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Rachel Zegler como 'Blancanieves' (2024)

La nueva Blancanieves ni siquiera es blanca en el mayor desfase ideológico de Disney

Si las anteriores versiones de sus clásicos habían sido saqueadas por la ideología de género, el último estreno amenaza con romper todos los límites de la deriva woke en la que viaja la compañía

La Sirenita no se creó negra. Pero los responsables de Disney del XXI decidieron filmar una nueva versión con una protagonista de esa raza. ¿La razón? Ninguna objetiva, sino subjetiva. ¿Podría Otelo, el personaje de Shakespeare, ser blanco? Si la objetividad fuera la bandera que justificara los cambios que Disney está llevando a cabo sí, pero, como no lo es, un Otelo de Disney nunca podría ser blanco porque no va en esa dirección, sino en la contraria.

La nueva Blancanieves, que se estrenará en 2024, es latina. Es decir, no es blanca de piel como su nombre indica. ¿Tiene sentido? No. Si un personaje se llama Blancanieves porque su piel es tan blanca como la nieve, ¿por qué crear una nueva Blancanieves que no tiene la piel blanca como la nieve? No se trata de raza, sino de sentido común. ¿No habría que llamar a esa nueva Blancanieves «Latinanieves», por ejemplo? Un nombre que de por sí ya sería absurdo porque todo lo que rodea a esta ideología confusa y nociva es absurdo.

Lo disparatado nada más que acaba de comenzar en el título, lo cual no es poco. La actriz que interpreta a Blancanieves, Rachel Zegler (quien interpretó a la portorriqueña María Vasquez en la West Side Story de Spielberg), dijo: «El personaje original apareció en 1937 (en realidad está basado en un personaje de los hermanos Grimm de 1812) y es muy evidente que hay un gran enfoque en su historia de amor con un chico que literalmente la acosa... Así que no hicimos eso esta vez». Resulta que, según Zegler (y Disney), el príncipe acosa a Blancanieves, ¿el argumento?: ninguno; simplemente lo dicen Zegler y Disney, del mismo modo que Blancanieves, una joven blanca como la nieve, ahora ya no lo es, pero sin embargo se sigue llamando Blancanieves.

También resulta que la historia tampoco es una historia de amor «y eso es maravilloso», según Zegler. Es maravilloso que una historia de amor clásico deje de ser una historia de amor, según Disney, que continúa en la partida de bolos en la que ha convertido a la inocente Blancanieves, que ya no está rodeada de enanitos. Solo hay uno, al parecer, entre los siete personajes que eran los enanitos y ya no lo son. ¿Por qué? Pues por la misma razón que Blancanieves no es blanca: la ideología de la sinrazón.

Algunas imágenes que se han podido ver de la película revelan la apariencia física de los nuevos «enanitos», de los cuales solo uno de ellos, como ya se ha dicho, padece de acondroplasia. Los otros 6 no lo padecen. De hecho, uno de ellos parece todo lo contrario, es muy alto, tanto que se aprecia que pueda padecer de gigantismo. Solo dos de ellos, además del enano y el «gigante», son blancos. De los otros tres, dos son negros (y uno de estos dos es mujer) y el otro es mulato.

¿Irán a trabajar a la mina todos los días desde el amanecer hasta la noche como en la historia principal? Casi da risa solo pensarlo después de los antecedentes. Podrían ser activistas climáticos o liberados sindicales que luchan no solo por los derechos de los mineros, sino por el derecho a que Blancanieves sea latina. Si el absurdo no tiene límites en la realidad, imagínese en la imaginación.

Por supuesto, apenas se puede dudar de que uno de los «enanitos» será gay o transgénero, ya teniendo en cuenta que el cupo de la diversidad racial está cubierto. Puede que incluso lo sea la propia Blancanieves. ¿Por qué no? hay que recordar que el nuevo Rey Tritón de la nueva Sirenita impulsó nada más y nada menos que una agenda medioambiental en el océano. También, en la nueva Sirenita, Eric pedía permiso para besar a Ariel y, ya para terminar hasta que se conozcan más detalles, la actriz que hace el papel de la bruja, Melissa McCarthy, dijo acerca de él que solo esperaba «enorgullecer a todas las drag queens».

No es de extrañar que por todas estas cosas, al hijo del director de la película original, le parezca «insultante» para su padre. Y no solo para su padre, después de que sea un problema moderno que en una película infantil aparezcan princesas delgadas y no que aparezcan brujas drag queens.