Roberto Leal y su terrorífico nuevo programa: «Ha sido el mayor regalo de mi vida»

Roberto Leal es, seguramente, el presentador con más éxito de los últimos años. Operación triunfo, El desafío y, sobre todo, Pasapalabra. Pero ninguna de esas experiencias le ha llenado tanto como la última, la que desde este lunes está disponible para los suscriptores de Atresplayer Premium.

«Este ha sido el mayor regalo de mi vida. ¡Y mira que he hecho programas! Quién me iba a decir que iba a acabar viviendo una experiencia como esta con mi madre, y tenerla durante un mes y medio. Ella vive en Sevilla, yo vivo en Madrid, desgraciadamente no nos vemos todos los días. Tenerla un mes y medio al lado, como es ella, con esa vitalidad, después de haber superado tantas cosas, para mí ha sido un regalazo. Y no tengo ni un pero para ella. Ojalá todos los compañeros que me vaya encontrando en la profesión se parezcan un poquito a lo que he vivido con mi madre», reflexionó el andaluz. A su lado, su progenitora, Mercedes Guillén.

Casafantasmas, que así se llama, es un programa de la productora de Roberto Leal y su esposa. «Yo era su jefe», contó divertido. Preguntó Motos si el sueldo que recibió fue «apañao». Lo fue. Vio dos ingresos similares en la cuenta y avisó a su hijo del error. Pensaba que la cantidad que figuraba en el primer apunte era todo lo que iba a cobrar, pero no: ambos ingresos eran correctos y correspondondían a los dos primeros programas. «No vayas a decir la cantidad», la cortó divertida Leal. Ella le hizo caso.

El programa va de fenómenos paranormales. Roberto reconocó que es escéptico sobre este asunto y que es su madre la que cree, pero no obstante admite que hay experiencias que le han marcado. Como la de dormir en la habitación 712 del Parador de Cardona, construido en la zona donde se alzaba la Torre Minyona de un castillo, aquel en el que murió de pena en el siglo XI una joven cristiana que se enamoró de un musulmán. «No se duerme a gusto. No vas a ahí a descansar», cuenta el presentador de Pasapalabra. Su madre lo pasó peor. Los focos se apagaban y encendían sin orden previa. Se tapó hasta el cuello para dormir, y de madrugada sintió que le retiraban las sábanas.

También visitaron, a oscuras, el Museo de Cera de Madrid. Cuenta la leyenda que por su segunda planta vaga un señor que en su día, cuando era una casa, vivió ahí. «Ni regalao voy yo al Museo de Cera de Madrid». En el Hotel Virgen de los Reyes, de Sevilla, se atrevieron a hacer güija. «Yo nunca lo había hecho. Decían que había una presencia, un niño», contó, misterioso, Leal.