Los jueves, milagro: reina el humor clásico de José Mota

José Mota lo ha vuelto a hacer. Se puede liderar el prime time sin caer en el humor chabacano y/o sectario, sin ridiculizar a nadie y sin ofender a la inteligencia, con un programa con imitaciones, canciones y demás clásicos del humorismo televisivo tradicional. Lo podemos considerar casi un milagro, pero ha demostrado que se puede. Naturalmente, tres cuartos de Twitter llevan tres jueves tachando el show de anacrónico y los gags de ridículos, pero el linchamiento tuitero es ya tan común que aburre y causa el efecto contrario. Es por ello que lo interpretamos hasta como una buena señal para Mota.

¿Cuál es la fórmula del manchego? Pues, ya está dicho, la de toda la vida (ha habido hasta un número de hipnosis). Sketches varios, con predominio de los de imitación de famosos o de programas populares (Equipo de Investigación, El Chiringuito, Al Rojo Vivo, Mask Singer…), interpretados por buenos actores, con ambientación trabajada y guiones de gracia variable pero siempre por encima de la media. Secciones de mesa en las que se comentan las chorradas de la actualidad y/o de Internet. Números musicales con letras humorísticas. Juegos para (casi) toda la familia. Y entrevistas. Nada que no hayamos visto antes, sí, pero Mota es de los que comulgan con la máxima de Arsenio Iglesias: lo que funciona no lo toques. Y a él le lleva funcionando muchos años.

Aunque predominante clásico, el humor de Mota también ha tenido en estos tres programas momentos más chanantes, como un sketch sobre Equipo de investigación bromeando a cuenta de la brecha generacional, o chiquitotescos, como los chistes malos de un alter ego de Joaquín el del Betis.

No rehúye la actualidad política. Hay parodia de la cosa pública patria en José Mota Live Show. Toca los temas sin caer en la brocha gorda ideológica. Saca punta, sí, pero a derecha a izquierda. Las risas no son siempre a costa del mismo espectro ideológico. Fue gracioso escuchar a un trasunto de Pedro Sánchez gritar en La 1 «estoy más bueno que la Pedroche» o «yo no miento, he cambiado de opinión», pero también ver a Aznar enseñando inglés a Feijóo. El sketch dedicado el Rey Don Juan Carlos, titulado El Jeque Infiltrado, habrá hecho sonreír al monarca en Abu Dabi.

Lo peor, Revilla

De lo emitido hasta ahora, lo que peor ha funcionado es la entrevista. La que hizo al chanante Carlos Areces gustó mucho por el entrevistado. Cerezo, presidente atlético, estuvo majo, pero no se le pudo sacar punta humorística. Y el tercer día, hace una semana, el invitado fue Revilla: media hora de programa le dedicaron y aquello fue un continuo déjà vu de las dos millones de horas televisivas en las que hemos sufrido al ex presidente cántabro. Ahora que tiene más tiempo libre, miedo nos da encontrárnoslo día sí y día también en la caja tonta.

José Mota no está solo en esta aventura. Copresenta Patricia Conde, a la que resulta un placer ver en su salsa después de su experiencia incómoda en MasterChef. La vallisoletana carece de ese defecto de tantos humoristas, que han de ser graciosos en todas sus intervenciones, y eso es de agradecer. Es una gran escudera de Mota, al igual que Susi Caramelo, que interviene menos y con un toque más payaso.

Todo este cóctel ha funcionado al humorista manchego. Es verano, y eso se nota en sus números, pues no son todo lo elevados que serían en otra estación. Pero su programa ha liderado el prime time los tres jueves en que ha sido emitido, empezó con un 12,5 % de cuota de pantalla y 1,2 millones de espectadores; siguió con 10,7 %; y 970.000 y el pasado jueves marcó 9,9 % y 969.000. Hoy, jueves, 10 de agosto, más.