
El cine ha retratado en numerosas ocasiones a Napoleón
Napoleón Bonaparte en el cine: las mejores películas
El mito napoleónico sobrevive al paso del tiempo. La película de Ridley Scott sobre el Gran Corso ha traído a la gran pantalla y a la actualidad la figura de uno de los grandes protagonistas de la historia de la Humanidad
Cuenta la leyenda napoleónica que cuando Napoleón fue enterrado en los Inválidos el catafalco se situó en una posición inferior para que los ingleses que visitasen su tumba se viesen obligados a inclinar la cabeza ante el Emperador. El mito napoleónico sobrevive al paso del tiempo.
El estreno de Napoleón (2023) de Ridley Scott ha traído a la gran pantalla y a la actualidad la figura del que es, sin lugar a dudas, uno de los grandes protagonistas de la historia de la Humanidad. El filme de Scott, que tendría que haberse llamado «Napoleón y Josefina», resulta algo decepcionante, a pesar de sus escenas de guerra impactantes y un atrezo y decorados de enorme calidad, por su falta de rigor histórico y, sobre todo, por las enormes expectativas que había despertado.
Con anterioridad Ridley Scott había filmado Los Duelistas, basada en una novela de Conrad, que trata de los duelos que se produjeron entre dos oficiales de húsares de Napoleón, que se batieron en numerosas ocasiones a lo largo de todo el ciclo bélico napoleónico. Los Duelistas es considerada una de las mejores películas de la historia del cine histórico.
Si tenemos que destacar alguna película napoleónica, por derecho propio, debe figurar como la primera Waterloo (1970) de Sergei Bondarchuk. El filme recoge con absoluto fidelidad la historia, con apabullantes medios humanos y un rodaje impecable, la vida del Emperador entre su derrota en la batalla de Leipzig, su regreso a Francia, durante el periodo de conocemos por Los 100 días, que se cierra con su derrota en los campos de batalla de Waterloo.
Sobre las batallas del ciclo napoleónico existe otra película, Austerlitz (1960) de Abel Gance. En Austerlitz, la batalla de los Tres Emperadores, se enfrentaron el 2 de diciembre de 1805 las tropas francesas con las fuerzas combinadas ruso-austríacas del zar Alejandro I y el Emperador austríaco Francisco I. Fue una de las mayores victorias de Napoleón. Aplastó definitivamente a la Tercera Coalición tras casi nueve horas de difícil combate, obligando a sus enemigos a firmar el Tratado de Presburgo. Esta batalla es considerada la obra maestra como general de Napoleón.
Guerra y Paz de León Tolstói –la mejor novela enmarcada en los tiempos napoleónicos– ha dado dos fundamentales películas con el mismo título, una de King Vidor (1956) otra de Sergei Bondarchuk (1968). La trama se desarrolla durante la invasión napoleónica de Rusia, siguiendo la historia entrelazada de cuatro familias. Junto a los personajes de ficción aparecen el Emperador francés (Napoleón), el Emperador ruso Alejandro I y el general Kutúzov.
Sobre la ajetreada vida sentimental de Napoleón tenemos dos películas: María Walewska (1937) de Clarece Brown y Gustav Marchatý y Desireé, la amante de Napoleón (1954) de Henry Koster. Desireé terminaría casada con el mariscal francés Bernardotte para ser luego Reina de Suecia. Tenemos también una mini serie de televisión titulada Napoleón y Josefina de Richard T. Heffron (1987).

Armand Assante como Napoleón junto a Jacqueline Bisset como Josefina
N. Napoleón y yo de Paolo Virzi (2006) narra el exilio de Napoleón en la isla de Elba, etapa en la que un joven profesor, que le sirve como bibliotecario, estudia, conoce y registra las memorias del Emperador. Tiene un valor menor para el conocimiento de Napoleón.
Los últimos meses de vida de Napoleón en la isla africana de Santa Elena están narrados en La última batalla (2003) de Antoine de Caunes. Es una coproducción de Francia y Reino Unido que narra la historia del Emperador en su último exilio, su muerte, y el traslado de sus restos a Francia para ser depositados en el panteón en Los Inválidos.
Para terminar, existe una comedia, que nada tiene que ver con la vida de Napoleón, pero muy entretenida, Mi Napoleón (2001) de Alan Taylor. En ella, Bonaparte ha huido de Santa Elena, dejando a un doble en su lugar, para regresar a Francia y recuperar una vez más su corona, pero nadie cree que sea el Emperador.