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Clint Eastwood

Clint Eastwood, en su papel de 'el hombre sin nombre'

Cine

Las cinco mejores frases de Clint Eastwood

Sus personajes son difíciles de olvidar. Sus coletillas, ya legendarias

Clint Eastwood es un hombre parco en palabras, pero cada una de las que pronuncia se queda grabada a conciencia. Con una carrera icónica, esta leyenda del cine ha interpretado papeles inolvidables como Harry Callahan en Harry el sucio o el vengativo Hombre sin nombre en la trilogía del dólar de Sergio Leone. Verdaderos antihéroes que pronuncian frases escritas por John Milius, Paul Haggis o William Goldman, todos ellos guionistas experimentados que le han proporcionado no solo frases ingeniosas que no admiten réplica, sino auténticos monólogos apasionados que demuestran por qué el cine siempre ha sido lo suyo.

«Mo Cuishle significa 'Mi amor, mi sangre'»

Uno de los apodos más famosos en la historia del cine probablemente sea el que recibe una inexperta boxeadora Hilary Swank de manos de su mentor, Clint Eastwood. En cierto momento de Million dollar baby, ella le pregunta qué significa mo cuishle, una expresión en gaélico cuyo significado no conocemos realmente hasta minutos antes del final: «Mi amor, mi sangre». Dos palabras con las que el director demuestra la profunda relación de tintes paternofiliales que nace entre ellos. Con el boxeo como excusa, Eastwood realiza en esta obra maestra una profunda reflexión sobre el amor, el dolor y el sacrificio.

Clint Eastwood

«No quiero necesitarte porque no puedo tenerte»

Seguimos preguntándonos qué habría pasado si Francesca hubiese tenido el valor de abrir la puerta de la furgoneta para lanzarse a los brazos de Robert después de pasar cuatro días juntos. La historia hubiese sido completamente distinta, pero el semáforo se puso en verde y el personaje de Meryl Streep decidió quedarse con el amor intermitente de su marido y sus hijos en lugar de arriesgarse al del fotógrafo.

La película es el mejor ejemplo del amor como renuncia y de cómo la presencia de alguien puede cambiar la lente con la que miramos. Ya lo dijo el personaje de Clint Eastwood: «Cuando haya terminado con el puente que vimos hoy, no tendrá el aspecto que tú piensas. Lo habré convertido en algo mío, por la elección de la lente, o el ángulo de la cámara, o la composición general, o probablemente por la combinación de todo eso».

Los puentes de Madison

«El mundo se divide en dos categorías: los que tienen el revólver cargado y los que cavan. Tú cavas»

Poco más hay que añadir a esta sentencia que pronuncia el 'hombre sin nombre' pistola en mano y cigarrillo en la boca en la última película de la trilogía del Dólar: El bueno, el feo y el malo. Cuenta la leyenda que al bueno de Clint Eastwood no le sentó demasiado bien que, conforme avanzaba la trilogía, compartiese pantalla con otros protagonistas.

«En la primera película fui el único protagonista. En la segunda lo compartí con otro actor. En esta tercera ya somos tres. ¿Qué haré en la próxima? ¿De séptimo de caballería?», le dijo al director. Por aquel entonces desconocía que gracias a Eli Wallach, el feo, y Lee Van Cleef, el malo, conformaría uno de los tríos más famosos del cine.

Clint Eastwood

«¿Te has dado cuenta de que, de vez en cuando, te puedes encontrar con alguien a quien no deberías putear? Ese soy yo»

En Gran Torino, Eastwood interpreta a un veterano de la guerra de Corea cascarrabias y misántropo que lanza insultos racistas, incluso a las personas que le agradan, y juzga a todo aquel que se le acerca. En cierto modo, su personaje de Walt Kowalski resume el comportamiento brusco y gruñón de gran parte de los papeles del actor y cineasta. El desdén de Walt por los criminales de su barrio se resume en esta frase frecuentemente citada o en otra de apenas cuatro palabras: «Salid de mi jardín». Simple, pero contundente.

Clint Eastwood

«Anda, alégrame el día»

Después de matar a tiros a todos menos uno de los integrantes de una banda de ladrones de restaurantes, Harry Callahan se acerca al último ladrón que queda en pie. Al evaluar la situación, Harry espera, con la esperanza de que el sospechoso haga otro movimiento en falso. Al más puro estilo de las películas del Oeste, el policía justiciero armado incita a su objetivo a coger su propia arma y darle una razón para apretar el gatillo: «Anda, alégrame el día», gruñe Eastwood.

Clint Eastwood

Hasta el mismísimo Ronald Reagan, entonces presidente de EE.UU., la utilizó en un discurso. Lejos de lo que suele creerse no fue pronunciada en Harry, el sucio, sino en Impacto súbito.

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