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Secuencia de Trampa (2024)

Crítica de cine

'La Trampa', el estreno de terror que puede usar en lugar de pastillas para dormir

La última película de Shyamalan presenta aspectos interesantes y una impecable actuación del protagonista Josh Hartnett, pero esto no impide que defraude

Trap, La Trampa, una película de terror y misterio recién estrenada en cines, de M. Night Shyamalan, quien también dirigió El sexto sentido (1999), La visita (2015) y Múltiple (2016). Esta historia que protagoniza Josh Hartnett, lejos de inducir verdadera tensión, está alejada de la calidad de las previas producciones del indio, lamentablemente. La película de 105 minutos sirve como mero pasatiempo, no presenta escenas terroríficas ni sorprendentes, y aunque mayoritariamente pueda resultar entretenida, inusualmente me hallé deseando su final durante el tercer acto. No obstante, también hay destellos de genialidad, como la excelente interpretación de Hartnett en una trama excesivamente surrealista pero de buena idea como historia.

Sinopsis

Cooper (Josh Hartnett) y su adolescente hija Riley (Ariel Donoghue) atienden juntos un concierto de la cantante de pop Lady Raven (Saleka). Durante el elocuente evento, celebrado en lo que parece un estadio, la Policía discretamente trata de identificar a un asesino en serie conocido como The Butcher (el carnicero).

Mientras Riley baila, canta y disfruta emocionada, su padre se muestra aburrido y decide dar una vuelta por el recinto para inspeccionarlo. Se gana la confianza de un dependiente del concierto, quien le revela la frase clave que tienen con la Policía en caso de obtener información sobre el criminal. Regresa con Riley, pero vuelve a abandonar el asiento múltiples veces, hasta que su hija señala su extraño comportamiento. Cooper ha estado buscando una salida no vigilada todo el tiempo.

Está nervioso y recorre constantemente el espacio con la mirada. Entabla conversación con un tipo del equipo de Lady Raven, que resulta ser su tío, y consigue que Riley sea la elegida para subir al escenario a cantar una canción con su cantante favorita. La ocasión les permite pasearse por el backstage y alejarse del resto del público por pasadizos ocultos, aunque vigilados.

Tras la actuación de su hija con la intérprete y el fin del concierto, Cooper mantiene una conversación privada con la artista, en la que revela ser The Butcher y la amenaza con matar a su prisionero si ella no les permite abandonar el recinto juntos en su limusina, evitando un control policial obligatorio para su audiencia. A Lady Raven no le queda otra que aceptar. En el vehículo, Riley alucina por lo que está viviendo y no sospecha nada. La cantante propone visitar su casa, y la dirección domiciliaria del asesino es revelada.

Una vez en la vivienda, Lady Raven se hace con el móvil de Cooper y se encierra en el baño. Entre golpes y chillidos del asesino, logra dar con la ubicación del secuestrado, informar al público, y comunicar a Riley y a su familia que el padre de la casa no es quien creen. The Butcher logra escapar, y por la noche visita el domicilio al que su familia ha sido trasladada, sorprendiendo a su esposa Rachel, quien confirma sus sospechas: fue ella quien delató a la Policía que The Butcher estaría en el concierto de Lady Raven. Cooper trata de asesinarla con un hacha de cocina, pero ella logra que ingiera un químico y logra escapar. Dos patrullas nocturnas que vigilaban la casa capturan al fugitivo, y finalmente The Butcher es encerrado en un transporte de prisioneros, rumbo a prisión.

Dentro del vagón, el maquiavélico psicópata saca de debajo de su manga un aspa que arrancó justo antes de ser arrestado de la bicicleta de su hija, y ríe como un descerebrado, dando a entender que logrará escapar.

Comentarios

Si no se ha dormido por el camino, le invito a seguir leyendo. El estilo de Shyamalan se caracteriza por presentar elementos desordenados que finalmente forman un contexto lógico, sin embargo, esta trama carece completamente de realismo. Y es este el aspecto que ha demolido una película con una idea tan buena como desaprovechada.

La cinematografía es impecable, con ingeniosos planos. Generalmente, el desarrollo de acontecimientos sigue una línea temporal lógica en esta película, de modo que carece de flashbacks o saltos temporales para agregar conocimientos del contexto al espectador, pero incluye breves cortes en extreme close-up teñidos de rojo, que nos revelan el estado de The Butcher durante el concierto. Estas brevísimas escenas nos delatan como la preocupación de Cooper va in crescendo, a la vez que nos pueden invitar a conectar más con el personaje y sus inquietudes. Otro tipo de planos, como el POV shot (point of view/plano subjetivo) antes de la escena final, nos invita a contemplar el entorno desde los ojos del criminal cuando está siendo arrestado.

La actuación de Josh Hartnett es irreprochable. Ha interpretado a la vez a un psicópata sadista y a un padre cariñoso. Cuando su identidad es revelada a la familia, es cuando comienza a mostrar su lado sociópata sin tapujos, una interpretación impecable. La risa maquiavélica de la escena final, cuando Cooper comprende que jamás verá a sus hijos de nuevo y se despide de su vida como la conoce, es un momento íntimo entre The Butcher y el espectador, que incomoda tanto como hipnotiza. La actuación de Hartnett es es la única destacable en esta película, además de la de Saleka como Lady Raven, pero por motivos opuestos. Saleka presenta una interpretación extremadamente blanda, insípida, carente de emoción e incluso de entonación. Sus palabras eran llanas, no suscitaban sensaciones. Sus intervenciones relevantes, pero desapercibidas. Su papel secundario daba mucho juego, una lástima que no haya sabido exprimirlo. Me sorprende su elección.

La historia y la trama son tan buenas como desaprovechadas. Un público «atrapado» que camufla a un asesino durante un concierto suena bien, yo me compré una entrada, pero la facilidad con la que Cooper consigue escaquearse de cualquier inconveniente es irritante. Es divertido lograr que se empatice con un protagonista que no tiene buenas intenciones, pero en este caso la trama surrealista impulsa a preferir que no tenga éxito mientras se espera un final cercano de la película. Que The Butcher se monte en la limusina de Lady Raven sin que esta alerte a nadie es demasiado improbable, que su hija no se percate de que el comportamiento de su padre está siendo extremadamente bizarro y que Lady Raven con toda la calma inicie un directo en redes sociales para anunciar el paradero del secuestrado en lugar de llamar a la policía es enervante, que Rachel envenene en el último momento a su esposo resulta irónico, que The Butcher arranque disimuladamente con fuerza humana un aspa de una bicicleta es imposible, etc. Si las películas realistas carentes de esta cualidad no le agradan, le aconsejo que se ahorre el enojo por desear un final cercano que no termina de llegar.

Los diálogos y los escenarios son adecuados. Nada excepcionales, adecuados. Permiten un correcto desarrollo de los eventos y una inmersión conveniente. La historia no es aburrida, y tanto los espacios físicos (recinto del concierto y vivienda de Cooper) como las conversaciones crean un inmersivo desarrollo, que sirve para amenizar la película y hacerla entretenida. Por la trama, el entretenimiento inmersivo se corta en múltiples ocasiones, puesto que continuamente irrita la falta de realismo en acontecimientos más bien improbables.

Recomendación, tráiler y segunda parte

La Trampa deja mucho que desear. Es una lástima ver una buena idea ser desaprovechada y sorprende que Shyamalan, habiendo dirigido exitosas producciones como Múltiple (2016), no haya sabido desarrollar el guion con mejor ojo. A pesar de la escena final, por todo lo expuesto, es improbable que una segunda entrega sea llevada a cabo. Las críticas no están siendo buenas, y Rotten Tomatoes la ha calificado con 55 puntos sobre 100. Mi recomendación es que, si quiere terror, vaya a ver Alien, y si quiere reírse, vaya a ver Deadpool y Lobezno.