Chicote se emociona en 'Pesadilla en la Cocina' al oír la situación económica de los dueños: «Empeñamos las alianzas»
El presentador de Pesadilla en la Cocina no olvidó su sacrificio y les entregó un emotivo regalo al final del programa
Marcelo y Rosana son una pareja de brasileños dueña del restaurante ‘Los pitos’, en Roquetas del Mar (Almería). Aunque, para ser precisos, se trata de ‘Los pitos III’, según contaba el propietario.
«Mi sueño siempre fue tener un restaurante o un bar», decía. Recibió la llamada de su hermano, que estaba en su país de origen, porque se había quedado sin trabajo. Como le iba «muy bien», abrieron un segundo negocio. Sin embargo, este pasó a ser el principal porque el dueño del local del primero no quiso renovarles el alquiler. Con ese se quedó su hermano, mientras que Marcelo y Rosana montaron el que se puede ver en el programa. Pero no vieron venir la traición.
84.000 a la Seguridad Social y 43.000 a Hacienda
«Se peleó con él y le dijo ‘no quiero ser más tu socio’ y todas las deudas par Marcelo», decía su esposa. El familiar regresó a Brasil dejándole a deber 84.000 euros a la Seguridad Social, otros 43.000 euros a Hacienda y a los proveedores sin pagar. «Yo salí de Brasil para realizar el sueño de Marcelo, si no cambian las cosas volveré porque no puedo más», confesaba Rosana.
Para montar el tercero, un tío suyo que vive en Granada le prestó el dinero. «Empeñamos las alianzas», confesaban, evidenciando su pésima situación.
El emotivo regalo de Chicote
Ante esto, Chicote se puso manos a la obra para reflotar 'Los pitos', empezando por hacer que Marcelo dejase de beber cerveza cada vez que las cosas se torcían. Tras trabajar en la comunicación entre camareros y cocina, tocaba lavar la imagen del local.
«Fuera pitos y bienvenido 'O Cantinho do Marcelo'», decía el presentador de Pesadilla en la Cocina al mostrarles el nuevo nombre del negocio.
Sin embargo, les tenía preparados otro detalle. Chicote, que no olvidó el sacrificio que tuvieron que hacer los dueños al empeñar sus anillos, les regaló unos nuevos. «Ha salvado mi mi restaurante y mi matrimonio, dos cosas a la vez. No sabes como estoy», concluía Marcelo entre lágrimas y abrazando a Rosana.