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Joaquin Phoenix y Lady Gaga protagonizan Joker: Folie à Deux, desde este viernes en los cinesWarner Bros.

Crítica de cine

'Joker: Folie à Deux': un desconcertante giro en el cine de superhéroes

El tema del film sigue dando vueltas a la identidad, a la cuestión de la naturaleza del «Yo»

Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) cumple condena por los crímenes perpetrados en la anterior película, dirigida también por Todd Philips. Está abatido y demacrado y es objeto de burlas de los policías de la prisión. Se acerca el momento del juicio y su abogada Maryanne Stewart (Catherine Keener) trata de preparar el proceso, haciéndole ver que su baza es considerar a Arthur como un esquizofrénico, siendo Joker su otra personalidad perversa que a veces le domina. Antes del juicio, en un taller musical de la cárcel conoce a Lee (Lady Gaga), una extraña mujer de la que queda prendado. Durante las sesiones del juicio, la historia va a dar un giro inesperado. En los momentos más difíciles, Arthur tendrá se evadirá con delirios oníricos musicales en los que vivirá momentos especiales con Lee.

A estas alturas los fans del personaje, de la saga, o de los comics, lo que quieren saber, tras pasearse por internet y por las redes sociales, es si tienen razón todos los comentaristas e influencers que dicen que Joker: Folie à Deux es una película desastrosa, desaprovechada y decepcionante. Unos se quejan de que los números musicales desinflan la historia, otros de que Joker se ha convertido en un perdedor y otros de que la película rompe con su predecesora y dé la espalda a las expectativas de los seguidores.

Como no me considero fan del Joker ni seguidor de los comics de la DC, voy a tratar de exponer serenamente lo que me ha parecido Joker: Folie à Deux como película de entretenimiento, como guion –teniendo en el rabillo del ojo la hondura que alcanzó el film anterior–, y cuál es la calidad interpretativa de Joaquin Phoenix y de Lady Gaga.

Una premisa: es un drama musical. A muchos les costará casar los conceptos de «Joker» y «drama musical». Es una opción legítima si consigue funcionar. Aquí funciona… regular. La película es un coctel en el que hay drama carcelario, muchas secuencias de cine judicial, otras de musical clásico, cine de fugas y tampoco falta el cine de animación (todo el comienzo de la película). Pero sin embargo, no es una película especialmente entretenida; tiene alguna escena con fuerza en sí misma, pero en general no consigue transportar al espectador al mundo de la película. Igualmente, entre las escenas musicales, las hay brillantes y las hay anodinas.

Phoenix y Gaga en el set de la películaGTRES

La interpretación de Joaquin Phoenix es similar a la de la anterior entrega: magnífica. Nada que ver con su interpretación de Napoleón. La de Lady Gaga, muy buena, pero algo inferior. ¿Hay química entre ellos? Pues es tan extraña e improbable a priori, que resulta bien, aquí sí se puede decir que funciona. La puesta en escena es lo mejor, con momentos fotográficos muy brillantes a cargo de Lawrence Sher, encuadres eficaces y mucho oficio en la narración.

El tema del film sigue dando vueltas a la identidad, a la cuestión de la naturaleza del «Yo». Pero sin grandes sorpresas respecto a la cinta precedente. El personaje de Lady Gaga también juega con la misma cuestión. Se podría concluir que es un largometraje que se deja ver, con destellos indudables, pero como fuegos artificiales sobre un cielo más bien plomizo. Si tuviera que ponerle una nota, desde luego sería injusto un suspenso, pero no podría aspirar a más de un 6. Pero es que la anterior no bajaba del 8.