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Rodolfo Sancho, como Julián en 'El Ministerio del Tiempo'. A la derecha, el actor que interpreta a LorcaLa 1

El personaje de Rodolfo Sancho obsesionado con evitar un asesinato

En El Ministerio del Tiempo, el patrullero Julián intenta cambiar el curso de la historia en 1936

Es seguramente su personaje más popular, el de Julián Martínez. El de un hombre que vive obsesionado con una muerte y con un asesinato. Rodolfo Sancho le da vida de forma magistral en El Ministerio del Tiempo.

En esta magnífica serie producida por Televisión Española, Julián Martínez es uno de los miembros de la patrulla protagonista, integrada también por Amelia Folch (Aura Garrido), una universitaria barcelonesa de 1880, y Alonso de Entrerríos (Nacho Fresneda), un soldado de los Tercios de Flandes.

Al comienzo del primer episodio, vemos cómo han sido reclutados los tres. En el caso de Julián, es un enfermero que se ha convertido en un peligro para los demás y para sí mismo por sus cuadros de depresión y al que su jefe deja fuera del servicio hasta nueva orden. El origen de su mala racha es que el amor de su vida, Maite, falleció en un atropello tres años antes. Cuando es reclutado por el Ministerio del Tiempo esta es su obsesión. Pero una vez que entre desarrollará otra. Los que no hayan visto la muy recomendable serie y tengan intención de hacerlo, que paren de leer aquí, porque desvelaremos partes esenciales de la trama.

En el último capítulo de la primera temporada, Julián viaja a la Residencia de Estudiantes del año 1923, porque se ha detectado que ha aparecido una tablet en una película de esa época. Allí conoce a Federico García Lorca, que a partir de entonces se convertirá en su nueva obsesión. Eso le lleva a que en el cuarto capítulo de la cuarta y –por ahora última temporada–, titulado La memoria del tiempo, viole las más sagradas normas del ministerio para el que trabaja, que es contar su existencia y usarlo para fines ajenos a las misiones encomendadas.

En concreto, se lleva a Lorca a las galerías subterráneas donde están las puertas que dan acceso a diferentes etapas temporales. Antes de traspasar una de ellas, la numerada como 48, le dice algo que le reconcomía desde tiempo atrás, cuando conoció al poeta en la misión de la Residencia de Estudiantes: «Antes que nada tengo que decirte una cosa: Federico, no vuelvas a Granada. Te matarán cuando empiece la guerra, el 18 de agosto de 1936».

Cuando el autor de Romancero gitano le pregunta cómo sabe eso, le invita a traspasar la puerta, que los conduje a la Granada de 1979. Allí ve a Camarón cantando en un local La leyenda del tiempo, tema basado en un poema de Lorca. Pregunta a Julián si han viajado por el tiempo, pero el patrullero no responde de forma expresa, deja caer que puede ser un sueño. Cuando reconoce su poema en la voz de Camarón, Lorca dice: «Ese es mi poema. Tanto tiempo después España se acuerda de mí. Entonces he ganado yo; ellos, no». «Eso es, Federico, eso es», contesta Julián. «Dejemos las cosas como están», afirma Lorca. Por tanto, es de suponer que el patrullero no logra evitar el asesinato.