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Movistar+ y HBO han estrenado la cuarta temporada de True DetectiveHBO/Movistar+

Crítica de series

En 'True Detective' la noche es oscura y alberga horrores

Movistar+ y HBO Max acaban de estrenar la cuarta temporada de la serie con Jodie Foster como protagonista

Todo comienza con una bofetada de terror bíblico: «Porque no sabemos qué bestias sueña la noche cuando sus horas se hacen demasiado largas para que incluso Dios permanezca despierto». Tras cinco años en barbecho, la nueva entrega de True Detective se abre con esta sentencia inquietante, oscura, metafórica… ¡e intertextual! Más allá de su aroma macabro, la frase constituye una invitación al espectador más avispado: descubrirá que Hildred Castaigne es el narrador y protagonista de un relato de terror sobrenatural que traza un cordón umbilical con la primera temporada de True Detective, aquella en la que un existencialista Matthew McConaughey perseguía el mal –físico y metafísico– por las humedades de Luisiana.

Empezar con una pértiga que salta sobre aquellos ocho capítulos que, allá por enero de 2014, tomaron el mundo seriéfilo por asalto tiene un punto de ironía autoconsciente. Castaigne es un personaje del escritor Robert W. Chambers que acaba sus días en una cárcel psiquiátrica y como narrador del cuento se muestra siempre poco fiable. Así, al traerle como pórtico de esta nueva entrega, es como si Issa López, la creadora que ha sustituido a Nic Pizzolato al frente de la serie, le metiera un vacile-caricia al fan de la primera temporada. Esta nueva temporada es lo mismo y es otra cosa; un regreso diferente al punto de partida.

Cualquiera puede pensar que esa negociación entre novedad y familiaridad es la base de cualquier antología: Fargo, The White Lotus, American Horror Story. Sí, sin duda. El problema es que la etiqueta True Detective andaba muy dañada. La segunda temporada pulula por todas las listas de secuelas televisivas más desastrosas, y la tercera, a pesar de la gravitas del meritorio Mahershala Ali y el inteligente alcance metanarrativo del relato, ha dejado un eco modesto en la memoria colectiva. De ahí el guiño al Rey amarillo para revitalizar la marca. Esto es True Detective, sí, pero el narrador es mentirosillo y se le olvida remarcarnos que esto también es una propuesta subversiva en forma de subtítulo: Noche polar. De lo masculino a lo femenino, del sudor al hielo, del sol a la tiniebla.

¿Merece la pena la cuarta temporada de 'True Detective'?

Es una propuesta inédita porque ahora las reglas del juego han cambiado mucho. Hace diez años, que dos actores de peso como McConaughey y Harrelson se rebajaran a hacer televisión llenaba portadas; hoy, que la gran Jodie Foster lidere el elenco no hace el mismo ruido, puesto que muchas estrellas se han venido a la pequeña pantalla. Así mismo, la marca HBO ostentaba un influjo que catapultó a aquel neo-noir a la categoría de acontecimiento, mientras que hoy, ante la hemorragia de títulos que nos inundan desde tantas plataformas de streaming, la serie ha tenido que duplicar su ventana de emisión en España para ganar visibilidad (está disponible tanto en Movistar Plus como en HBO Max).

Jodie Foster protagoniza la cuarta temporada de True DetectiveHBO Max/Movistar+

Pero, entonces, con tanto lío intertextual y contextual, ¿True Detective. Noche polar retoma el nivel de la primera entrega o no? ¿Cómo anda de calidad la historia en sí misma? Tras ver los primeros episodios enviados a la prensa especializada, se puede afirmar que esta cuarta temporada merece la pena. La historia se traslada a Ennis, una ciudad de Alaska, justo cuando comienza un mes de oscuridad. Ni un rayo de luz natural durante un mes. Nieve hasta las caderas. Y los monstruos de la noche rondando en busca de sangre y recuerdos.

Ahí es donde la extraña pareja policial que forman Liz Danvers (una Jodie Foster de mirada azul intensa) y Evangeline Navarro (interpretada con evidente rotundidad física por la boxeadora Kali Reis) tendrán que resolver un caso de tintes paranormales: los ocho investigadores de una estación de investigación ártica han desaparecido. Como es marca de la casa, el argumento criminal es una excusa para lidiar con los secretos de un entorno hostil y huidizo, donde los fantasmas del alma pueden ser más letales que los de los alrededores.

La narración de True Detective. Noche polar va incrementando su ritmo, de modo que la madeja vaya enrollándose para ganar infarto mientras los personajes reciben capas de pintura y matices. Ahí solo hay que lamentar, por demasiado evidente para los estándares del género, el exceso de didactismo en el contexto sociopolítico que contornea la serie (los abusos históricos a la tribu nativa y su extrañamiento roussoniano).

La historia de 'True Detective. Noche polar'

Con un estupendo acabado formal, True Detective. Noche polar desarrolla una historia siniestra, con detalles visuales salvajes, en la que resuenan los ecos del Nordic Noir (Atrapados), la literatura gótica, La cosa de Carpenter e, incluso, los cruces sobrenaturales a lo David Lynch. Las disquisiciones metafísicas ganan peso ahora con la investigación científica sobre el origen del mundo y del hombre: las últimas preguntas siempre son también las primeras. El dolor resuena con acordes antiguos y la vida parece avanzar demasiado rápido para entenderla. El enigma del mal y el del bien confluyen aquí, en la parte más recóndita de la Tierra.

En el segundo episodio, uno de los personajes más misteriosos y místicos de la historia avanza su profecía: «Creo que el mundo se está volviendo viejo y Ennis es donde el tejido de todas las cosas se está descosiendo». Y se deshilacha en la penumbra, porque la noche es oscura y alberga horrores... a no ser que un puñado de valientes y locos desenvainen la espada para iluminarla con un nuevo amanecer.