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Alejandra Andrade, con un drogadicto en Cañada Real

Alejandra Andrade, con un drogadicto en Cañada RealCuatro

‘Fuera de cobertura’

El fentanilo ya está en las calles españolas: «La cocaína duerme»

El programa de Alejandra Andrade verifica su distribución en Cañada Real

Se sabía que estaba en los hospitales. Pero ya se extiende también a ras de calle en España. Hablamos del fentanilo, la droga cincuenta veces más potente que la heroína. No obstante, los expertos nacionales piden que no se caiga en tremendismos. La presencia de ese opiáceo en nuestro país fue el eje temático de la segunda parte del documental titulado Fentanilo, una epidemia letal, emitido este lunes en Cuatro. En la primera, que vimos la pasada semana, se había abordado la situación en Estados Unidos, donde es un problema de salud pública de primer orden.

El programa de Alejandra Andrade, ganadora del Ondas por este espacio, recorre varias localidades españolas tras el fentanilo de marras. Empieza por Barcelona, donde yonquis que dan la cara a cámara cuentan que la llamada droga zombie se esta usando para cortar la heroína y la coacaína. Lo notan porque lo que consumen es «algo abrupto». Lo confirman en el Hospital del Mar, donde en 2020 hicieron un estudio analizando la orina de un grupo de toxicómanos, y resultó que en el 8% de las muestras detectaron fentanilo, incluidas varias de drogadictos que aseguraban no haberla consumido, al menos conscientemente. Por ahora el porcentaje no es preocupante, pero les hace «estar alerta», le dicen en ese hospital.

Tras Barcelona, Alejandra Andrade viaja a Madrid. Primero pisa Lavapiés, donde varios drogadictos cuentan que existe, pero «es complicado de pillar», y añaden que han notado el cambio en lo que consumen porque desde hace unos meses les pica todo el cuerpo. La periodista toma rumbo después a Cañada Real, el conocido supermercado de la droga de la Comunidad de Madrid. Habla con Soraya, una joven de 28 años enganchada a la cocaína y la heroína que cree que el fentanilo se vende ya en este poblado. Juan, que también anda por estos lares, advierte: «La cocaína ahora te duerme». Es lo que consume él, y si hace ese efecto es porque pueden haberla cortado con la droga que ha asolado Estados Unidos. «Yo la compré en una casa donde dicen que venden fentanilo», detalla.

Alejandra Andrade le pide a Juan un poco de ese producto, supuestamente cocaína, que ha comprado. Y también se lleva del poblado parte de un saquito que le ha dado alguien que no ha querido hablar a cámara. Las dos pequeñas dosis las lleva a analizar a un laboratorio del Grupo Gualdasalus, que trabaja en la desactivación y rehabilitación de conductas adictivas. La recibe su director, Luis Rebolo. Este especialista les empieza diciendo que han tratado pacientes que consumían fentalino legal, como «anestesistas, enfermeros y enfermeras» que se engancharon, entre los cuales han atendido sobredosis. Pero que últimamente se ha detectado «un incremento muy grande» del consumo de fentanilo ilegal, al estilo barrio degradado de Estados Unidos. En todo caso, Rebolo pide no caer ni en el tremendismo ni en el pesimismo: «Esperamos que las consas no sean como en Estados Unidos, aquí tenemos otros recursos y otros factores, y una Seguridad Social que sigue siendo un ejemplo en todo el mundo».

Rebolo analiza las dos muestras que le entrega Andrade. El tubo de ensayo se pone amarillo en ambos casos. Eso signfica que sí hay fentanilo. Alejandra se acuerda entonces de la frase que escuchó en la Cañada: «La droga está rara». Y tanto. A los drogadictos que la compraron, y que se la dieron a ella para que la analizase, les metieron fentanilo sin previo aviso.

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