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Deadpool y Lobezno, con estreno el 25 de Julio en cines

Cine

'Deadpool y Lobezno', la parodia más gamberra del universo Marvel

Una fusión de las historias de Deadpool (Ryan Gosling) y Lobezno (Hugh Jackman)

El veterano director canadiense Shawn Levy es un experto en productos comerciales. Sabe llevar a la gente al cine -o a las series- independientemente de los valores artísticos de la obra. Todos recordamos sus éxitos, como los de la saga de Noche en el museo, la serie Stranger things, Doce en casa y numerosas cintas cómicas con Steve Martin, entre otros muchos ejemplos.

En este caso, Levy ha decido entrar como una apisonadora en el mundo de los superhéroes, creando una parodia gamberra e iconoclasta tan subida de tono que ha recibido la calificación R en Estados Unidos. Su lenguaje explícitamente soez y sexual y la brutalidad gore de sus escenas de acción limitan la película al público adulto. El tono es autoparódico, el de una película que se ríe de sí misma, y la exhibición de sangre y violencia recuerda a la de Tarantino, que nadie puede tomarse en serio.

En la película, la Agencia de Variación Temporal (AVT) le encarga a un Deadpool en horas bajas una misión para salvar el universo cinematográfico de la Marvel. Para ello deberá contar con Lobezno, que se siente desmotivado y fracasado.

Una característica del film (¿problema?) es que es muy autorreferencial. Las continuas bromas y comentarios irónicos están dirigidas al público fan, a los que conocen al dedillo las sagas de Marvel y los avatares empresariales de la Fox y de la Disney. Quien no esté al tanto de ambas cuestiones se perderá la mitad de los mensajes de la película.

La cinta desmitifica a los superhéroes, convertidos en antihéroes, a menudo impresentables y despreciables. Obviamente se lleva la palma Deadpool, humanamente mediocre, cuando no rastrero, zafio y desagradable. Lobezno es un personaje taciturno, amargado, poco empático y escéptico. Pero el coro de otros Lobeznos y otros Deadpool que aparecen en el film son peores si cabe.

Lo más simpático del film su carácter de «cine dentro del cine». Los personajes son conscientes de que lo son, de que pertenecen a Marvel, y que los derechos los tenía Fox y luego los compró Disney. Y hablan sobre ello. Incluso a veces se dirigen al espectador. Y se refieren también a otras sagas cinematográficas de éxito. Pero, insistimos, el gran lastre de la película es su tono zafio, sus bromas sexuales burdas y sus guiños a la ideología Woke. Evidentemente quiere ser una película muy gamberra, pero se ha pasado de frenada, y se ha convertido en una película demasiado friki. Yo, personalmente, hubiera preferido una producción mucho más familiar y con un poquito menos de mal gusto.