correr», le ha dicho a Segura. «Pondremos una escena que corras», se lo saca de encima el director.