La semana de la tele
¿Y si al que acaba arañando Broncano es a Wyoming?
La maniobra del Gobierno podría acabar perjudicando a La Sexta
Pablo Motos es el líder indiscutible de su tramo horario. Como a Pedro Sánchez no le gusta lo que él y sus tertulianos dicen, el Gobierno ha decidido tirar la casa por la ventana y contratar a David Broncano para ponerlo en La 1 a competir con el líder de las hormigas. Será la próxima temporada cuando se escenifique este duelo en la cumbre, en el que solo habrá un ganador pero podría haber dos perdedores.
La pasada temporada, la que acabó en julio del pasado año, fue histórica para el programa de Antena 3. Hizo una cuota de pantalla media de 16,8% y una media de 2,4 millones de espectadores. Suma nueve cursos consecutivos como líder de la noche. Pese a los variados intentos de la competencia (Cuentos chinos de Jorge Javier fue el último que fracasó en este intento de abatirlo) por erosionarlo, el programa de Motos no emite signos de decadencia. Tiene un público muy fiel, intergeneracional, no excesivamente politizado, que se planta de lunes a viernes delante del televisor con el único objetivo de desconectar y pasar un rato entretenido, sin mayores complicaciones, entre chascarrillos, números de ciencia y concursos varios. En los últimos tiempos se ha politizado algo más, y en esa pequeña conversión ha tenido que ver el ataque directo que el Ministerio de Igualidad hizo a Motos, al que convirtió en protagonista de un marichulo anuncio. Sánchez, que por algo es el presidente, podría haberlo evitado, pero dejó hacer y desde entonces las tertulias de El Hormiguero se han ido tiñendo de política cada vez más.
No es el de Broncano un espacio politizado. Es un formato que tiene como motor el humor del presentador y de sus colaboradores. El resultado es un programa no apto para todos los públicos, y esto último no lo decimos por las constantes bromas que se hacen sobre las drogas —blandas y duras—, que también podría ser, sino por el hecho de que practica un humor muy especial, muy de camarilla, muy para iniciados. Por tanto, de entrada no parece que Broncano y Motos tengan el mismo tipo de espectadores, y si admitimos que esto es así, el primero no se los podrá robar al segundo.
Sin embargo, hay alguien al que si podría afectarle la irrupción de Broncano en la parrilla: a La Sexta. En concreto, a El Intermedio. El tipo de humor de ambos programas es muy parecido. Hay diferencias, siendo la principal que el espacio que presenta el Gran Wyoming está tremendamente politizado, pero lo cierto es que la decisión de Sánchez de convertir La Resistencia en el ariete progresista contra el malvado Pablo Motos no ayuda a Broncano, al que el centro derecha ha pasado a ver como un enemigo al que no le quieren dar ni siquiera unas décimas de cuota de pantalla. Por el otro lado, la izquierda lo ha adoptado como munición contra las hormigas, y esa misma gente es la que, a falta de otra cosa, ve a Wyoming pese a que el formato ya no es tan freco como antaño.
La conclusión es que Motos ha de espabilar, sí, pero da la impresión de que el que más vivo tiene que estar es el Gran Wyoming, que podría acabar siendo una víctima colateral de la guerra La Resistencia-El Hormiguero.