Crítica de cine
'La gran escapada': un Michael Caine en estado de gracia
El actor protagoniza esta película entrañable, sobre una historia real, que es un bonito homenaje a la tercera edad
El tema del anciano veterano de guerra que quiere viajar a Normandía para asistir a las celebraciones del aniversario del Desembarco ha sido ya tratado en varias películas. La última que lo hizo, El último soldado (2023), protagonizada por Pierce Brosnan, se parece demasiado a La gran escapada (2023). La razón es muy sencilla: se basan en la misma historia real, la del veterano Bernard Jordan. En realidad, La gran escapada se estrenó en el Reino Unido una semana antes que la otra, pero en España ha ocurrido al revés: desde junio está El último soldado en plataformas, y ahora llega a las salas de cine La gran escapada. En esta el protagonista está interpretado por Michael Caine, lo cual garantiza diferencias importantes con la protagonizada por Pierce Brosnan. Dos grandes actores, pero muy distintos.
Bernard Jordan vive en una residencia de ancianos de lujo de Dover con su mujer, Irene (Glenda Jackson). Ella es la que más delicada de salud está de los dos. A él se le ha pasado el plazo para apuntarse al viaje a Normandía organizado para veteranos para celebrar el 75 aniversario del Desembarco. En realidad no lo ha hecho porque cree que no debe dejar sola a su mujer. Pero Irene le anima a irse, y él se ve obligado a viajar por su cuenta al no haber ya sitio en la organización. Así que se marcha clandestinamente de la residencia poniendo en jaque a la policía de ambos países.
La película de Brosnan juega con más peripecias y sentido del humor; la que nos ocupa pone el foco en el drama humano de Jordan, que esconde en su conciencia un secreto que le lleva corroyendo por dentro desde que terminó la guerra. Por tanto su viaje no es un mero ejercicio de nostalgia para encontrarse con otros veteranos y recordar los momentos épicos vividos. Es más un viaje interior en el que necesita perdonarse a sí mismo por algo que ocurrió.
El personaje de su mujer, absolutamente entrañable, no se limita a cumplir una función de secundaria. Es uno de los pilares de la historia, y ella también va a hacer un viaje a la memoria del pasado –ayudada de fotografías y discos de vinilo- para renovar la maravillosa historia de amor que le une a su marido.
Las interpretaciones de ambos son sin duda el gran activo del filme. Michael Caine tenía 90 años cuando hizo la película, y Glenda Jackson –fallecida en 2023– 87. Y a pesar de su avanzada edad, nos ofrecen una cantidad de registros, de matices delicados, que suponen todo un espectáculo para el público.
La historia es previsible –y no digamos nada si ya se ha visto la otra- pero el camino existencial del personaje, o mejor, de los personajes, nos atrapa en cualquier caso, y nos brinda dos importantes lecciones: un emotivo canto al matrimonio para toda la vida y una profunda reflexión sobre la importancia de no cerrar en falso las heridas del corazón para poder vivir verdaderamente en paz. Una película entrañable y positiva, que además es un bello homenaje a la tercera edad.