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'Antonio el de Chicote', como es conocido el dueño de la Taberna La ConchaLa Sexta

‘Pesadilla en la cocina’

Cierra el restaurante que más hizo sufrir a Chicote, la Taberna La Concha, en El Rocío

El local alcanzó gran fama tras la visita hace diez años del chef de Carabanchel

De todos los locales que ha visitado Chicote en Pesadilla en la cocina, pocos han dado más que hablar que Taberna La Concha, más conocido como el restaurante de Antonio en El Rocío (Almonte, Huelva). Aquel episodio trepidante se emitió en 2014, en la tercera temporada del programa de La Sexta. Todo indicaba que aquel local tendría poco futuro, dado el carácter volcánico de su dueño, pero justamente el revuelo causado por el programa le favoreció, como pudo comprobar el propio Chicote cuando lo vistió posteriormente. Ahora, justamente diez años después, cerrará sus puertas. Lo hará el próximo 1 de abril, según ha anunciado en redes sociales. Antonio abrirá un negocio con el mismo nombre —asegura que se trata de «un cambio de ubicación»— en su pueblo, que tiene un nombre que lo define bien a él: Chillón (Ciudad Real). Las críticas al actual local son demoledoras en en Tripadvisor, donde 149 de los 233 comensales que opinan lo califican como pésimo.

Aquella primera visita fue inolvidable. Chicote fue requerido por Andrés, el marido de Antonio y cocinero del restaurante. Sobre el papel, lo que dueño deseaba era que el de Carabanchel diseñase un sistema de trabajo que fomentase el compañerismo. Para el propietario, todos los males del local eran culpa del personal, joven e inexperto. Cuando lo visitó, el local llevaba abierto tres años e iba de capa caída: mala comida, malos ingresos y los padres del dueño, ya mayores, echando una mano a la desesperada. Una camarera contó a Chicote que ella jamás comía en la taberna en la que trabajaba porque en una ocasión se había encontrado una cucaracha en las albóndigas.

De entrada, al madrileño le pusieron una ensalladilla en la que la mayonesa estaba ácida y el arroz, casi incomible. Cuando fue a cocina a decírselo a Antonio, éste estalló por primera vez: «Has cerrado ya tres negocios y vas camino del cuarto», pronosticó (y el tiempo ha demostrado que se equivocaba). La organización del servicio era caótica, incluyendo una norma consistente en que los camareros disponían de quince minutos para fumar después de dos horas de trabajo. Antonio decía que era por ley, y Chicote le dijo que tal ley no existía. Fue una de sus múltiples discusiones. El caso es que el dueño de la taberna acabó desquiciado, llegó a romper platos y a golpear bandejas contra el suelo.

Antonio y Chicote, discutiendo en la primera visita del chef de Carabanchel a la taberna de El RocíoLa Sexta

Como es habitual en Pesadilla en la cocina, la situación finalmente se recondujo. El equipo del programa redecoró el local y el de Carabanchel creó una nueva carta que triunfó: «Me gusta más el que yo hago», dijo no obstante Antonio sobre el salmorejo. Chicote se fue deseando que Antonio fuese capaz «capaz de manejar ese carácter de toro bravo», porque así se lo había prometido a la Virgen del Rocío.

Pero no: el toro bravo seguía estando ahí, como comprobó Chicote cuando, unos meses después, volvió a visitar el local.

De entrada, Antonio le contó al chef madrileño que había despreciado sus propuestas culinarias: «Tu carta no la he usado para nada. No era acorde con esta tierra de aquí», le espetó. «Al que me la ha pedido le he hecho un autógrafo y se la he regalado. Sigo sirviendo lo mismo, lo mismo, lo mismo», se jactó. A todo esto, el dueño de la taberna lo recibió ataviado con un mandil de chef: «Como la gente viene a El Rocío preguntado por el bar de Chicote, yo me visto de Chicote».

La caja de los truenos se abrió con unas croquetas de la casa: «La croqueta tiene que ser sedosa y cremosa», sentenció el de Carabanchel. Y aquellas no lo eran: «Pues la hecho la cocretera mejor de toda España. La he hecho mi madre Mi madre hacen las cocretas mejores del mundo. Así que eres un embustero», respondió hecho un demonio. «Dices ‘malo, malo, malo’, el malo eres tú. Mira, lárgate», lo invitó. «Esta ha sido la última vez que tú y yo nos vamos a encontrar", amenazó el propietario, ya muy en su papel de “el único hostelero que puso en su sitio a Chicote».

Sería una decepción que, en su próxima temporada, Chicote no rindiese una nueva visita a la Taberna La Concha en su nueva ubicación en Ciudad Real. Porque no hay dos sin tres.