Entrevista
María Dabán: «La campaña de Igualdad contra Pablo Motos fue vergonzosa, pero a nadie del Gobierno se lo pareció»
La guionista y tertuliana de El Hormiguero visita la redacción de El Debate. «La personalidad de Pablo Motos es alucinante. A lo mejor un día alguien se pone a estudiarlo», asegura
La 17ª temporada de El Hormiguero que terminó con la visita de Santiago Segura ha sido especial. En lo bueno, además de por otra colección de grandes momentos que nos ha dejado, porque el programa de Antena 3 ha promediado un 16,7 % de cuota de pantalla, la más alta de toda su historia. Y en lo malo, por los lamentables ataques contra Pablo Motos, y contra el programa en general, lanzados desde un mismo punto: la izquierda política más radical, con el silencio cómplice de la otra izquierda del Gobierno de Sánchez.
Solo la execrable campaña orquestada contra Pablo Motos desde el Ministerio de Igualdad, y la absurda crítica de la actriz Mónica López al decir que se negó a ir a El Hormiguero porque «ese señor (refiriéndose a Pablo Motos) blanqueaba el fascismo» –cuando en realidad nadie la invitó–, hacen que la sonrisa permanente de la periodista navarra María Dabán desaparezca por un momento antes de volver a su sitio. El suyo lo ha encontrado, después de 24 años en la COPE, entre el equipo de guionistas de El Hormiguero que nos saca unas cuantas risas cada noche, y en la tertulia del programa. 'Hoy viene a divertirse' a El Debate María Dabán. Y El Debate, a divertirse con ella. Es la primera vez que responde las preguntas de una entrevista en lugar de formularlas. «Se me hace raro, siempre he estado al otro lado», reconoce con humildad.
–Usted estuvo muchos años en la COPE en un trabajo muy distinto al que tiene ahora en El Hormiguero. ¿Cómo surgió el cambio?
–Llevaba 24 años en la COPE y no había pensado en un cambio. Me fastidiaba mucho la frase 'hay que salir de tu zona de confort'. Pues yo estaba bien en mi zona de confort, pero no me importaba cambiar. Me llamó mi amiga Cristina Pardo y me dijo 'Pablo Motos está buscando guionistas que controlen de actualidad'. En un primer momento dije '¿qué hago yo en El Hormiguero?' No me cuadraba nada. Pero me lancé a la piscina y tenía agua.
–¿Qué le dijo Pablo Motos la primera vez que habló con él?
–Me dio la bienvenida y me dijo 'te lo vas a pasar bien, aquí hay muy buen ambiente y necesitamos gente como tú'. Fue muy amable. Y es verdad. En El Hormiguero hay muy buen ambiente y y al final eso yo creo que se nota también en el producto. Esto es un concepto muy americano: cuanto más contenta esté la gente que está trabajando para ti, mejor saldrá el producto. Pero no siempre pasa en las empresas españolas.
–¿Cree que se le ha reconocido poco a Pablo Motos y a todo el equipo la labor que hicieron durante la pandemia?
–Al final el público, que es el que el que tiene que reconocerlo, sí que lo reconoce, porque las audiencias diarias están ahí. En la pandemia, Pablo supo hacer un producto dirigido a unas personas que estaban encerradas en casa, que querían por un lado información y, por otro, divertirse. A él se le ocurrió hacer hacer una nueva tertulia que funcionó muy bien.
–¿Cómo es un día de trabajo de María Dabán en El Hormiguero?
–Si hay tertulias, buscamos temas y dedicamos sobre todo la mañana a preparar la tertulia del día siguiente y ver por dónde puede ir, y también a preparar las entrevistas. El Hormiguero es un trabajo en equipo y hay muchísimos guionistas que además son buenísimos.
–Usted es la pequeña de 11 hermanos. ¿Era más difícil hablar en casa o ahora meter baza en la tertulias de El Hormiguero?
–No sabría decirte (risas). En mi casa hablamos mucho y somos ruidosos y aquí al final aprendes también. Soy habladora en general pero. depende del tema, hay veces que es más fácil o más difícil.
–¿Qué invitado le ha sorprendido más esta temporada?
–Hay invitados que siempre funcionan bien: Javier Cámara, Carmen Machi, Carmen Maura... Son invitados que vienen a pasárselo bien y eso también se nota.
–¿Qué nos puede contar de lo que no vimos en las entrevistas a Sánchez y Feijóo?
–Pedro Sánchez vino con un despliegue de seguridad enorme. Los dos lo hicieron bien porque cada uno habló para el espectador que al que quería dirigirse. Sánchez quiso dirigirse a esos votantes socialistas que estaban dudosos, y Feijóo quiso atar ese voto más de centro dejando claro que que no piensa darle la vuelta a este país, ni retroceder en derechos. Creo que consiguió lo que quería, que le fue bien. Y a nosotros en audiencia nos fue muy bien también. O sea que todos contentos.
–La diferencia es que Sánchez no dejaba hablar a Pablo Motos...
–Cada uno también tiene su estilo en eso. Habrá gente que le gusta más el estilo más agresivo de de Pedro Sánchez y habrá gente que le guste más el más pausado de Feijóo.
–Ha sido una temporada complicada por todo lo que ha habido alrededor. Sobre todo por un episodio tan como la campaña del Ministerio de Igualdad contra Pablo Motos. ¿Cómo lo han vivido desde dentro? ¿Cómo lo la llevado él?
–No es agradable, eso está claro. Pero también hay que tener la capacidad de aislarse y de saber que tú estas haciendo un buen producto. Tú vas por la calle y uno no piensa que eres un machista recalcitrante ni que eres un radical peligroso. Mucha gente que habla en realidad no ha visto el programa nunca. Ese es el problema. Y mucho problema está en las redes sociales, que vomitan odio constantemente. A mí en una misma tertulia me han llamado fascista y comunista en Twitter. Digo 'a ver, eso es un poco difícil' (risas).
–Pero que haya una campaña política contra Pablo Motos desde el Ministerio de Igualdad…
–Sí, pagada con dinero público. A mí me parece vergonzoso, pero no parece que a nadie más en el Gobierno se lo pareciera.
–¿Hace Pablo Motos el programa con más ganas aún cuando pasa algo así o intenta que no le afecte en nada?
–Pablo es suficientemente profesional e inteligente como para saber que si ladran, cabalgamos. Si nos atacan es que porque va bien. Hemos cerrado una temporada récord también ahora y ahora vamos a por la temporada 18.
–Mónica López, la actriz de Rapa, atacó también muy duramente a Pablo Motos y El Hormiguero. Llegó a decir que en su programa «se blanqueaba el fascismo», que ella supuestamente se negó a ir y que «la gente de la cultura no podemos ir a El Hormiguero»...
–Ellos mismos se ponen en evidencia porque en el caso de Mónica López dice 'yo no he visto El Hormiguero, pero blanquean el fascismo'. A ver, si no lo has visto, no puedes juzgar eso. Me parece que la que tienes un problema eres tú, no nosotros ni el que viene a El Hormiguero. No le veo ningún sentido. Y además es tirar piedras contra su propio tejado. A mí me parece una actitud un poco un poco absurda. Dice 'me he negado a ir'. Es que nunca se le invitó. Es como si yo me niego a ir a la Pasarela Cibeles. Es que nunca me han invitado. Qué le vamos a hacer.
–¿Hay envidia en España con la gente a la que le va bien?
–Sí, creo que somos un país que no somos nada agradecidos. Fíjate, por ejemplo, en Amancio Ortega, que es un hombre que está dando millones de euros para máquinas contra el cáncer. Está ayudando a la sanidad española y lo único que se dice es 'que pague todos sus impuestos', que no sé qué, no sé cuántos. Seamos un poco rigurosos. Hay veces que a la gente le molesta que le vaya bien. Me gustaría que también me fuera tan bien como a ellos, pero no quiero que a ellos les vaya mal.
–¿Cuántos guionistas tiene El Hormiguero?
–Somos 12. Son los mejores. Son gente encantadora y con mucho ingenio y mucha visión. Que 17 años después se le sigan ocurriendo cosas, me parece difícil. Es un trabajo en equipo. En El Hormiguero somos unas 125 personas. Luis Piedrahita ponía en plan broma un ejemplo de lo bien que funcionaba El Hormiguero. Decía 'tú le pides a producción un escarabajo de dos por uno y no sé qué más y te dicen ¿macho o hembra?'.
–Las risas que siguen provocando los juegos y preguntas de Trancas y Barrancas a los invitados…
–Las hormigas pueden ser cañeras en determinados momentos y luego ellos improvisan mucho y son buenísimos. Son dos monstruos.
–Al igual que llaman a los invitados para que vayan a divertirse a El Hormiguero, ¿hay famosos que les piden ir al programa?
–Sí, claro. Es que venir al programa supone supone vender muchas entradas de conciertos o de teatro. A la gente le viene bien venir al programa y tener un escaparate.
–¿Cómo es el Pablo Motos que no vemos por la tele?
–La personalidad de Pablo es alucinante. A lo mejor un día alguien se pone a estudiarlo. Es un hombre que viene de la radio, pero que sobre todo se ha hecho a sí mismo. Hizo un morning show que fue récord de audiencia. Luego empezó en la tele, no sabiendo tele, y al final también ha conseguido hacer un producto. Es un trabajador nato, súper exigente consigo mismo. Y cuida todos los detalles del programa. Puede parecer que un programa de entretenimiento no tiene mucho trabajo detrás, o que tiene cuatro chistes y cuatro preguntas. Y no es así para nada. En El Hormiguero se cuida absolutamente todo. Y lo mismo que Pablo puede decir 'oye, esto no está bien', también es capaz de decir 'oye, esto está fenomenal' o 'gracias por el trabajo que estáis haciendo'. Y al final eso se agradece. He tenido todo tipo de jefes. Jefes a los que he admirado y a los que he respetado, y jefes a los que no he respetado ni admirado. Pero a Pablo se le puede respetar y admirar.
–Tamara es otra agradable sorpresa de las tertulias de El Hormiguero. ¿Qué nos cuenta de ella?
–Tamara es una persona muy divertida y agradable con todo el mundo. Cuenta muchas anécdotas. También es cierto que ella abre la boca y tiene a tres millones de personas juzgándola. Yo cuento algo de mi familia y no tiene repercusión ninguna. Ella es cuidadosa porque se le examina todo con lupa, pero no deja de ser muy generosa y divertida.
–Otro momento divertido del programa: el polémico Juan del Val…
–A Juan le para gente por la calle para decirle 'oye, Juan, las rotondas no sé qué...'. A ver, que tampoco todo es polémico en esta vida (risas). Todo el mundo le dice cosas pero todo es cosecha suya. Lo del polémico Juan del Val funciona. Hay gente que se indigna, que no pilla el humor de ese tipo de cosas. Me acuerdo que se metió con el ping pong y no sé si era el presidente de la Asociación Española de Ping Pong el que dijo que rompía relaciones con El Hormiguero. A ver, vamos a centrarnos (risas). Me parece un apartado gracioso, porque él mismo lo juega bien.
–¿De qué se quejaría una polémica María Dabán al estilo de Juan del Val?
–Pues no lo sé. Soy bastante feliciana e intento pasármelo bien allí donde estoy. Hay también mucha gente muy intensa en esta vida y a mí esos me agotan. Se lo voy a decir un día a Juan del Val, que seguro que tiene alguno (risas).