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Katharine Hepburn, en una imagen de archivo

Katharine Hepburn, en una imagen de archivoGTRES

Cine

El mejor personaje de Katharine Hepburn, según ella misma

La actriz eligió su interpretación favorita antes de fallecer hace ya 21 años

El ego y la vanidad son componentes esenciales para llegar a lo más alto en Hollywood. No hay ninguna estrella en la historia que haya llegado a la cima sin tener la máxima confianza en sus habilidades. Katharine Hepburn era una de ellas, sabía que su talento era infinito.

La legendaria actriz fue única en su especie y arrasó en la Edad de Oro de Hollywood tanto en la pantalla como fuera de ella, combinando una serie de actuaciones increíbles con un intenso y demostrado desinterés por todo lo que no fuera el cine. Era una estrella y todo el mundo lo sabía, pero a ella no se le ocurría nada peor en la vida que tener que comportarse como tal.

Hepburn, una actriz muy reservada y poco dispuesta a doblegarse a las convenciones de su época, se convirtió en una heroína precisamente porque se negaba rotundamente a ser otra cosa que ella misma. No hacía política, rara vez menospreciaba a sus compañeros a menos que sintiera que lo merecían, y la noción de celebridad le resultaba horrorosa que su único objetivo una vez abandonaba los platós es que la dejaran en paz.

Con razón, además, Hepburn es la única persona que ha ganado cuatro premios Oscar, todos en la categoría de Mejor Actriz. ¿ Cuántas veces asistió a la ceremonia a lo largo de su ilustre carrera? Una sola vez, pero ni siquiera fue para recoger el galardón, sino para entregar un premio honorífico a su amigo y productor Lawrence Weingarten. Llegó directamente de casa ataviada con su ropa de jardinería y se marchó en cuanto lo hubo dado.

Para subrayar su grandeza, a menudo se pasa por alto que Hepburn tan sólo hizo 44 películas. Eso significa que ganó un Oscar por cada 11 películas. Si Meryl Streep –la segunda de la lista– siguiese ese mismo camino, entonces ya tendría siete galardones –actualmente, posee 3 y 21 nominaciones.

Lejos de ser una persona egocéntrica, cuando le preguntaron por su mejor interpretación, Hepburn se negó a darse crédito a sí misma y puntualizó en cambio cuándo la «utilizaron de manera más efectiva».

Locuras de verano

Escena en la que se cae a un canal

En este sentido, apuntó, que Locuras de verano era «la que me lleva al límite. David Lean es extraordinariamente inteligente, un cineasta brillante. Duro. Nunca me dejó tirada. Me sentí presionada en otras películas, por supuesto, pero si quieres verme siendo desafiada con mucho cuidado y por completo, empujada hacia lugares que no siempre elijo, tendría que ser esa película, con Lean».

En la citada película, Hepburn interpreta a Jane Hudson, una secretaria de Akron (Ohio) que, después de mucho ahorrar, consigue viajar a Venecia para pasar sus vacaciones soñadas, y, por qué no, enamorarse de un italiano encantador.

Sin duda, fue una producción que cambió la vida de Hepburn. Y no solo por el maravilloso rodaje que pasó en la ciudad de las canales, sino por las consecuencias de la escena más mítica del metraje. El hecho de que se cayese y nadase en las insalubres aguas del canal veneciano, le provocó una enfermedad ocular crónica que afectó a su visión durante el resto de sus días. Sin embargo, era una actriz a la que le entusiasmaba que le plantearan retos y, como Lean comprendió y aprobó esa tarea mejor que nadie, no creía que hubiera sido mejor que bajo su supervisión.

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