Antena 3
El estelar regreso de Orestes a ‘Pasapalabra’, 296 días después
El burgalés se impuso a Javier Dávila en la primera semifinal de la Noche de campeones. En la final se medirá al tinerfeño o a Luis de Lama
A lo grande. Así volvió el burgalés Orestes Barbero a Pasapalabra. Aquel 16 de marzo del pasado año en que Rafa Castaño ganó el bote, él no llegó ni a abrir la boca en el rosco, puesto que el sevillano lo completó de una tacada. Este sábado, 296 días después, se impuso claramente al salmantino Javier Dávila en la primera semifinal de la Noche de campeones.
Su rival en la gran final saldrá de la semifinal, prevista para el próximo sábado, entre el tinerfeño Pablo Díaz y el madrileño Luis de Lama. El ganador del torneo se llevará 25.000 euros. Si alguien resuelve el rosco se llevaría 100.000 más euros adicionales.
El formato sorprendió. Habitualmente, son cuatro las pruebas que sirven para acumular segundos. En esta ocasión fueron seis: Uno de cuatro, La pista musical, Palabras cruzadas, Con nueve basta, Sopa de letras y Dónde están. En el Pasapalabra habitual, Palabras cruzadas sustituyó a Sopa de letras el pasado diciembre. En cuanto a Con nueve basta, ya se había empleado en especiales veraniegos cuando el concurso se emitía en Telecinco.
Orestes cometió un fallo en Uno de cuatro, obtuvo dos segundos en La pista musical, cometió dos fallos y logró un acierto en Palabras cruzadas, estuvo perfecto en Con nueve basta, resolvió seis paneles íntegros y uno de forma parcial en Sopa de letras y ni él ni sus compañeros resolvieron el Dónde están.
En cuanto a Javier, tuvo un error en Uno de cuatro, se fue de vacío en La pista musical en su duelo particular contra el burgalés, cometió dos fallos en Palabras cruzadas y otros tantos en Con nueve basta, resolvió cinco paneles íntegros en Sopa de letras y resolvió el Dónde están.
El equipo azul, el del salmantino, logró 101 segundos, por los 85 del conjunto naranja encabezado por el burgalés. Por tanto, el primero dispuso de 186 segundos en la prueba final, por los 170 de su rival.
Arrancó Javier Dávila. Tras su primer acierto, cedió el turno al burgalés, que obtuvo cinco aciertos. El salmantino se puso por delante con una tacada de seis, alcanzando las siete respuestas correctas. El burgalés lo imitó con otras seis, al que siguió otro de su rival. Y fue en este momento en el que Orestes metió la directa con diez respuestas atinadas, entre las que figuró una de las complicadas, de las llamadas «cerrojo»: por la te, «estatua de hombre que hace la función de columna», a lo que contestó telamón. A esas alturas, sumaba 21 aciertos tras tres turnos, mientras su contrincante estaba anclado en 8. En su siguiente ronda, cerró con otro acierto la primera ronda, resolvió otro cerrojo («en lenguaje poético, pavesa o ceniza del fuego», favila). Se plantó con esos 23 aciertos, sin errores.
En ese momento, el salmantino contaba en su casillero con 17 casillas verdes, ninguna roja y 62 segundos por delante. Pero tras cinco aciertos, que elevaron su cuenta hasta los 22, falló por primera vez. Fue un fallo impropio de su trayectoria: «Nueva mano que se da a una obra, en especial de pintura, para quitar sus faltas». Contestó «revoque» y era «retoque». Necesitaba acertarlas todas para acceder a la final. No lo logró. Falló la siguiente, que era «río de Marruecos que marcó el límite de la repartición del Magreb entre los reinos de Castilla y Aragón en 1291». Dijo «Ramei». Era «Muluya». Fue así como el señor que vio ganar el bote a Pablo Díaz cayó ante el joven que vio hacer lo propio a Rafa Castaño.