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Albert S. Ruddy, a la izquierda, junto al actor Adam SandlerAFP

Cine

Muere Albert S. Ruddy, el productor de El Padrino que perdió su apuesta con Coppola sobre Marlon Brando

Ganó el Oscar a la mejor película con El Padrino y con Million Dollar Baby. Ha fallecido a los 94 años

Albert S. Ruddy, mítico productor de El Padrino, ha fallecido a los 94 años en Los Ángeles, tras una breve enfermedad, según ha confirmado su familia a través de un portavoz. Al Ruddy ganó el Oscar a la mejor película en dos ocasiones: por El Padrino (1972), en la edición de los Oscar celebrada en 1973, y en 2005 por Million Dollar Baby (2004), el largometraje dirigido y protagonizado por Clint Eastwood.

Fue precisamente Clint Eastwood quien entregó el Oscar a Albert S. Ruddy por El Padrino, justo después del famoso rechazo de Marlon Brando al Oscar al mejor actor y su discurso leído por la activista indígena Sacheen Littlefeather. Más de 30 años después de aquel momento que pasó a la historia de los Oscar, Clint Eastwood y Albert S. Ruddy recogieron juntos el Oscar a la mejor película para Million Dollar Baby.

Albert S. Ruddy, cuya figura encarnó el actor Miles Teller (Whiplash, Top Gun: Maverick) en la serie The Offer –disponible en SkyShowtime–, compró, como productor de Paramount Pictures, los derechos de El Padrino, la novela de Mario Puzo llevada al cine, de forma magistral, por Francis Ford Coppola.

Tras el plano final de El Padrino, son los nombres de Francis Ford Coppola (en dos ocasiones, como director y como guionista junto a Mario Puzo) y Albert S. Ruddy los que abren los títulos de crédito del final. Porque al principio, con la única referencia a Mario Puzo, entramos de lleno en la historia con la petición de ayuda de Bonasera (Salvatore Corsitto), a Vito Corleone. «Creo en América. América hizo mi fortuna. Y he dado a mi hija una educación americana», comenzaba a exponer el funerario.

Albert S. Ruddy llegó a apostarse 200 dólares con Coppola a que Marlon Brando no sería finalmente el elegido para interpretar a Vito Corleone, una apuesta que parecía tener ganada ante la decidida y reiterada negativa de la compañía a contar con Brando para el papel. La insistencia de Coppola y la pluscuamperfecta prueba de cámara a la que, a regañadientes, aceptó someterse el actor, provocaron que Albert S. Ruddy perdiese su apuesta y que el cine ganase una obra maestra y una de las mejores interpretaciones de su historia. Pocas veces alguien se habrá alegrado tanto como él de perder una apuesta.