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Rose y Jack, en 'Titanic'

Rose y Jack, en 'Titanic'

Cine

¿Se perdió un «picasso» en el Titanic?

La película de James Cameron, en la que se ven varias obras de arte en el camarote de Rose, es el origen de la confusión

El día de 2012 en que se cumplieron 100 años del hundimiento del Titanic multitud de jóvenes mostraron su sorpresa en las redes sociales porque se enteraron de que el hundimiento del trasatlántico había sido un suceso real. Hasta entonces, habían vivido con el convencimiento de que todo era una ficción inventada por James Cameron y su gente. Esta anécdota, que en principio alerta sobre una preocupante incultura pese a tener el conocimiento básico a golpe de Wikipedia, explica también el hecho de que haya quien pueda pensar que en el famoso hundimiento desaparecieron para siempre importantes obras de arte, entre ellas una obra del español Pablo Ruiz Picasso.

El origen de la confusión son varias escenas que se desarrollan en el camarote de Rose DeWitt Bukater, el personaje principal interpretado por Kate Winslet.

Dada la precisión de James Cameron a la hora de recrear todos los detalles del hundimiento, a su obsesión por la perfección que le llevó a realizar 33 inmersiones para ver el pecio en persona, lógico que aparezcan estas dudas. Si es tan exacto en todo, ¿por qué no habría de serlo también en esto?

La obra que sujeta Rose

Aparecen varias obras. Una de ellas es Les Demoiselles d’Avignon, de Picasso, que aparece en un par de escenas. En la primera de ellas, cuando está desembalando su equipaje en su camarote, Rose toma un lienzo entre sus manos, lo que nunca podría haber hecho con la pieza que hoy conocemos con ese título, que mide 244 x 234 centímetros. El malagueño llenó 16 cuadernos de apuntes, y además realizó estudios previos en diversos soportes, durante la ejecución de la obra. De hecho, se conservan «unas 400 o 500 imágenes en total» relacionadas con esta pieza, según explica uno de sus más acreditados biógrafos, John Richardson. Pero no consta que existiesen unas demoiselles d’Avignon con un acabado y unas medidas como la obra que sujeta Rose. «Es como estar dentro de un sueño. Hay una verdad, pero no hay lógica», dice mientras tiene delante de sus ojos Les Demoiselles d’Avignon y un retrato cubista de un artista que se llama «algo como Picasso», le dice a su criada, que se interesa por el nombre del pintor.

Dos obras de Picasso, en un plano de 'Titanic'. A la izquierda, 'Les Demoiselles d’Avignon'

Dos obras de Picasso, en un plano de 'Titanic'. A la izquierda, 'Les Demoiselles d’Avignon'

Hasta 1916 no salió de su taller

La realidad es que cuando el Titanic se hundió en 1912, esta obra del artista español no había salido jamás de su taller. Por entonces, solo se sabía de su existencia a través de Historia anecdótica del cubismo, un libro obra de un gran amigo de Picasso, André Salmon, quien había tenido ocasión de ver el lienzo en el estudio del artista y que había quedado «desconcertado y en silencio» (Richardson dixit) al contemplarla, al igual que Max Jacob y Guillaume Apollinaire, dos escritores amigos del pintor.

La primera vez que traspasó esos muros fue en julio de 1916, cuando fue expuesta durante quince días en el en la Expo L’Art Moderne, celebrada en el parasiense Salon d’Antin, detalla otro de los biógrafos de Picasso, Pierre Daix. El coleccionista Jacques Doucet, famoso diseñador de moda, la compró por 25.000 francos a finales de 1923. Le pidió al malagueño que firmase la obra, a la que éste se negó. Nació así la leyenda de que el cuadro estaba inacabado, y el propio Picasso contribuyó a que esta historia se extendiese, si bien finalmente acabó reculando y asegurando que sí estaba terminada cuando se la vendió a Doucet.

Dos años después, en 1925, André Bretón reproduce la obra por primera vez, en La révolution surréaliste. Tras la muerte de Doucet, Les Demoiselles d’Avignon cruza el Océano Atlántico, como lo hizo el Titanic: es comprada en 1937 por 150.000 francos por la Galería Seligmann de Nueva York. «Fue entonces cuando comenzó su carrera pública», destaca Daix. Es decir, hasta 1937 no es una obra conocida. Ese mismo año es donada al MOMA, donde permanece.

Degas y Monet

En el camarote de Rose se ven otras obras de arte. Cuando desembala su equipo y en una escena en que le ayudan a vestirse, se ve al fondo una versión del óleo L'Étoile, ejecutado por Edgar Degas hacia 1878 y que se conserva en el Musée d’Orsay, en París.

Otra pieza es la que llama la atención de Jack Dawson (Leonardo Di Caprio), cuando entra por primera vez en el camarote de Rose: “¡Un monet!, grita este dibujante con querencia por el desnudo femenino (en el Titanic, pero también en el París más crápula, el de Montmartre). Es una reproducción a pequeña escala de un fragmento de Les Nymphéas, de Monet, una serie de óleos que se pueden ver al completo en el parisino Musée de l'Orangerie y que fueron realizados entre 1918 y 1926.

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