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Francisco Nicolás, en un plano del documentalNetflix

Netflix

El curioso cargo que decía ocupar el 'Pequeño Nicolás' cuando fue detenido

El pícaro cayó tras una reunión con el presidente de Alsa, que sospechó y dio aviso a la Casa Real y al Gobierno

La serie de Netflix que recoge las andanzas del Pequeño Nicolás —(P)ícaro— muestra como ya de bien pequeño, de renacuajo, le gustaba la pompa, el oropel y las sirenas (de los coches). Hijo único de una familia de clase media fue escalando hasta la alta y, al calor de políticos y empresarios, su agenda de contactos fue creciendo a medida que se ensanchaba su ego, pues llegó a creer —así lo admite— firmemente que sería el ministro más joven de la historia de la democracia española. No llegó a imprimir una tarjeta para hacerse pasar por ministro —Google lo desenmascaría en 0,34 segundos— pero sí se inventó un pomposo cargo, que era el que decía ostentar cuando fue detenido..

Hasta llegar a ese momento en el que la policía le echa el guante había recorrido un gran camino sin apenas contratiempos. A los 10 años pidió a su madre acercarse a Génova para «ensombrar» en campaña. A los 14 se dejó caer por FAES. A los 15 ya se hacía fotos con Aznar. Hasta ahí todo legal y probado. Después llega la parte más loca de su biografía, esa en la que él asegura haber trabajado para el CNI, donde su nombre en clave era —al menos eso dice— «Gonzalo López», y para la vicepresidenta Soraya. El 19 de junio de 2014, su carrera como pícaro alcanza su momento cumbre, con su presencia en el Palacio Real en el acto de la coronación de Felipe VI, al que accede suplantando la identidad de un amigo que sí había sido invitado. Pero eso se sabrá después, no inmediatamente. Se sabrá cuando le corten las alas.

Se cree intocable, pero toda la tramoya de esa obra de teatro que es su vida se desmorona el día en que se cita con Jorge Cosmen, presidente de Alsa, ese mismo verano. Nicolás se presenta como enlace entre Moncloa y la Corona, y durante el encuentro recibe una llamada a la que contesta como «Vicepresidencia». El cargo en concreto que dice ostentar —así figura en unos papeles que después le fueron intervenios— es el de director-presidente del departamento «Comité de Planificación Liberalización Transporte Ferroviario».

Es el principio del fin del Pequeño Nicolás. Cosmen desconfía de aquel chaval. De que sea quien dice ser. Hace unas llamadas. A Casa Real. A Vicepresidencia del Gobierno. Le dicen que no lo conocen. Saltan las alarmas y al poco se desencadena la «Operación Nicolay». Es detenido. En el registro de su casa, entre los documentos falseados por el pícaro se encuentra un dosier en el que figura como máximo mandatario del comité de planificación antes citado. Lo había creado en una tienda de fotocopias, en un WorkCenter. Así de cutre. Así de real.