Cine
Así es la secuela de 'Los Pájaros' que odia Tippi Hedren
Un fiasco que traiciona el legado del clásico de Hitchcock
Para adentrarse en la secuela de Los Pájaros, primero necesitamos desentrañar el caos que provocó la primera película. Imagina a Alfred Hitchcock tomando una tienda de aves y transformándola en el epicentro de una invasión aviar. Estrenada en 1963, Los Pájaros no solo marcó el debut en pantalla de Tippi Hedren (madre de Melanie Griffith y exsuegra de Antonio Banderas, quien vivió una auténtica pesadilla en el rodaje), sino que también presentó una aterradora historia basada en la novela de Daphne du Maurier.
En la película, Melanie Daniels, una joven rica y algo pretenciosa de San Francisco, se cruza con el abogado Mitch Brenner en una tienda de aves. Mitch, no muy impresionado por la aristocracia de Melanie, la trata con desdén, lo que deja a Melanie bastante irritada. En un intento por vengarse, decide regalar unos periquitos a la hermana de Mitch, Kathy. Cuando Melanie llega a la casa de los Brenner en Bodega Bay, Mitch no está allí, y ella aprovecha para hacer una visita de cortesía. Sin embargo, desde el momento en que llega, los pájaros de la zona empiezan a atacar sin razón aparente, desatando un caos emplumado que se intensifica con cada hora que pasa.
A pesar de ser una película que fue nominada al Oscar por Mejor Efectos Visuales y que celebró su 60 aniversario el año pasado, el rodaje estuvo lejos de ser un paseo tranquilo. Tippi Hedren alegó que Hitchcock cruzó límites con ella. La actriz reveló que el director estaba tan obsesionado con ella que no permitía que nadie se acercara a ella fuera del set. Además, se dice que Hitchcock ordenó que la siguieran incluso cuando dejaba los estudios, para monitorear cada uno de sus movimientos. Todo esto convierte a Los Pájaros en una experiencia cinematográfica tan inquietante detrás de cámaras como en la pantalla.
Así es 'Los Pájaros 2: El fin del mundo'
Ahora bien, la secuela, titulada Los Pájaros 2: El fin del mundo, es un claro ejemplo de cómo una película icónica puede perder su lustre con una continuación que parece querer borrar el buen recuerdo de la original. Estrenada en 1994, 31 años después del clásico de Hitchcock y con el propio Hitchcock ya fallecido desde 1980, esta secuela intentó capitalizar el legado de la primera película, pero resultó ser un fiasco. Rick Rosenthal, el director, quedó tan avergonzado con el resultado que recurrió al seudónimo de Alan Smithee, el alias utilizado por cineastas que desean desvincularse de proyectos con los que están insatisfechos o que han sido alterados por el estudio.
La recepción crítica fue despiadada. Se dice que el póster y la caja de VHS enviados a los críticos aún llevaban el nombre de Rosenthal, y uno de ellos no dudó en decir: «Tenías buenas razones para querer que borraran tu nombre. Si me pasara a mí, también denunciaría». Este tipo de comentarios da una idea clara del desastroso resultado final.
En cuanto a Tippi Hedren, la estrella de la película original, su regreso en esta secuela fue más un truco publicitario que un verdadero homenaje. Aunque se le prometió que retomaría su papel de Melanie Daniels, el guion fue alterado y terminó interpretando a un personaje menor llamado Helen, que no aporta mucho a la trama. Hedren se mostró frustrada, afirmando que reducir su papel a un simple cameo fue un grave error. En entrevistas posteriores, la actriz describió la experiencia como «horrible» («Me avergüenza horriblemente», dijo en 2002).
La trama de Los Pájaros 2 sigue a Ted, un profesor de biología que lleva a su familia a una isla remota para unas vacaciones. Poco después de llegar, Ted sufre un ataque de un pájaro, pero el incidente es desestimado. Las cosas empeoran cuando los pájaros invaden la habitación de sus hijos durante la noche, causándoles heridas graves. Sin embargo, el alcalde del pueblo ignora el problema para no asustar a los pocos turistas que visitan la isla. En resumen, la película resulta ser un fiasco monumental, con una trama y ejecución que superan incluso las expectativas de lo que podría considerarse simplemente malo.