El barrio de Los Ángeles donde la esperanza de vida es de 48 años

Betty, hispana de 23 años, lo explica así: «Me hace feliz. Me hace querer gritar, saltar, vivir… Vivir más». Habla del fentanilo, al que está enganchada. Y miente. En realidad, malvive en la calle, y esa droga la lleva a la parálisis, al apalancamiento físico. De hecho, no se levanta del suelo en toda la entrevista. Se lo cuenta a Alejandra Andrade para su especial Fentanilo. Una epidemia letal, en el progama Fuera de cobertura, de Cuatro, que se ha ido a documentar a dos ciudades de Estados Unidos las consecuencias de esta sustancia letal.

Una de esas urbes es Los Ángeles. La periodista española pisa el barrio tristemente conocido como Skid Row. El programa arranca fuerte: con una muerta por sobredosis de fentanilo. No sorprende a nadie: «Es el pan de cada día», dice una vecina. Las tiendas de campaña, destartaladas, convierten la zona en un campamento de drogadictos. En los dos últimos años, el número de personas sin hogar en Estados Unidos ha aumentasdo un 55% y supone ya el 18% de la población.

A Andrade le cuentan que el fentanilo triunfa porque es barato (un gramo, de 30 a 40 dólares) y potente (dicen que 50 veces más que la heroína). Muchos lo toman incluso sin querer, pues es común que los camellos la usen para cortar otras drogas. ¿De dónde viene este mal? El circuito, explican en el documental, es claro: la sustancia se crea en China y llega a Estados Unidos vía los carteles mexicanos.

En Skid Row un yonqui le cuenta a la periodista que recuerda una noche en la que murieron tres de sobredosis de fentanilo. Nornal, pues, esta estadística: en Estados Unidos la droga es la primera causa de muerte entre los 18 y 49 años. Después Alejanda habla con una pareja enganchada, que se fuma esta droga de moda en su presencia: ella tiene 27 años; él, que se queda dormido tras consumir, 23. Sueñan con tener hijos. Seguramente morirán antes. La esperanza de vida de un americano medio es 78 años. En Skid Row es de treinta menos, 48.

Después, el equipo de Cuatro toma rumbo a San Francisco. Allí también sufren esta epidemia. El gramo se compra incluso más barato: 20 dólares. Se entrevista con una madre que tiene a un hijo enganchado, con el que se encuentra por esas malas calles. Está encorvado, con joroba, y ha perdido varios dientes. Desesperada, la madre dice que sueña con que deje el fentanilo y vuelva a la heroína. Desolador.

Tras su viaje por Estados Unidos, Alejandra Andrade centrará su mirada en España, escenario de la segunda parte de Fentanilo. Una epidemia letal. Pero eso será la semana que viene.