Alberto Chicote no da crédito durante su visita en ´Pesadilla en la Cocina´: «¿Acaba de entrar un tío en moto?»
Chicote se enfrenta al caos en un bar motero repleto de comida congelada y bailes en la barra
Este martes, Alberto Chicote se enfrentó a un reto inusual en Pesadilla en la cocina al visitar La Dulce Harleey, un bar motero ubicado en Alcalá de Henares. Este local, conocido entre las mujeres moteras, prometía ser un espacio único para los amantes del rock y las motos. Sin embargo, lo que Chicote encontró fue un caos absoluto: una oferta gastronómica pésima, clientes que entraban con comida de otros restaurantes, y un equipo más preocupado por la fiesta que por la calidad del servicio.
Desde el inicio, Chicote alucinó con el descontrol del local. María, la dueña, estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para que los clientes se quedaran, incluso regalar rondas de chupitos y bailar en la barra al más puro estilo de la película El Bar Coyote. Todo esto, mientras el chef descubría que la cocina no estaba equipada adecuadamente y que todos los platos eran comprados y congelados. «Esto no es una cocina, es un microondas», criticó Chicote tras probar varias de las opciones del menú, que nunca se respetaba y cambiaba según lo que había disponible en la nevera.
'Pesadilla en la cocina'
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El momento más surrealista de la noche llegó cuando, en pleno caos, una moto entró en el local como parte de un supuesto «espectáculo». Chicote, sorprendido, no daba crédito a lo que estaba viendo. «¿Acaba de entrar un tío en moto?», exclamó, mientras María trataba de justificar que ese tipo de eventos eran parte del atractivo del lugar.
El caos no solo se limitaba al ambiente festivo. Entre las rondas de chupitos y el bullicio, muchos clientes se marchaban sin pagar. Chicote intentó intervenir y poner orden, pero uno de los mayores retos fue la actitud desafiante del encargado del local, que se negó a reconocer los problemas evidentes en el funcionamiento del restaurante. El enfrentamiento entre Chicote y este miembro del equipo fue uno de los momentos más tensos de la temporada.
Finalmente, y pese a las dificultades, Chicote logró implementar cambios importantes. Se introdujo un nuevo menú y se reformó el local, aunque no sin obstáculos en el camino. A día de hoy, La Dulce Harleey sigue en funcionamiento, ofreciendo un espacio para los amantes del rock y las motos, pero con una oferta gastronómica mejorada gracias a la intervención del chef.