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Migración. Un viaje patas arriba ya se puede ver en las salas de cine españolasUniversal

Critica de cine

'Migración': cuando la ausencia de cualquier elemento 'woke' es una bendición

La de Universal es la sencilla y emocionante y divertida mejor película de animación del año

Desde que se escucha la sintonía de Universal cantada por unos patos, uno descubre que la productora de la Tierra que da vueltas de rotación en sus créditos también le da vueltas (unas cuantas) a Disney o a la pobre Pixar contagiada de la mediocridad woke.

Patas arriba es como pone el cine de animación Migración, valga la rima consonante, mostrando una historia sencilla y humana, pero humana por dentro y no por fuera, del ser humano, del alma, pero del alma también sencilla. Una familia (de patos) que se van de viaje para alcanzar otra época en el imaginario del espectador, incluso (o sobre todo) en una película animada, donde consignas ideológicas como la diversidad o el «género» no existen felizmente gracias al humanismo, a los sentimientos y a la pura diversión sin estereotipos químicos.

Agradable, emocionante e íntima. Preciosa en la estética de tópicos bien llevados, sin «efectos especiales» fantásticos. La naturaleza viva ahí puesta con toda la modernidad de la técnica y de los medios de 2023, pero con estilo, con sobriedad, con el color de los árboles y del mar y de la ciudad. Y con los miedos del hombre. Y sus alegrías y sus ilusiones.

Y las relaciones familiares (la Familia como núcleo de la historia), no diversas (una audacia en estos tiempos), el hijo adolescente, el amor de la pareja reavivado como el fuego en la aventura, encendido, el amor fraternal, el cariño, el amor de padres a hijos, la educación sincera de aquellos a estos. La rebelión del adolescente, el descubrimiento de la valentía, del amor, el enamoramiento, el humor: la vida.

Una estupenda caracterización de personajes por su normalidad, además. Un filme equilibrado que transcurre entre risas y emociones de los mismos colores que el estallido final, cuando los niños aplauden de felicidad y de belleza y los padres sonríen, alborozados por dentro, y también esperanzados, no es para menos, ante el artefacto cinematográfico nuevo, por antiguo (una bendición para estos tiempos), que acaban de contemplar.