Así fue la pelea de las televisiones por cazar al público la noche electoral
Las horquillas eran tan amplias que los sondeos de TV3 y de Gesop solo aventuraban incertidumbre a lo largo de la noche y muchas especulaciones
TVE (en un set especial frente a la Sagrada Familia de Barcelona con Fortes al frente) y TV3, más comedida oliéndose que los resultados no serían muy favorables a su «militancia televisiva» comenzaron el baile de directos, junto a La Sexta de Ferreras, que no aportaban ningún dato. Era la hora de la basura. Entre ocho y nueve de la noche jamás se produce una noticia. Solo especulaciones... hasta que el escrutinio alcanza el 50 %. Aparecía Ana Pastor en la sede del PSC para decir que había llegado Illa, o los corresponsales de TV3 advertían que «han comenzado los recuentos de votos». El dato más claro y cristalino era que Ciudadanos desaparecía. Su líder, Carrizosa, lo resumió más tarde de forma contundente: «A pesar de decir durante años que estábamos muertos, doy las gracias a los veinte mil ciudadanos que nos han votado». De 36 diputados en el Parlamento de Cataluña con Inés Arrimadas han pasado a no tener representatividad.
Lo pintoresco a esas horas surgía en la sede de Aliança Catalana. Su líder Silvia Orriols solo acreditó en la sede a dos medios de comunicación, los que habían seguido su campaña, el resto estaban en plena calle, sin autorización para cubrir la euforia de la alcaldesa de Ripoll, que conseguía representación parlamentaria.
TVE quiso alardear de personajes importantes en directo a las 20:30 horas y anunció la presencia de dos expresidentes catalanes, José Montilla y Artur Mas. Las dos presentadoras del set dieron la bienvenida a los dos presidentes, pero no aportaron prácticamente nada y, lo más curioso, es lo que ocurrió en la última pregunta: «¿Ven posible un pacto PSC y Junts en el Gobierno de Cataluña?». Montilla, con poca voz responde que «es prematuro, será un proceso largo por la fragmentación del mapa político». No quiso hablar más, pero de fondo se escucha una voz de una de las presentadoras que dice «…pero que no conteste a eso». Nunca se sabrá a qué se refería. Mínimo silencio y Artur Mas comenta: «Está claro que el panorama es muy complejo en los posibles pactos. Un pacto PSC y Junts es como si pactaran el PSOE y PP a nivel nacional. No digo que no se pueda producir. Solo, ahora mismo, vería un tripartido de izquierdas o un bloque del independentismo sin Aliança Catalana». Ese gazapo que se coló en el directo fue decisivo: los dos expresidentes fueron despedidos con efusividad y agradecimiento por su participación en la gran exclusiva de TVE en la hora de la ausencia de noticias.
El resto de platós, a medida que transcurrían los minutos y se volcaban los primeros datos oficiales, comenzaban a tensionarse, a opinar: «bloqueo , habrá bloqueo», anunciaba Ferreras con sus colaboradores habituales, o sea con Angelica Rubio, que se apresuró a sentenciar: «Este resultado y todo lo que está ocurriendo en Cataluña es gracias a Illa y Pedro Sánchez». Amén.
En la sede de la CUP, Laia Estrada no aceptaba su estrepitosa caída (de nueve han pasado a 4 diputados) y arremetía contra «la españolización del voto en las elecciones». Ni una palabra de autoflagelación por los malos resultados.
El que estaba como unas castañuelas era Alejandro Fernández, del PP. Su partido ha sido uno de los grandes vencedores de las elecciones catalanas al pasar de tres diputados a 15. Un éxito incontestable a pesar de disputar votos a Vox y mirar de reojo a los veinte mil votos que han ido a la candidatura de Ciudadanos sin logar ni un solo diputado. Fernández, además de dar las gracias a su líder Alberto Núñez Feijóo por haber confiado en él, no desaprovechó el momento para hacer campaña de las europeas: «Siento mucho la desaparición de Ciudadanos, pero a sus votantes les digo que estamos dispuestos a defender sus principios, que son los nuestros, y seguir creciendo para cambiar la política de este país».
Mientras, en las tertulias, se afianzaban los pronósticos a medida que se conocían nuevos datos: Fortes mantenía su apuesta por Illa como futuro presidente de Cataluña. Vicente Vallés en Antena 3 escrutaba con habilidad y destreza los datos sin decantarse por ninguna opción posible, pero barajando alguna. Ferreras en La Sexta respiraba aliviado cada vez que el PSC llegaba a 42 escaños y se abría la posibilidad de un tripartito con ERC, 20 escaños y Comuns/Sumar 6 escaños. La suma de 68 era recibida con euforia contenida. Caía un diputado PSC hasta los 41 y en ese momento se revolucionaba el plató. «No suman, no suman». ¿Bloqueo? Minutos más tarde el PSC recuperaba el escaño y no se barajaba otra opción: tripartito. Pero faltaba la aparición en rueda de prensa del gran perdedor, Pere Aragonès, de ERC, y rodeado de su guardia pretoriana entre la que destacaba el ideólogo del partido Oriol Junqueras. No dudó en lanzar un jarro de agua fría (al menos de momento): «Seguiremos luchando en donde tenemos que hacerlo, donde nos han colocado nuestros votantes, desde la oposición». Así de contundente. ¿Eso significa que ERC renuncia a cualquier pacto? Esa es la gran pregunta que flotaba en el aire de los especiales televisivos. Los analistas políticos no se dejaban impresionar: «Hay que ver cómo van las conversaciones que empiezan ahora y las ofertas que se puedan poner sobre la mesa».
Con el escrutinio rozando el 90 por ciento no tardaron en aparecer y con todo el pescado vendido Carles Puigdemont, el fugitivo de la Justicia española, desde la localidad francesa de Argelers y con evidentes muestras de tener la sartén por el mango y ser el vencedor virtual entre bambalinas. Lanzó su primer aviso: «El tripartito es una mala opción para Cataluña, la diferencia entre el PSC y nosotros en Cataluña es prácticamente la misma que existe en España entre el PSOE y el PP». Aviso a navegantes, si el PP fue el más votado y gobierna el PSOE en Cataluña puede pasar la mismo: Puigdemont puede ser el presidente de todos los catalanes, aunque haya ganado Illa las elecciones.
El enfrentamiento entre los independentistas no ha pasado desapercibido y ha enviado también un recado a sus «amigos» de ERC. «Si la otra fuerza independentista está dispuesta a sumar, nosotros también lo estaremos». Amores que hasta ahora han explosionado por ambas partes. Y, ha sentenciado: «Una repetición electoral no es una opción». El prófugo Puigdemont ahora espera que Pedro Sánchez siga cumpliendo sus promesas: amnistía, financiación, referéndum y lo que le exija para mantenerle en la Moncloa.
Hubo avances informativos cortos entre películas y programas para evitar que las audiencias se fueran por el sumidero. Esperaban para finalizar la jornada la presencia de Salvador Illa del PSC, el más votado, y su intervención decepcionó por su contenido muy superficial y poco explícito. No a sus seguidores que gritaban eufóricos: «Visca, Visca. Catalunya és socialista». En cambio, su intervención pasó de refilón por los partidos independentistas: «Por supuesto respetamos a los partidos independentistas, pero empieza una nueva etapa que lideraremos». Y de inmediato, lo que más le interesaba: «Voy a liderar una nueva etapa, asumo esta responsabilidad y cuando esté formado el Parlamento expondré mi voluntad de ser el nuevo presidente Cataluña».
No fueron necesarios traductores porque Illa habló en catalán y posteriormente lo hizo en castellano. Y en las próximas horas todos los responsables de las televisiones, analizarán cuidadosamente los datos de audiencia de los especiales. Si son buenos, perfecto. Lo contrario: es un servicio público que hay que ofrecer a los espectadores.