Historias de película
Lo que sabías (y no sabías) de El golpe, la película con los dos timadores más elegantes del cine
La cinta dirigida por George Roy Hill y protagonizada por Robert Redford y Paul Newman cumple 50 años en Navidad
Este día de Navidad se cumplirán 50 años del estreno de El golpe, una película interpretada por dos actores portentosos y guapísimos, en la que hay un tono general de humor, una ambientación muy evocadora y una trama inteligente y muy entretenida.
Los dos más guapos, juntos
Antes de la incursión de los Brad Pitt y George Clooney, no cabía duda de que los dos actores más guapos del mundo eran Paul Newman (1925-2008) y Robert Redford (1936). Aún hoy representan dos bellezas masculinas repletas de matices: Newman, con sus ojos de color turquesa, su pelo corto y su sonrisa pícara; y Redford, con su aspecto de neoyorquino otoñal —aunque es californiano de Santa Mónica— que toma un descafeinado y que tiene toda la pinta de un tipo del que te puedes fiar —de hecho, se lo considera uno de los hombres más íntegros y coherentes que ha dado la industria del cine, a pesar de sus desgracias familiares y de su carácter esquivo. Si bien Newman y Redford se sacaban diez años, en El golpe se exagera esa diferencia de manera totalmente verosímil. En Newman vemos al viejo timador que vuelve cargado de fuerza gracias a un joven repleto de ganas y aún poco experto.
Paul Newman, antes y después de ser Henry Gondorff
Antes de esta producción, Newman había trabajado con John Huston y James Mason en El hombre de Mackintosh (1973), con Liz Taylor en La gata sobre el tejado de zinc (1958), con Otto Preminger y Eva Marie Saint en Éxodo (1960), y con Alfred Hitchcock y Julie Andrews en Cortina rasgada (1966), entre otros muchos más éxitos, como El premio (1963), o Quinientas millas (1969), además de El buscavidas (1961). A esta película —en la que también hay timo, como indica su título original, The hustler— se le dio continuidad en El color del dinero (Martin Scorsese, 1986), en la que el talludo Eddie Felson recobra vigor e interés por la vida gracias al jovenzuelo, alocado y talentoso personaje que interpreta Tom Cruise. Este film le valió a Paul Newman su único Oscar como mejor actor, tras haber ganado el año anterior el Oscar honorífico.
Robert Redford, antes de ser Johnny Hooker
Antes de El golpe, Redford había trabajado al lado de Newman en Dos hombres y un destino (1969) —película que le generó enorme satisfacción—, y, junto con La jauría humana (1966), su largometraje más resaltable era Descalzos por el parque (1967), con guion de Neil Simon y Jane Fonda como protagonista femenina. También había participado en series de televisión, como Perry Mason, Alfred Hitchcock presenta, o La dimensión desconocida. Siendo padre y marido treintañero –y ejerciendo como tal–, vivió una temporada en Mallorca (1964) y luego (1966) en una casa entre Mijas y Fuengirola, en unas condiciones de enorme sobriedad que le cambiaron la vida. Para siempre y para bien.
Robert Redford, después de ser Johnny Hooker
Gracias a El golpe su carrera se catapultó: consiguió su primera nominación al Oscar –lo ganaría como director siete años después, y en 2001 se le concedería el Honorífico–, y desde entonces ha producido o dirigido más de medio centenar de películas –varias de ellas de apreciable calidad–, en algunas de las cuales también ha actuado, como Leones por corderos (2007), o Quiz Show: El dilema (1994). Podemos admirar su talento como actor —y su seductora, serena y aplomada madurez— en Cuando todo está perdido (2013), Spy Game (Tony Scott, 2001), La última fortaleza (2001), Una proposición indecente (1993), Memorias de África (Sydney Pollack, 1985), Brubaker (1980), Todos los hombres del presidente (1976), o Los tres días del cóndor (Sydney Pollack, 1975). Según se cuenta, no quiso ver El golpe hasta treinta años después de su estreno.
Trama
A lo largo de la película, vamos pasando por distintos capítulos y, al igual que en un timo, todo va cambiando de un pasaje a otro. Lo cual no sólo resulta divertido, sino tan creíble, que el espectador se vuelve a dejar engañar con gusto. Quizá por ese motivo, el guion de El golpe logró uno de los siete premios Oscar que obtuvo este largometraje; los demás fueron para mejor película, dirección (George Roy Hill), montaje, banda sonora, dirección artística y diseño de vestuario.
Lo revelador es que el guionista (David S. Ward) era bastante novato. Podría decirse que este era el primer trabajo de Ward, quien, al comienzo, no despertó confianza en Robert Redford —y con razón, porque Ward plagió algo del material que había leído para inspirarse. Su guion posterior más reconocible puede que sea Algo para recordar (1993), la comedia romántica interpretada por Tom Hanks y Meg Ryan. Por su parte, Hill ya había dirigido a Redford y Newman en Dos hombres y un destino (1969). Aparte de Matadero cinco (1972), su filmografía apenas merece mayor comentario.
Robert Shaw y las lesiones
El intempestivo y pétreo actor inglés Robert Shaw (1927-1978) fue designado para interpretar al villano Doyle Lonnegan. Antes, había trabajado en Un hombre para la eternidad (Fred Zinnemann, 1966), La batalla de Las Ardenas (1965) y Desde Rusia con amor (1963). Continuó ante las cámaras hasta su fallecimiento: destacamos Pelham 1, 2, 3 (1974), Tiburón (Steven Spielberg, 1975) y Robin y Marian (1976). Su personaje en El golpe cojea, porque el propio Shaw se había roto los ligamentos de la rodilla poco antes de iniciarse el rodaje. El director entendió que su cojera sobrevenida aportaría mayor enjundia al siniestro Lonnegan. Curiosamente, también Redford se dolía de una rotura, en un pulgar, en concreto. Ese es el motivo por el que sujeta las tazas de café y maneja los cubiertos de manera tan atractiva como desgarbada y extraña.
Montaje de otra época
Esta película, que recrea con deleite la estética y atmósfera —idealizada en cierto modo— de 1936 —la Ley Seca se había derogado en 1933—, incluye muchos rasgos que la hacen casi única. Por una parte, el empleo de tipografías, vestuarios, objetos de artesanía a veces muy esmerada —cristal y madera, sobre todo— y precios ridículos del menú diario en una cafetería. Por otro lado, el encabezamiento de sus capítulos y la transición entre determinadas escenas a base de cortinillas que recuerdan al cómic, y que se imitarán en la trilogía original de Star Wars. En El golpe rezuma una agradable nostalgia casi infantil, de una época más sencilla y que aún no conocía la televisión.
Música
Para la banda sonora, Marvin Hamlisch adoptó una serie de piezas de Scott Joplin, un compositor negro nacido en Texarnaka en 1868 y que había fallecido de sífilis en 1917 en Nueva York, sumido en la demencia provocada por esta enfermedad. La música de Joplin —que no había gozado de popularidad durante la década de 1930— estaba recién rescatada cuando se comenzó a rodar la película, gracias a una edición en vinilo de algunas de sus partituras a cargo de The New England Conservatory Ragtime Ensemble. La sinfonía principal se llama The Entertainer y es quizá el rasgo más reconocible de este largometraje. Es una música tan elegante como chisposa y simple, pegadiza y rítmica, repetitiva y animada.
Jerga y hampa
Como no podía ser de otra manera, es una película que acude bastante al lenguaje coloquial y delictivo: hooker —apellido del protagonista— puede significar «buscona» («prostituta») o incluso «putero». Es más, al comienzo del largometraje, la novia de Hooker es una bailarina de espectáculos picantones a la que vemos casi desnuda sobre el escenario. La interpreta Sally Kirkland —que ya se había exhibido sin nada de ropa en el teatro—, actriz que ha trabajado en cerca de 300 producciones, incluyendo capítulos de Kojak, Los ángeles de Charlie, Falcon Crest o Starsky & Hutch. En 1998 se operó para quitarse los implantes mamarios de silicona —que aún no tenía en El golpe. En todo caso, podemos entender hooker como aquel que emplea el hook, el «gancho». Por otro lado, sting —The sting es el título original del film— no sólo significa «acicate, picazón, aguijonazo», sino también «timo, estafa, tinglado».