Cine
Esta es la mejor película de terror de la historia según Stephen King
Lo que hace que esta película sea la favorita de King no es solo su terror visceral, sino su sutil crítica social
Cuando se trata de cine de terror, pocos nombres resuenan con tanta fuerza como el de Stephen King. Maestro indiscutido del miedo en la literatura, su opinión sobre lo que hace que una película sea verdaderamente terrorífica tiene un peso especial. Y es que, aunque en estos tiempos el mundo real nos ha ofrecido sus propios momentos de espanto, hay películas que siguen logrando erizarnos la piel y dejarnos mirando de reojo cada sombra.
En una charla con Variety, King dejó claro que lo que nos aterroriza cambia con la edad. Cuando era un adolescente, cuenta que la película que lo tenía sudando frío era La mansión encantada, de Robert Wise (1963). Esa cinta, más sutil que un susto fácil, jugaba con el poder de lo no visto, con la tensión que se acumula en los rincones oscuros de una mansión donde las paredes parecían susurrar. Para un joven King, eso era el verdadero terror: lo que no puedes ver pero sientes acechando.
Luego, ya de adulto, King encontró otra fuente de pesadillas: El proyecto de la bruja de Blair (1999). Esa pequeña maravilla del cine independiente, filmada como un documental casero, logró meter a King en un estado de ansiedad total. Él mismo confiesa que los últimos 35 segundos de la película lo dejaron completamente desarmado. Sin embargo, si King tiene que elegir la mejor película de terror de todos los tiempos, su veredicto es claro: La noche de los muertos vivientes (1968), de George A. Romero. La lista de Variety continúa con otros títulos imprescindibles, desde la angustiosa La semilla del diablo (Roman Polanski, 1968) hasta Tiburón (Steven Spielberg, 1975).
Por qué 'La noche de los muertos vivientes' fascina a Stephen King
La razón va mucho más allá de los sustos o la simple trama de zombis. King siempre ha valorado el terror que surge de lo cotidiano, lo social, y lo profundamente humano. En este sentido, la película de George A. Romero captura perfectamente esos miedos, con un comentario social que resuena tanto en su momento de estreno como en la actualidad. Uno de los aspectos que King destaca, y que también subraya Variety, es el «comentario social adicional» de Romero al elegir al actor afroamericano Duane Jones como protagonista en una época marcada por tensiones raciales y disturbios civiles en los Estados Unidos. La película, sin hacerlo explícito en su guion, se convierte en un reflejo de los problemas raciales de los años 60. El hecho de que Ben, el personaje de Jones, sea un hombre negro que asume el liderazgo y lucha por la supervivencia en una situación apocalíptica, rompe con los estereotipos del cine de la época, en el que los roles principales para afroamericanos eran raros y casi siempre estereotipados.
Ben, a lo largo de la película, muestra ser el personaje más sensato y decidido, enfrentándose tanto a los zombis como a los conflictos internos del grupo que se refugia en una granja aislada. Esta dinámica entre los supervivientes es donde realmente emerge el horror más profundo de la película. Los miedos, prejuicios y debilidades humanas salen a relucir bajo presión, lo que genera un ambiente de desconfianza y tensión constante dentro del refugio. Aquí es donde Romero muestra su verdadera genialidad: el verdadero terror no siempre está fuera, acechando como un zombi; a menudo está en las personas mismas, atrapadas con sus propios demonios internos.
Y luego viene el golpe final (alerta de spóiler para quien no la haya visto): Ben sobrevive toda la noche luchando contra los zombis y lidiando con las crecientes tensiones dentro de la granja. Sin embargo, en una amarga conclusión, es asesinado a la mañana siguiente por una patrulla de rescate que lo confunde con uno de los muertos vivientes. Este final no solo es devastador por el destino del protagonista, sino que también puede interpretarse como una crítica a la violencia racial en los Estados Unidos de la época. En lugar de ser el héroe victorioso, Ben se convierte en una víctima más de la brutalidad e incomprensión humana. Este giro trágico añade una capa sombría a la película, que ha sido objeto de análisis durante décadas.
Romero, con esta obra, no solo creó un clásico del cine de zombis, sino que también entregó un comentario social disfrazado de película de terror. En lugar de enfocarse en sustos fáciles, expuso temas universales como la discriminación, el miedo al otro y la lucha por el poder, utilizando a los zombis como una metáfora de las amenazas que acechan en la sociedad misma. Este enfoque innovador es, sin duda, lo que resuena tanto con King, que ha pasado gran parte de su carrera literaria explorando cómo el miedo, tanto personal como social, define a las personas.