Festival de Cannes
Caos, sangre y política: las películas del día en Cannes con el panfleto de Oliver Stone sobre Lula Da Silva
Limonov: The Ballad, el caótico filme sobre el poeta y disidente, es un río desbordado con posibilidad de premio en el festival
Un filme caótico y complejo como lo es el personaje protagonista de Limonov - The Ballad, Eduard Limonov, poeta, mendigo, disidente, polemista y finalmente ultranacionalista defensor de la guerra en Ucrania, conmovió la jornada del 77º Festival de Cannes.
Su autor, Kirill Serebrennikov, habitual frecuentador de la Croisette pero jamás premiado, tiene con esta película la posibilidad de figurar por primera vez en el palmarés oficial si el jurado presidido por Greta Gerwig no se deja desconcertar por esta obra que se presenta como un río desbordado.
El filme, única contribución española al concurso oficial como coproductor minoritario junto a Francia e Italia, si se excluye la presencia en el jurado del director Juan Antonio Bayona, está inspirado en el best seller del escritor francés Emmanuel Carrère, que lo conoció personalmente en sus años de exitoso escritor y en Moscú, cuando ya era un disidente ultranacionalista y defensor de la guerra en Ucrania.
Limónov (el acento grave está recalcado por el personaje en la película) fue una figura compleja y contradictoria del último cuarto del siglo pasado y el primero del actual, pasando de una adolescencia como disidente en su país, a poeta, vagabundo y mayordomo en Nueva York, y a intelectual en París y político ambiguo en Moscú.
El filme sigue paso a paso la biografía escrita por Carrère, quien no esconde una cierta admiración e intriga por su entrevistado, pero Serebrennikov la traslada a la pantalla con una cámara movediza y un montaje nervioso que a ratos marea al espectador.
Gran actuación del inglés Ben Winshaw, que la mayoría conoce por ser el titular del personaje de Q en los últimos capítulos de la serie de James Bond, pero la palma se la lleva el concepto artístico del director que en medio de una narración agitada ha sabido conservar la ambigüedad del personaje, verdadero enigma de nuestro tiempo.
Lo acompañaba en el concurso The Substance, producción franco-inglesa dirigida en inglés por la francesa Coraline Fargeat y definida por su autora «un bodyhorror feminista» que habla de una substancia que permite generar una versión de las personas más joven, más hermosa, más perfecta, una semana sí y otra no.
El filme, segundo largo de una premiada ex cortometrajista de 47 años, es una nueva incursión en el concurso oficial de Cannes del otrora despreciado género splatter (hecho de sangre y de violencia) después de Titane de Julia Ducournau, con el que The Substance tiene más de un punto de referencia y que fue premiado con la Palma de Oro en 2021.
Después de una exitosa carrera como presentadora de un programa de televisión de ejercicios físicos, Elisabeth Sparkle es licenciada por haber superado el fatídico límite de los 50 años, y atraída por un anuncio en el diario decide probar una «substancia» que permite regenerarse por un tiempo limitado de una semana con otra versión de sí misma, luego de lo cual vuelve a su estado original y así sucesivamente.
Pero su nueva versión, que la ha reemplazado en su programa, no respeta el límite impuesto, provocando terribles consecuencias en el cuerpo de la donadora.
Versión actual y moderna de El retrato de Dorian Gray, el filme es la parábola de una sociedad en la que la imagen de la juventud y la belleza es el máximo valor por el cual se puede llegar hasta las extremas consecuencias.
Fargeat, autora del guion original, envuelve con la patinada gelatina del cine publicitario, una historia que se hunde progresivamente en el cine de horror sanguinolento que ha devuelto al público de Cannes a sus años de adolescencia cuando se iba al cine para divertirse con los espectáculos más escalofriantes.
El reparto está encabezado por Demi Moore, Dennis Quaid y Margaret Qualley, que ya habíamos visto aquí mismo en Cannes en Kinds of Kindness del griego Yorgos Lanthimos.
Completó la jornada Lula con la que Oliver Stone vuelve, después de siete años de silencio, a su verdadera profesión de documentalista, entrevistando al actual presidente brasileño Lula da Silva y narrando su vida y su actividad política que lo llevó de sindicalista a presidente por dos veces de su país, a 18 meses de prisión por corrupción y finalmente a imponerse por tercera vez en las disputadas elecciones de 2022, superando por la mínima diferencia de un punto a su rival, Jair Bolsonaro.
Secuela de su South of the Border de 2009 donde examinaba el fenómeno de la «ola rosada» que a principios de este siglo dominó desde la izquierda el panorama político sudamericano, entrevistando al mismo Lula y otros líderes como Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales y Cristina de Kirschner, manteniendo ese espíritu de parte que vuelve al filme más un panfleto que un documental.