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Así se gestó el videoclip de George Michael que lanzó a las «supermodelos» de los 90
Una serie documental recuerda el impacto mundial del vídeo de Freedom! ’90, en el que el cantante cedió su sitio y su voz a Cindy Crawford, Christy Turlington, Linda Evangelista, Naomi Campbell y Tatjana Patitz
Atribuyen a Steven Meisel, el fotógrafo al que la fundación de Marta Ortega dedicó una exposición el pasado año, haber plantado la semilla de las supermodelos. Y ahí están las portadas de las revistas más prestigiosas para acreditarlo. Pero las que las llevó al siguiente nivel, a una fama mundial como nunca tuvieron las modelos, fue un videoclip. Así se rememora en el segundo capítulo de la serie documental Las supermodelos, disponible en Apple TV+.
Corría 1990 y George Michael había renunciado a aparecer en sus videoclips. «Hace un par de años, para cambiar el rumbo de mi carrera y mi vida, decidí no aparecer en mis vídeos ni hacer entrevistas ni publicidad. Voy a dejar que mi música haga lo que tiene que hacer», justificó su posición en una entrevista. En el caso concreto de Freedom! ‘90, propuso una idea al director, que era nada menos que David Fincher, el que después dirigió otro icono –en esta ocasión cinematográfico– de los 90, Seven: «¿Qué te parece si hacemos un vídeo con mujeres guapísimas haciendo playback?». «Es una idea genial», respondió el cineasta.
El cantante tenía claro quiénes tenían que ser esas mujeres guapísimas. «George dijo: ‘Deben ser ellas’. Todas nosotras», cuenta Cindy Crawford. Todas eran Christy Turlington, Linda Evangelista, Naomi Campbell, Tatjana Patitz y ella misma.
Las supermodelos debatieron la propuesta telefónicamente. La más reticente era Evangelista: «Al principio a mí no me interesaba nada porque no era moda». «Luego tomamos una decisión juntas», precisa Turlington. Y acordaron que fuese Campbell la que se lo comunicase. No fue en una reunión formal. Se encontró a George Michael en una discoteca de Los Ángeles, Roxbury. «¿Qué es lo que queréis?», preguntó el cantante las condiciones. «Queremos este dinero y billetes de ida y vuelta». Hubo, claro, acuerdo. En el documental no se revela qué cantidad cobraron.
Crawford no quedó muy conforme con el reparto de roles: «Recuerdo que estaba muy oscuro y alguien me dijo que iba a estar en una bañera. Y yo: ‘¿En serio?’. Pensé que las demás tenían mejores papeles». «Las chicas sabían cómo colocar la cara, cuál era su luz y, cuando les dimos su personaje, ellas le aportaron algo. Te absorbían», elogia Fincher.
Aprenderse la letra a toda velocidad fue otro de los problemas. «En el set me dijeron que hiciera playback, pero no me sabía la letra. Tuve que aprendérmela a toda prisa mientras me peinaban y me maquillaban», apunta Evangelista. En una de las escenas, a Turlington solo se le ven los ojos y la boca de forma intermitente: «Cuando bajaba la boca era porque no me sabía la canción. No se me da muy bien aprender letras», revela.
«No teníamos ni idea del impacto que tendría aquel vídeo», confiesa tantos años después Campbell. Se estrenó y el impacto mundial fue inmediato. Pero ellas no se enteraron muy bien «porque íbamos de un país a otro». Hasta que cuatro de ellas (todas menos Tatjana Patitz) se fueron a un desfile de Gianni Versace a Milán. Ese día, sobre la pasarela, supieron que esa producción marcaría un antes y un después en sus carreras. La idea fue de Donatella Versace. Salieron y la canción empezó a sonar. Ellas repitieron el playback. La gente enloqueció. «No te imaginas la emoción, la energía, la locura cuando Versace sacó a todas las modelos juntas. Logró capturar aquel momento», recuerda la periodista de moda Suzy Menkes en el documental. «Una canción y un diseñador increíbles, nosotras cantando la canción… fue como si todo encajara», se emociona Crawford. «Supimos que aquel momento sería icónico», valora Turlington.
Estando sobre el escenario, Crawford hizo esta reflexión: «Vale, esto es lo que significa ser supermodelo. Empezamos a creer que lo éramos». «No me imaginaba que aquello nos lanzaría a otro nivel», admite Evangelista.